Con un gran partido y muy buena contundencia en el ataque, Uruguay arrancó perfecto la Copa América: goleada 4-0 sobre Ecuador. Nicolás Lodeiro, Edinson Cavani, Luis Suárez y Arturo Mina, en contra, facturaron los goles celestes. La selección uruguaya hizo todo bien: logró el primer gol rápidamente, apabulló a su rival a la manera de los buenos boxeadores: aprovechando el momento, y cuando se puso en ventaja –numérica y de juego– administró a la perfección con el piloto automático puesto.
1. Aplastamiento
Lo del primer tiempo de Uruguay fue muy bueno con flechita hacia arriba. Y esto no fue sólo por los tres goles, aunque esa diferencia marca bien las cosas. También fue por el juego, por la superioridad sobre el rival, por minimizarlo pero no únicamente desde la presión y la marca, sino con la pelota, jugando para adelante tanto por el centro como por las bandas, porque metió a su rival en el último cuarto de cancha y porque, ahora sí, fue efectivo a la hora de mandarla adentro. A los tres goles se sumaron otros tres que no se concretaron: dos de Edinson Cavani –uno de taco que era una joyita– y otro de Lodeiro que se fue arriba. Más claro: 50%, un porcentaje envidiable en cualquier escuela futbolística.
La practicidad de Lodeiro en el primer gol fue excelente. El volante por la izquierda hizo la personal levantando la pelota por encima del lateral derecho, sacándose otro defensor con enganche orientado hacia su pierna hábil y tirando el latigazo seco y cruzado. Tremendo.
Superado desde ese gol, que llegó en el minuto 5, Ecuador fue desordenado: sintió el cimbronazo y no pudo jugar. Uruguay lo cerró bien y poco pudo hacer. A su vez, entre el nerviosismo y la necesidad de hacerse con la pelota, equivocó el camino pegando y pegando. Y lo pagó caro, porque José Quintero se fue expulsado tras un codazo a Lodeiro, y ahí Uruguay aprovechó.
La media chilena de Cavani fue un poema y el gol de Suárez transmite lo bien que salió la jugada preparada: córner desde la izquierda y el de Barcelona estaba en el segundo palo, a la espera del toque o del rebote.
2. Amoldarse
El segundo tiempo fue distinto, no en el dominio de posesión y espacio de Uruguay, pero sí en la dinámica de juego. La celeste prefirió jugar con menos verticalidad. Aunque siempre buscó caer al ataque con varios hombres, lo hizo bajándole el ritmo. Las bandas continuaron siendo importante en ese sentido: Nahitan Nández y Diego Laxalt –prácticamente de volante, porque Lodeiro se tiró continuamente al medio para jugar casi de 10– treparon sin parar por los costados.
Con la nueva dinámica, la celeste hizo bien la otra parte importante del plan: defender. El único tiro al arco de los ecuatorianos habla claramente de la buena tarea defensiva de Uruguay. Los de Hernán Bolillo Gómez intentaron con la velocidad de los Valencia, Antonio y Enner, pero no lograron pisar el área.
De tanto ir llegó el cuarto. Arturo Mina, de mal partido, tuvo la desgracia de mandarla adentro de su arco luego de que Gastón Pereiro peleara un centro pasado. Un 4-0 que vale mucho.