Otra vez, como el viernes con Brasil en Londres, un penal dudoso, o por lo menos controvertido, marcó el destino del partido para la selección uruguaya. Fue 1-0 para Francia. Ayer, también como el otro día con los brasucas, la celeste se mostró muy competitiva, aun con una defensa absolutamente nueva, un mediocampo equilibrado y escasas acciones de ataque, lo que parece una contradicción y no una paradoja, en tanto tenemos a dos de los delanteros más valiosos del mundo.
El campeón del mundo tuvo, como en los últimos años, una extraña combinación de precisión, velocidad, vértigo y capacidad de engaño, lo que obligó a los celestes a un juego de enorme concentración y contracción al trabajo defensivo. La diferencia fue mínima otra vez –aunque esta vez tuvimos mayor posesión de pelota, 56%–, pero faltaron acciones de gol.
“Jamás le di espacio al drama ni a la desesperación”, dijo el Maestro Óscar Tabárez ni bien terminó el partido, agregando que generalmente se aprende más de las derrotas que de las victorias.
Dificulté
Fueron arduos los primeros diez minutos. Francia tuvo la pelota y la manejó con vértigo. A los 11 minutos llegó por primera vez Uruguay cuando Luis Suárez puso a correr a Diego Laxalt, y en el intento del Balde su centro fue despejado al córner. Eso género varias pelotas aéreas al área francesa, e incluso la primera pelota que tocó Hugo Lloris, cuando Matías Vecino cabeceo al arco. En el minuto 15, un pase en profundidad de Antoine Griezmann a Kylian Mbappé generó una peligrosísima situación del joven delantero francés que quedó cara a cara con Martín Campaña después de sacarle varios metros a Laxalt.
Cerca del minuto 25 hubo una buena y esforzada conexión ofensiva de los uruguayos protagonizada por Suárez y Edinson Cavani. La pelota terminó en los pies del jacintense Vecino, quien remató y contuvo el bueno de Lloris.
A la media hora, un pase en profundidad para Mbappé dejó al rapidísimo delantero cara a cara con Campaña. El golero hizo un cierre espectacular y le quitó la pelota. El francés cayó feo, sobre un hombro, y no pudo seguir en el partido.
Otra vez sopa
A los cinco minutos del complemento se desarmó todo. En un ataque francés, la pelota le quedó a Griezmann, quien remató dos veces ante los intentos defensivos de Bruno Méndez, la primera, y de Martín Cáceres, la segunda. El juez pitó penal porque entendió que hubo mano y pecho, y no pecho y mano del Pelado. Olivier Giroud pateó el penal muy bien y colocó el 1-0 en la noche parisina.
En el cuarto de hora entró Giorgian de Arrascaeta por Federico Valverde. El volante había hecho una interesante hora de juego, y también fue buena la gestión del mediocampista de Cruzeiro.
Tabárez le buscó la vuelta y volvió a mover piezas del mediocampo para sumar en ofensiva: Jonathan Rodríguez entró bien abierto contra la raya y salió Lucas Torreira, cambio que permitió que Uruguay empezara a jugar mucho más en campo francés. Cuando faltaban nueve minutos para el final, Cabecita tuvo el empate tras una impresionante asistencia del enorme Cavani. El floridense no pudo calzar la pelota, y Lloris salvó el empate.
Uruguay siguió buscando e incluso mandó un par de ollazos que pudieron haber generado peligro, pero quedamos en eso.
Teniendo en cuenta que se trata de partidos de preparación a mediano plazo, para la Copa América del año que viene y para las Eliminatorias, la sensación de buenos niveles de competencia ante excelsos rivales nos sigue dejando cerca de la esperanza.