La selección uruguaya sub 23 hizo los deberes en su último partido por el grupo B del Preolímpico. Uruguay le ganó 1-0 a Perú, llegó a 6 puntos y un saldo de -1, y con eso esperará a la resolución del viernes, donde le toca mirar de afuera con la expectativa de que nadie lo alcance para ser segundo y avanzar al cuadrangular final para luchar por los dos cupos sudamericanos hacia Tokio 2020.

El gol celeste fue de Francisco Ginella, uno de los mejores jugadores de la noche. Ahí, en la mitad de la cancha, estuvo lo más destacado, porque junto a Ginella jugó un muy interesante partido Manuel Ugarte. Cuando Uruguay dominó ese sector de la cancha fue superior que su rival. En el segundo tiempo, cansancio mediante, los de Gustavo Ferreryra jugaron más bien a la contra. Defensivamente lograron el cometido, pero fueron demasiados metros para transitar en ataque y eso le hizo llegar sin fuerza ni aire como para poder estirar la diferencia.

Un buen primer tiempo

Uruguay se paró bien desde el arranque. A diferencia que en los partidos anteriores, donde le costó hacer pie, ante Perú jugó bien de atrás hacia adelante. Defensa segura, mediocampo con el orden de Manuel Ugarte, la salida de Ginella y Juan Manuel Sanabria, en este caso puntual bien asociado a la proyección de la banda izquierda donde Agustín Oliveros y Santiago Rodríguez hicieron roncha. Además, cuando Uruguay perdió la pelota, la presión fue casi inmediata, lo que hizo que no lo sorprendieran tan rápidamente.

Por la izquierda, precisamente, se elaboró la jugada del gol. Oliveros y Rodríguez la elaboraron, descargaron hacia el medio por donde iba Ginella, y el volante ex Wanderers midió, se cargó el zapato derecho y pateó rasante contra el palo, inatajable para el arquero incaico.

Hasta los minutos finales del primer tiempo se puede decir que la celeste dominó. Diego Rossi empezó a complicar por derecha y Federico Viñas tuvo una clarísima, pero el zurdazo fue bien atajado.

Una aceptable segunda parte

Fue distinto el planteamiento celeste para el complemento. Uruguay se paró más atrás, con su clásico 4-1-4-1, y esperó en su cancha a Perú. Esa movida táctica ayudó a no tener situaciones de gol en contra. Prácticamente Perú no pudo patear al arco. Pero faltó la otra parte del libreto: tratar de atacar más para ampliar la diferencia de goles y estar más cómodos a la hora de la espera.

El paso de los minutos fue haciendo mella en el estado físico de varios jugadores. Hay que tener en cuenta que Uruguay jugó los cuatro partidos en 12 días sin cumplir fecha libre en el medio como sí les pasó a los rivales. Viñas se fue apagando de tanta lucha, lo mismo le pasó a Rossi, quien perdió velocidad en los arranques, y Rodríguez -a quien lo bajaron a patadas permanentemente- sin aire careció de certeza en los pases. Sólo en el final, con la entrada de Facundo Waller, Nicolás Acevedo y Matías Arezo, Uruguay estuvo cerca de ampliar el marcador. La más clara fue de Waller, pero el travesaño le dijo que no cuando el arquero estaba vencido. Ahora, a esperar.