Hace unos años, la expresión repetida por los gigantes de internet para hablar de la calidad y personalización de sus servicios era el algoritmo. Ahora, toda clase de desarrollos informáticos se presentan bajo el paraguas de inteligencia artificial (IA). Sin embargo, algunas empresas están descubriendo que la IA puede ser un arma de doble filo. Como algunos paraguas.

A comienzos de 2023, por ejemplo, Spotify presentó a su AI DJ (AI por IA en inglés). En un comunicado que resaltaba la capacidad de la plataforma musical de “darte la canción exacta en el momento indicado” o de conectarte con “tu próximo artista favorito”, la compañía explicó que seguía innovando al “aprovechar el poder de la IA de una forma completamente nueva”.

Su DJ de IA conoce tan bien tu gusto musical, que elige lo que escuchás. Que es lo que ya hacía Spotify, pero ahora combinado con una voz que interrumpe la escucha. Así lo definieron ellos un año después, cuando se presentó la versión en español: “Combina una selección curada de canciones con una voz impulsada por IA y complementa la experiencia con datos e información relevantes sobre las canciones y artistas que te recomienda. Todo esto se crea a través de la poderosa mezcla entre la tecnología de personalización de Spotify, la IA generativa en manos de nuestros editores expertos en música y una voz de IA real y cercana”.

“Hemos aprendido la importancia de darles contexto a nuestros usuarios sobre lo que están escuchando. Cuando los oyentes reciben comentarios junto con sus recomendaciones musicales personalizadas, es más probable que escuchen una canción que de otro modo se habrían saltado. A los usuarios premium les encanta DJ. El oyente medio de DJ pasa más tiempo escuchando DJ que los oyentes de cualquier otro set recomendado”, dicen ellos.

Al mismo tiempo, la empresa que fue noticia por su amenaza con retirarse de Uruguay se enfrenta a un enemigo que, irónicamente, también existe como consecuencia del desarrollo de los motores generativos de IA. Se trata de los “artistas fantasma”. Se trata de una veintena de personas que, escudadas en cientos de alias, generan una cantidad enorme de temas de música relajante, de corta duración, con los que pueden llegar a acumular millones de reproducciones.

Claro que lo primero que preocupó a las disqueras fue que la tecnología fuese utilizada, como ocurrió, para generar canciones nuevas (y ficticias) de artistas reales. “El reciente desarrollo explosivo de la IA generativa, si no se controla, aumentará la avalancha de contenido no deseado en las plataformas y creará problemas de derechos con respecto a la ley de derechos de autor existente”, había dicho el director de Universal Music Group. La respuesta es inmediata cuando la IA pone en peligro las fuentes de trabajo. De los directores.

Eso lo sintió en carne propia un ciudadano estadounidense de 52 años, que habría obtenido más de diez millones de dólares por reproducciones en streaming de música falsa, lo que fue calificado por la Justicia de “fraude descarado”, ya que esas mismas canciones ficticias eran reproducidas una y otra vez por bots. Fue arrestado y acusado de tres delitos de lavado de dinero y fraude electrónico, que en conjunto podrían llevarlo a prisión por 60 años.

Los “artistas fantasma” volvieron a ser noticia en los últimos días, ya que una “banda fantasma”, cuyas canciones estarían generadas por IA, acumulaba más de un millón de oyentes mensuales en Spotify. Muchos de ellos se sumaron cuando los medios de comunicación empezaron a hablar de The Velvet Sundown.

Las primeras informaciones sobre la banda incluían a un supuesto representante, quien luego fue revelado como un impostor. Pero este fin de semana llegó la primera confirmación, luego de que la “banda” actualizara su biografía en la citada plataforma musical. “The Velvet Sundown es un proyecto de música sintética guiada por una dirección creativa humana, y compuesta, vocalizada e ilustrada con el apoyo de inteligencia artificial”.

“Esto no es un truco; es un espejo. Una provocación artística en desarrollo, diseñada para desafiar los límites de la autoría, la identidad y el futuro de la música en la era de la IA”, continúa el texto. “Todos los personajes, historias, música, voces y letras son creaciones originales generadas con la asistencia de herramientas de IA empleadas como instrumentos creativos. Cualquier semejanza con lugares, eventos o personas reales, vivas o muertas, es una simple coincidencia”. Y termina diciendo: “No del todo humana. No del todo máquina. The Velvet Sundown vive en algún lugar del medio”.