El último, el de ayer en Tel Aviv, aquel primero en Montevideo, hace 118 años. La historia cimentadora y forjadora de futuro no sólo sostiene y revisa la lista de partidos entre uruguayos y argentinos haciendo que ese ordinal, 192, se pueda ver como el mayor número de partidos jugados entre dos naciones independientes, sino que también puede revelar desarrollos y crecimientos que trascendieron el Río de la Plata y que podrían sustentar una hipótesis acerca de cómo aquel temprano antagonismo entre uruguayos y argentinos elevó a niveles impensados el fútbol hasta hoy.
A veces el mundo contemporáneo, por su inmediatez obsesiva y orientada, su foco desviado y su círculo vicioso de apurarse a escribir una historia con fallas, no nos deja ver la importancia relativa de algunos acontecimientos que para algunos pueden ser piedras fundamentales de algunos desarrollos de nuestras vidas como sociedad.
Cuando el fútbol desembarcó literalmente en el Río de la Plata, el fenómeno de aquel juego de los británicos tuvo a 15.000 kilómetros de distancia una inmediata variación que fue el lanzamiento para el desarrollo del fútbol a nivel mundial.
Es sin dudas el más antiguo e imperecedero clásico del fútbol, es el fenómeno popular y cultural que sentó bases para desarrollos sociales en Uruguay y Argentina, pero además es la síntesis, el extracto de fútbol que disparó y generó el crecimiento del fútbol del mundo.
Como el de ayer, nunca será un partido más.