A veces para Peñarol, acostumbrado a pelear y ganar campeonatos, pareciera que el simple hecho de sumar en dos partidos consecutivos, sin brillar, sin llamar la atención de sus seguidores ni de los especialistas, no fuese nada importante. Pero lo es. No será extraordinario, claro, pero sin embargo es una base fundamental para proyectar a futuro lo que puede hacer el elenco de Diego López, que tuvo excelente nota en el Apertura, pero que en el Intermedio, y fundamentalmente tras el clásico, pareciera que se empezara a dudar de sus capacidades y de la de los futbolistas que pone en cancha.

El triunfo en el Centenario no tuvo lujos ni juego de destaque, y se apoyó en dos goles de cabeza de sus zagueros centrales. Así, fortalece su andadura en este Clausura y le permite alcanzar la línea de Cerro Largo en la anual a la espera de lo que pase con Nacional ante Wanderers.

Cancha

El inicio del juego fue lento y sin situaciones de gol. Eso no quería decir que fuera mala la propuesta del partido, sino que ambos contendientes se movían en bloque de campo en campo buscando seguridades.

Hasta los 20 minutos no hubo situaciones de gol para contabilizar, pero en ese momento del partido Gastón Rodríguez sacó un buen remate de zurda peligroso al que Rampla respondió con una profunda estocada de Juan Albín, que metió la pelota en el corazón del área carbonera sin que sus compañeros pudieran empujarla al gol. Ya pasada la media hora re-descubrimos las virtudes del duraznense Rodrigo Odriozola, quien en un minuto debió volar dos veces hacia su caño derecho sacándole a Lucas Viatri lo que parecía iba a ser el gol de Peñarol.

A los 38, después de una racha de superioridad de Peñarol, llegó el gol carbonero a través de un cabezazo de Enzo Martínez. Fue una falta a Facundo Pellistri en tres cuartos de campo picapiedra contra la Olímpica. El centro fue apenas pasado para la posición de Martínez que ganó a su marcador y cabeceo con golpe de billar para que la bola fuera justo a la tronera. Cuando se moría el primer tiempo, una vez más a través de la pelota quieta y el cabezazo, Peñarol consiguió su segundo gol, esta vez por el otro zaguero, Tito Formiliano. En solo 6 minutos, poniendo cabeza, el equipo de Diego López pudo resolver lo que no había podido en casi todo el primer tiempo

El segundo tiempo pareció mucho más dinámico porque instalada la ventaja de Peñarol, Rampla debió volcar todo su juego sobre el arco de Kevin Dawson y dejó muchos espacios atrás. Todo siguió 2-0 hasta que a los 78 Carlitos Núñez, con preciso y precioso cabezazo, cambió el final del partido dado que el gol del silbadísimo delantero canario dejó en juego a Rampla, que con diez por la expulsión del Camello Soto intentó en ese último cuarto de hora. Duró poquito, porque los aurinegros supieron mantener la ventaja y abrochar su segunda victoria que los deja mirando desde arriba y sin vértigo.