Peñarol perdió 3-1 en Oruro ante San José, y ello sumado a la victoria de Liga de Quito ante Flamengo, imposibilitó la clasificación anticipada de los carboneros, que ahora deberán derrotar a los cariocas en Montevideo para asegurar su pase a octavos de final. Fue mucho más complejo de lo que algunos pensaban y ahora todo está un poco más fuera de control, dado que para Flamengo empatar en Montevideo en el último partido será como ganar dado que tiene mejor diferencia de goles que los uruguayos.
La presentación del partido en la altura para Peñarol no fue nada agradable, y además fue mucho más complejo de lo que el imaginario popular podía presentar como expectativa de competencia. No es changa la altura, y es mucho más complicado de superar para las oncenas uruguayas que no se basan en posesión, buena técnica y correcta circulación de la pelota, sino que construyen sus partidos a través de un infatigable esfuerzo físico y un ejercicio permanente de recuperación de la pelota. La modificación de la prestación de los futbolistas en los 3750 metros sobre el nivel del mar (Oruro es una de las ciudades más altas del mundo) tiene un agravante que refiere primero al colectivo: los futbolistas sienten un gran cambio de manera individual. Pero además la dificultad la tienen en el ensamble colectivo. Si a ello le sumamos que el rival maneja a la perfección cada una de esas variables y además explota las incomodidades del rival la primera percepción es que el partido no tiene correspondencia con las posiciones en la tabla del grupo.
El equipo de Diego Memo López, qué reservó a varios de sus titulares y dio lugar a jóvenes valores, no se pudo encontrar en la cancha, ya bien por el impedimento físico de la falta de aire, ya bien por la falta de costumbre de cómo corre la pelota en la altura.
Kevin Dawson; Ezequiel Busquets, Fabricio Formiliano, Enzo Martínez, Lucas Hernández; Franco Martínez, Guzmán Pereira, Jesús Trindade; Agustín Canobbio, Gastón Rodríguez y Darwin Núñez fueron los que empezaron jugando. Fueron muy incómodos los primeros minutos. San José atacó repetidamente en la media hora inicial y le dio mucho trabajo a Dawson.
Peñarol lo supo sufrir el partido, con aplomo y tranquilidad a pesar de verse superado fue llevando el trámite del encuentro a donde más le convenía. Ya sobre los 37 minutos de juego pudo haber anotado Peñarol en la única jugada que los carboneros pudieron armar para llegar al arco de Carlos Lampe: la robó Darwin Núñez por la banda izquierda, empezó una progresión de potencia y velocidad y terminó quedando frente al arquero boliviano, pero la definición no fue la mejor y Lampe salvó su arco. Tras tanta amenaza por el juego aéreo, cuando ya en la segunda parte los aurinegros estaban menos sofocados, en un córner llegó la apertura del marcador para los bolivianos, anotada por el colombiano César Mena, que metió un doble ritmo perfecto casi en el área chica para vencer a Dawson. La misma combinación, córner de Javier Sanguinetti y doble ritmo del colombiano Mena, propició el segundo gol de los orureños, que llegó a través de la conversión del remate penal de Carlos Saucedo.
Ya con Cristian Rodríguez y Lucas Viatri en campo, una gran habilitación del sabalero para el juvenil Brian Rodríguez propició su gol en asociación con un desvío en Mena. Estaban 2-1 a falta de 10 minutos, y unos minutos después Cebolla hizo estallar el travesaño cuando llegaba el empate. En vez de la paridad, llegó el tercero de los bolivianos a través de una jugada y definición del argentino Sanguinetti, el mejor jugador del partido, que liquidó el marcador pero no las esperanzas de Peñarol.