Adentrarse en el universo musical de Sylvia Meyer siempre supone el riesgo de quedar atrapado en una tarde de sábado invernal: con una ilusión rota en los oídos y la mirada rendida frente a una ventana por la que desfilan todas las cosas que quisimos dejar atrás y las que jamás se concretaron, o extraviada en la porcelana de un elefante para la suerte, la tapa de un frasco de pastillas de magnesio o el filo plástico de un paquete de dulce de membrillo.
Así advertidos, los oyentes más y menos conocedores de la obra de la pianista, cantante e intérprete uruguaya pueden acercarse a este álbum, sin miedo, con la posible ventaja de la brevedad –poco más de un minuto cada una– de sus 15 piezas musicales, aunque conviene no desconocer su potencia estimulante.
Canciones para Liliana Porter reúne temas que documentan la colaboración de Meyer con la artista visual argentina Liliana Porter, en su rol de creadora de las bandas sonoras para los videos, obras de teatro y fotografías de la socia rioplatense, elaboradas en los últimos 25 años.
El lanzamiento coincide con la inauguración de una retrospectiva de la obra de Porter en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, abierta hasta principios de octubre. Parte de ese material está disponible en plataformas digitales como Youtube; entre ellas, las piezas audiovisuales de arte contemporáneo For You / Para usted (1999), Fox in the Mirror (2007), Matiné (2009), Actualidades (2016) y The Riddle (2019), en las que puede rastrearse cada invención sonora de la uruguaya y descubrir la indudable sintonía creativa entre las dos artistas.
“Un álbum que, más que cantar, decanta”, avisa su autora en el texto curatorial de esta selección musical, que habilita, en la vieja lógica de los consumos discográficos de long plays, a seguir el propio camino de las canciones en su orden establecido, o elegir otro personal y antojadizo, abstraídas de las piezas audiovisuales para las que fueron compuestas.
“Para las películas y el teatro de Liliana paso mi voz por los filtros de un Vocalist VHM5 y canto con voz masculina, de niños, de coros, todo”, revela Meyer sobre la samplera de uso múltiple a la que le adjudica un rol para no olvidar en la ficha técnica del disco, en la que además aparece como ingeniera de sonido.
En “Lulú”, unas pocas e inquietantes notas de su piano acompañan la voz de Meyer en una presentación de primera persona cinematográfica. Aquí también firma el poeta y escritor Carlos Maggi. “Marcha” vuelve electrónica y robótica a “La donna è mobile”, de Giuseppe Verdi. En su primera parte, “Them” evoca la melancolía demoledora de su disco debut, Cantar en la oscuridad (Sondor, 1982), y en la segunda, la cadencia de la balada romántica “Moon River” (Henry Mancini y Johnny Mercer) suena afectada de un sutil enrarecimiento.
“Insomnio” termina de explicitar, cuándo no, la naturaleza lúdica y experimental de la música de la artista uruguaya y su oficio de virtuosa pianista y concertista, en este caso, aplicado a un juego coral de un ejército de Meyers en la canción infantil de origen francés “Mambrú se fue a la guerra”, enganchada a otra parienta, “Dominique Nique Nique”.
Con el mismo salvajismo de quien conoce los campos que trilla como las palmas de sus manos, en “Love affairs” aborda atrevida y dramáticamente el tango “Mi noche triste” (Pascual Contursi y Samuel Castriota) y lo moldea a su antojo, provocando el pavor de un cristal imprevistamente deshecho.
Para ese entonces –menos de la mitad del disco– Canciones para Liliana Porter se escucha como una visita generosa por la imaginería desprejuiciada y erudita de la cantante: un lugar sin apuros y sin tiempos, en el que la música de los italianos Claudio Monteverdi y Giuseppe Verdi se cruza amistosa y frecuentemente con melodías populares del 1800 (“My Bonnie”), canciones rusas (“Kalinka”), superéxitos del siglo XX (“Bésame mucho”) y versos de Alfonsina Storni (“Tú me quieres blanca”).
Por encima de todo lo familiar, hierve un residuo sonoro, un virus danzante de las melodías más divertidas, de mambo y valses, o la de “Bolero”, el track 6 cuyo comienzo de insectos no me puedo sacar de la cabeza.
Adentrarse en el universo musical de Sylvia Meyer, además, siempre supone el riesgo de quedar un tanto conmovido, imaginando el llamado popular a la última de las revoluciones del mundo, o al menos la demolición total de Montevideo.
Canciones para Liliana Porter, de Sylvia Meyer. Little Butterfly Records, 2025. En plataformas.