Desde un tiro de esquina llegó la apertura del score para los negros, a través de un cabezazo de Federico Platero, que metió un salto para sacarse de encima a los defensores de Progreso y con su testazo cambió la pelota de dirección para colocarla bien esquinada, contra el palo derecho del golero de los gauchos, Carlos Techera, a los 64 minutos. Después de ese gol el partido empezó a picarse e incluso el entrenador de Progreso, Marcelo Méndez, se fue expulsado de la cancha.
Liverpool había hecho méritos para pasar a ganar, sobre todo en la primera etapa, pero no había concretado esas chances hasta que llegó el gol de Platero. Los locatarios, que cerraron el partido con diez jugadores por la expulsión de Mathías Pintos –doble amarilla–, casi concretan un buen triunfo que los hubiera ubicado en la tercera posición del Apertura para soñar con pelear el torneo hasta el final. Pero es fútbol y no hay justicia poética. Progreso, que también terminó con diez futbolistas por la expulsión de Mauricio Loffreda, logró empatarlo en minutos de adición por intermedio de Joaquín Gottesman, de penal.