Uruguay remontó dos veces y terminó igualando 2-2 con Japón. A la celeste le costó muchísimo el partido. Fue de poco fútbol pero de mucho corazón. Al final, con mucho empuje, estuvo a punto de ganarlo.
Cuando cayó el 1-0 nipón Uruguay no estaba cómodo en la cancha. En esos vientipico de minutos nunca pudo jugar con fluidez. El fútbol asociado por el medio no logró sortear la marca japonesa, las bandas tampoco se conectaron y, sin eso, no le llegaron pelotas a Luis Suárez ni a Edinson Cavani. Para colmo, la lesión de Diego Laxalt cuando fue a cortar una pelota a la derecha. Tras eso, cruzó el campo visiblemente sentido, ellos salieron rápido con pase cruzado hacia la zurda y el lateral celeste nunca llegó a cerrar a Kōji Miyoshi, que fusiló a Fernando Muslera.
Lo mejor del primer tiempo se llamó Edinson Cavani. A él le hicieron el penal que el árbitro no vio pero le chiflaron del VAR que sí y después Suárez empató; fue Cavani quien empezó a verle la veta al juego, tirándose contra las bandas para encontrar la bola y hacer lo que lo colectivo no pudo. Edin reventó un tiro en el travesaño, a otros dos se los paró el arquero y también fue quien puso a correr a Lodeiro y a Nández. Así salió del ahogo Uruguay y se fue bien al descanso, con otra imagen.
Cuando parecía que sí, que la celeste haría pie en el partido, después de que el arquero le atajara un mano a mano a Cavani, un contragolpe nipón cayó como baldazo de agua fría. Muslera casi lo evita, pero en el rebote fue 2-1 por el sentido de ubicación de Miyoshi.
Pero a este cuadro le sobra corazón. Sabiendo que por abajo los circuitos no funcionaban del todo bien, Uruguay empezó a apostar a la cancha de arriba. En cada tiro libre o córner la celeste fue con todo al ataque. De tanto ir, Josema Giménez fue más alto y fuerte que sus dos marcas e igualó 2-2.
Ahora sí: Lucas Torreira y su trajinar, Giorgian de Arrascaeta aportó más tenencia y, con eso, más fútbol, Federico Valverde entró clarito, y el dinamismo por abajo fue celeste. El travesaño caprichoso le dijo no a Suárez, una del Pelado Cáceres (que terminó casi de puntero) generó suspiros, Edin reventó una en las gradas, otras balas picaron cerca y, aunque la bocha pasó de lado a lado por el área japonesa, al final no pudo ser.
Fermín Méndez, desde Porto Alegre.