Los números lo certifican: Nacional está imparable. En el Torneo Clausura ha jugado cinco partidos y los ganó a todos, hizo 11 goles y recibió uno solo. Pero la cosa no queda ahí, porque los tricolores acumulan 11 encuentros invicto (porque no pierde desde la primera fecha del Torneo Intermedio, cuando cayó 2-1 ante Defensor Sporting). Esa es la realidad de los de Álvaro Gutiérrez. En la cancha, ante Danubio, por más que la pelota fue generalmente de los de la franja, supo ganar con una receta que le sale bien; cerrarse atrás una vez que consigue mover el marcador.
1. En suma realidad
Fue una cuestión de efectividad. En una de las primeras que tuvo Nacional, un saque de banda en forma de centro al área que despejó Sergio Felipe, la encontró Rafael García. El volante le pegó de aire, la pelota pegó en el palo, luego en la espalda de Federico Cristóforo y se metió; 1-0 cuando el partido recién se armaba.
Si bien el primer tiempo fue parejo, con alternancias en el dominio de la pelota y la cancha, quien jugó más cerca del área rival fue Danubio. Maximiliano Rodríguez y Santiago Mederos, con chispazos de Carlos Grossmüller, fueron los encargados de mover los hilos. Lo que le faltó a los de la Curva de Maroñas fue la estocada final, entrar al área, definir con claridad. Siempre naufragó entre centros forzados o tiros afuera.
2. De respuesta
Lejos de cambiar la postura, en el segundo tiempo Danubio fue de nuevo. Nacional, que no le hace asco a defender, se paró algunos pasos más atrás (siempre con los dientes afilados para salir de contragolpe). La franja continuó siendo superior, incluso más que en el primer tiempo, pero pasaron dos cosas: una, equivocó los caminos (a veces se apresuró en la resolución, en otras no hubo precisión en los pases, le costó encontrar pases entre líneas); dos, Nacional marcó muy bien, tanto por arriba como por abajo: Sergio Rochet estuvo bien, Felipe Carvalho sacó todo lo que anduvo en la vuelta.
Ni Gabriel Neves, ni Brian Ocampo ni Gonzalo Bergessio le dieron soluciones de ataque al bolso. No pudieron, porque Danubio también marcó de buena manera. Eso que a veces llaman oficio fue lo que resolvió el partido. Si cuando se juega por puntos lo importante es ganar, Nacional ganó. Y punto. O tres puntos, mejor dicho.