Llegó el otro Mundial. Dentro del mismo, lógico, pero ahora el tema es ganar o volver. Una responsabilidad, sí, y un lugar soñado en el que sólo están 16 selecciones.
La cita se sabe de memoria: 15.00 de nuestros relojes en el estadio Olímpico Fisht, de Sochi; la ley será impartida por los mexicanos César Ramos, Marvin Torrentera y Miguel Hernández, y si alguien no gana en los 90 minutos habrá alargue y penales (vale recordar otra cosa: si hay alargue habrá una cuarta sustitución habilitada para ese tramo).
Como cada vez que sucede, Óscar Tabárez no dio el equipo con antelación. Con la recuperación de José María Giménez, el cambio será uno sólo con respecto a la oncena que inició el último juego del grupo A: Giménez por Sebastián Coates. Entonces, iría Fernando Muslera al arco; Martín Cáceres por el lateral derecho, Josema Giménez y Diego Godín al centro de la zaga y Diego Laxalt por el lateral izquierdo; Lucas Torreira ocuparía la zona de volante tapón; por delante del fraybentino se pararían Nahitan Nández por derecha, Matías Vecino por la izquierda y Rodrigo Bentancur suelto para atacar, aunque replegado para defender; y arriba salen de memoria los delanteros: Luis Suárez y Edinson Cavani.
Con carpeta
Ayer, ante una sala colmadísima de periodistas, expusieron Tabárez y Suárez, quizás como un intento de reparación de lo que pasó cuatro años atrás, cuando antes del partido de octavos de final en Maracaná, Tabárez compareció en solitario y sin preguntas manifestó ideas, emociones y decisiones en torno a la situación de Suárez, deportado por aquella FIFA.
Suárez respondió acerca de su larga relación con Edinson Cavani y el objetivo final de ambos: sumar para Uruguay. Habló de las diferencias entre este partido y sus duelos en clubes con Cristiano Ronaldo y de lo que representará este enfrentamiento de hoy entre selecciones, de su forma física, de Pepe y del calor.
El Maestro, por su parte, dio respuestas que envolvieron de interés a sus receptores. Se lo notó seguro, tranquilo y con una expectativa sustentada en la realidad: “Nosotros hemos hecho todo lo posible para llegar muy bien preparados y tratar de alentar la esperanza de ganar. Obviamente, por la calidad del rival y que esto es un Mundial, sabemos que no es sencillo. Modestamente, tenemos con qué enfrentar a Portugal. Estamos bien. Más allá del juego, donde recién se empezó a vislumbrar lo que queremos en el tercer partido, estamos más cerca que nunca de lo que queremos. Vamos a concentrarnos en el juego”.
Con un talante seguro y solvente, pero sin atravesar las fronteras del debido respeto de una competencia, el Maestro también dijo que “trato de no imaginarme los partidos porque es un juego, y la realidad del partido la definen los futbolistas. Yo no miro estadísticas ni antecedentes porque al fútbol no se juega con las estadísticas en una mochila, se juega con la mentalidad y la cohesión grupal. Eso es lo que tenemos que ponerle enfrente al rival. Se juega con lo que tiene cada uno en potencialidad”.
Acerca de si hay algo diferente en la preparación de estos partidos en los que se sigue o se termina el campeonato, contó que “siempre hacemos lo mismo desde el punto de vista teórico, independientemente de cuál sea el rival. Planteamos el encuadre, aportamos datos e ideas. Conozco bien a estos futbolistas, y en el momento del partido las decisiones las toman ellos. Yo puedo corregir algo puntual, algo con un cambio, pero la diferencia la marcan ellos y tienen mi confianza y la calma para hacer un gran partido”.
Acerca de Cristiano Ronaldo, clave y decisivo en este Portugal, el Maestro señaló que “está en la élite de delanteros del mundo, tiene un gran potencial. Se tratará de planificar el partido, sobre todo contra el equipo rival, considerando la importancia que tiene cada jugador individualmente en la expresión colectiva. Además de todas esas condiciones es el líder del equipo dentro de la cancha. No lo va a marcar sólo [Diego] Godín, hay cosas desde el punto de vista colectivo que vamos a hacer para intentar limitarlo”.