Fue presidente de su club, Danubio, desde 2013 hasta 2016. Actualmente es el director de desarrollo económico de la Intendencia de Montevideo, ente que puede dirigir en un futuro, cuando Daniel Martínez renuncie para dedicarse a la campaña política. Por ahora quiere fútbol, y para ello pidió licencia laboral. Garra habló con el último de los tres candidatos a la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Óscar Curutchet.

¿Por qué quiere ser presidente de la AUF?

Porque es un desafío trascendente por el momento histórico que vive el fútbol uruguayo. Porque tenemos un proyecto con una mirada estratégica que fija un rumbo y que, fundamentalmente, apunta a cambios estructurales que el fútbol uruguayo tiene que transitar. La integración actual del nuevo estatuto permite avanzar para crear un modelo de gestión diferente.

En su caso es la segunda vez que lo intenta. ¿Qué ha cambiado entre aquella vez y esta?

La primera vez no fue una presentación; íbamos a integrar un provisorato en el que nos tocaba asumir la presidencia. Fue un proceso distinto, un momento histórico diferente, con circunstancias absolutamente distintas. Aquello era algo por cuatro meses; hoy estamos hablando de tres años y medio. En este caso, con una constitución política diferente y con perspectivas a futuro de construir de otra manera, dentro de un marco más objetivo, con mayor claridad y mayor profundidad en algunas políticas estructurales que se tienen que llevar adelante.

Con el nuevo estatuto el panorama cambió. ¿Cree que puede llegar a serlo? ¿Qué alianzas hizo?

Hemos dialogado con todos los actores. Tenemos otro formato, con un modelo de integración distinto y con nuevos actores –por ejemplo, la Organización del Fútbol del Interior (OFI) y los grupos de interés–, aunque nos hubiera gustado que también participaran otros. El nuevo estatuto es más diverso, con distintas miradas y con una integración mayor.

¿Dónde se para la candidatura? ¿Hay chances de que sea presidente?

La candidatura nace, fundamentalmente, del apoyo de los clubes de Primera División. Esa es la base y nuestro respaldo político para buscar nuevas adhesiones. Conversamos con todos. Eso nos permite ganar miradas diferentes. Nadie tiene la verdad absoluta, hay distintas verdades relativas. El tema es conjugar. Hay que buscar consensos para lograr lo mejor para el fútbol uruguayo.

Insisto con lo de si cree tener chances de ganar.

En la primera vuelta parece un panorama complejo, debido a la diversidad de opiniones y a los dos tercios que se establecen como exigencia: para ganar se requieren 51 votos. Es complejo. En una segunda instancia, podría ser. Estamos buscando los acuerdos para llegar de la mejor forma a la elección del 21, pero sobre todo para trabajar después del 22, independientemente de quién sea electo presidente.

¿Por dónde va su plan de trabajo?

Eso es lo principal. Tiene distintas líneas directrices, con un plan integral y un plan de contingencia. Primero que nada, tiene que ver la profesionalización y la tecnificación de las áreas dentro de la AUF, definiendo una política comunicacional, comercial y de marketing diferente. Con transparencia, por un lado, y con austeridad, por otro, como forma de llevar adelante la gestión. Hay que ser eficaces y eficientes. El modelo de gestión, además, debe ser participativo. Que todas las partes conozcan la realidad y los números para tomar parte y lograr avanzar. Lo que no pasó en años anteriores fue tener información suficiente para tomar decisiones correctas. Eso tiene que ver con el futuro: hay que cambiarlo.

Hay un tema recurrente, endémico casi, que es el económico. ¿Cómo generaría más recursos?

El fútbol uruguayo está asumiendo nuevas perspectivas, sobre todo en la concreción de un proyecto que entendemos absolutamente necesario, que es la creación de la liga profesional. Eso, la generación de un nuevo producto del fútbol uruguayo, es la mejora del producto. Eso conducirá a la profesionalización de distintas áreas en cada una de las instituciones: la definición de un área financiera y económica, de un área comercial. Además, el hecho de un nuevo y mejor producto genera nuevas posibilidades de acuerdos comerciales y de televisación, o de esponsorización. Eso, por un lado. Por otro lado, está lo que genera la selección mayor o las actividades con los fondos de la FIFA o los acuerdos con la Conmebol. Eso permite avizorar nuevos ingresos. Hay que captarlos con proyectos específicos, como planes para mejorar infraestructuras o proyectos para mejorar las condiciones laborales de los actores. Hay que lograr que crezca la torta para distribuir mejor. Primero es necesario que crezca; después, ser equitativo. Ese es un eje fundamental de nuestro proyecto, sumado a la transparencia, a la claridad.

Son aspectos bastante deficientes en la AUF.

Pero hay que trabajar desde ahí, no desde la aleatoriedad o la discrecionalidad que ha reinado por lo menos en los últimos 20 años de fútbol uruguayo. El patrimonio general del fútbol ha crecido, pero no han acompañado los ingresos de la asociación. Ha habido un desequilibrio muy grande. Hay que generar un marco de mayor objetividad, que permita el equilibrio financiero y económico.

A propósito de la torta y de repartir mejor, ¿hay que rever los contratos que ya tiene asumidos la AUF, los de televisación, por ejemplo?

Hay tres escenarios posibles. El primero es la renegociación inmediata –obviamente, siempre que sea para mejorar los ingresos que tengan los clubes–. Para eso sabemos que del otro lado, desde la empresa Tenfield, el planteo va a ser con plazos y vencimientos distintos. La segunda posibilidad puede ser la reformulación de un contrato nuevo, diferente, obviamente reconociendo las obligaciones y los derechos preexistentes, pero que se dé en el marco de la creación de la liga profesional en 2020. Estamos hablando de la comercialización de un producto distinto, con nuevas fronteras y posibilidades de mercado. Sí o sí tendría que ser un contrato nuevo. Y el tercer escenario es el de rescisión del contrato. Hay que ver el tema de la cláusula, de cuánto habría que pagar para poder hacer un llamado a licitación. Es un escenario a tener en cuenta, que perfectamente puede estar arriba de la mesa.

La Comisión Normalizadora deslizó la posibilidad de AUF TV. ¿Cómo la ve?

Es una idea y, como tal, no es un proyecto. Viene desde hace muchos años, la escuchamos por primera vez desde la presidencia de [José Luis] Corbo. En Danubio tuvimos una experiencia similar. Requiere una apoyatura técnica y profesional de las áreas. Para generar un proyecto como AUF TV se necesitan estudios de factibilidad técnica y, sobre todo, económica, con un plan de negocios y su respectiva proyección. Está buena la idea, pero hay que trabajarla con objetividad.

¿Qué visión tiene del funcionamiento de la AUF? ¿Cómo deja el panorama la Comisión Normalizadora?

Hay que mirar para adelante. No fuimos partícipes de la intervención de la FIFA y la Conmebol, pero estamos convencidos de que el resultado, sobre todo con el nuevo estatuto, es muy positivo para el fútbol uruguayo. Es importante; genera reglas de juego distintas, con una integración diferente. Aspiramos a democratizar los estamentos del fútbol, el acto electoral tiene que ver con eso.

¿Qué rol cree que jugarán los grupos de interés dentro de la AUF?

Pese a los puntos de partida diferentes, por ejemplo, con los futbolistas encontramos los mismos objetivos: fútbol más profesional, mejores condiciones de trabajo, mayor claridad en las decisiones, con mayores oportunidades para expresarse. La participación de todos los grupos de interés era necesaria. Son la expresión del fútbol y está bien que ahora tengan voz y voto.

¿Tiene armado su posible Ejecutivo?

Sabemos que va ha haber un integrante de OFI, al que van a elegir ellos [los clubes que la integran]; va a haber un integrante de los grupos de interés, que pensamos que será un jugador; hemos tomado la decisión de que esté Daniel Jablonka, porque él es parte de esta postura. Eso es lo que hemos avanzado. Queremos que haya una mujer porque creemos que la perspectiva de género es algo muy positivo. Los dos lugares restantes serán para los acuerdos políticos.

¿Qué cambios estructurales haría en la AUF?

Fundamentalmente, la profesionalización y la tecnificación de las áreas, y crear un modelo de gestión por proyectos, más participativo y democrático a la hora de la toma de decisiones. Hay que dar más información, también, para que cada congresista tome mejores decisiones. Eso sería un antes y un después. Lo que nos pasó en todos estos años, sobre todo en el último período de gobierno de la AUF, fue que los clubes no nos sentimos parte de él. La Asociación Uruguaya de Fútbol tiene que ser un modelo, por la incidencia que tiene el fútbol en nuestro país. Lejos de eso, hoy está permanentemente en el ojo de la tormenta por no generar claridad ni transparencia. Hay que cambiar esa lógica.

¿Es el candidato de Tenfield?

No. No me agrada que me encasillen ahí. Es denostar una candidatura que tiene su propuesta o su expresión natural desde los clubes. Sabemos que hay intereses económicos de un lado y del otro, que aparecen con quienes llevaron adelante la intervención, por un lado, y, por otro, los que aparecen con la empresa Tenfield. Nosotros no estamos ni de un lado ni del otro, estamos con los clubes. Si vemos la composición de quienes nos apoyan, puede ser que haya clubes que estén con nosotros y, como nos dicen, “son los que están más cerca de Tenfield”. Pero también es cierto que hay una cantidad de clubes y actores que nos apoyan y que no tienen nada que ver en esa relación. Si se recuerda, nosotros habilitamos la propuesta de Nike para que llevara adelante la comercialización de la indumentaria deportiva de la selección. Además, tenemos una historia personal e institucional con Danubio, de relacionamiento en los mejores términos con Tenfield, pero con independencia política absoluta en cada una de las instancias. Esa apreciación tiende a generar separación. Porque entonces yo podría decir que “los otros candidatos son los candidatos de la intervención”, o de actores puntuales con nombre y apellido. No va por ahí. Es un fuego de artificio que trata de denostar la postulación. No tiene nada que ver con la realidad. Todos nos conocemos dentro del fútbol. Quienes nos conocen saben que no somos candidatos de nadie.