El viento juega su partido en la rambla montevideana. Uno habla del viento y ya piensa en cómo puede jugarle en contra (o a favor). Hablás del viento y lo empezás a pensar dentro de una cancha real o imaginaria. Y no salís del partido. Es como nunca dejar de ser. De ser futbolista o la profesión que hayas elegido. Al floridense Gerardo Pelusso se le escapa el “nosotros” cuando habla de los entrenadores, y cuando le salgo al cruce me acota que no, que no se deja de ser director técnico, que es como le pasa a una jugadora, a un jugador de fútbol: “El que jugó lo será hasta el día que se muera”.
Hay preocupación en la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Fútbol (AUDEF) por la cantidad de entrenadores que han echado los clubes en Uruguay (y en tan poco tiempo). ¿Qué preocupa más? ¿Las formas o la naturalización de esta práctica?
Hay varias causas. Estamos estudiando el tema todo el tiempo. También hay una cuestión que hace a esta situación más grave. Hubo seis meses sin fútbol, la B comenzó hace un mes y medio y hay cuatro técnicos que siguen dirigiendo [de los que empezaron]; la A y la B juegan constantemente, entonces como hay más cantidad de partidos, hay más nerviosismo, todo se compacta y se agrava la situación. Las dos cosas nos preocupan por igual; hay unas que podemos tratar de mejorar hoy, de evitarlas, y hay otras que lamentablemente no, porque si el presidente del club te contrata y a los cuatro partidos te echa no podemos hacer nada: te pagan la indemnización y te vas. Eso está regulado así. Las otras situaciones son las que tenemos que regular, porque no hay nada escrito, tenía que ver con los códigos de vestuario, con las costumbres que nos enseñaron. En este último tiempo hay más directores deportivos, aparecieron los gerentes, los coordinadores, secretarios técnicos, y la situación que se presenta se viene dando hace rato.
“Se va a discutir si existe determinado período de tiempo para que en una situación particular en un club quien pueda ponerse al frente sea el gerente deportivo, o si simplemente no lo puede hacer y punto”.
¿Qué se puede hacer desde AUDEF?
Corregir o mejorar el Código de Ética, agregarle uno o dos artículos para prohibir este tipo de situaciones. Estamos trabajando en eso; no hay nada escrito, entonces hay que dejarlo establecido. Si vos querés entrar como gerente deportivo en un club y después dirigir, podés hacerlo, pero después tenés que atenerte a lo que decida la gremial. Y esto no es nuevo, viene de atrás. Se va a discutir si existe determinado período de tiempo para que en una situación particular en un club, quien pueda ponerse al frente sea el gerente deportivo, o si simplemente no lo puede hacer y punto.
¿Es verosímil pensar en procesos a largo plazo en los clubes?
Con la selección sucedió, y por suerte es una isla aparte. En la selección también se da lo que pasa en todas las actividades de este país: te vas afuera del país y Uruguay, en muchos aspectos, es un ejemplo. Para afuera damos una imagen muy buena; los problemas están adentro. La selección compite con los de afuera, con los jugadores que están afuera y con un cuerpo técnico que ha hecho las cosas de forma maravillosa, pero nosotros ese ejemplo acá no lo tomamos. Escuchamos la palabra “proyecto” a cada rato, y hay equipos que en dos años contratan cuatro o cinco entrenadores, de distintas líneas futbolísticas, además. Primero averigüen lo que quiere decir un proyecto, y después hablamos. En América del Sur, más o menos, tenemos la misma problemática.
Entonces, la clase dirigencial es responsable.
Tendría que mejorar el nivel. Yo no voy a criticar al dirigente del fútbol uruguayo, habría que hacerle un monumento. Tener 30 equipos en Montevideo, que todos pretendan ser profesionales y encima todos subsistan... Si queremos profesionalizar el fútbol, hay que profesionalizar todas las áreas. En ITP [Instituto Técnico Profesional de AUDEP] dimos un curso de actualización dirigencial y lo hicieron 93 personas, quiere decir que hay interés. Fue un paso adelante, y ya estamos preparando el del próximo año. Nosotros, los entrenadores, los árbitros, y los jugadores ni hablar, tenemos que actualizarnos constantemente. Y los dirigentes también. Tienen que ser profesionales, tienen que cobrar, no dejar sus negocios particulares, su familia, para ir a entregarle horas gratis a su club. Es la forma que tenés de exigirles; tenés que saber lo que es un TMS, un pase internacional.
El juego, el periodismo, las redes sociales
¿Cómo analizás el fútbol en Uruguay a nivel periodístico?
Depende qué enfoque le quieras dar al análisis. En un partido hay distintos análisis: el del relator, que tiene una visión del partido; el del comentarista; el del que escribe y va procesando el partido. El análisis de un equipo, de los dos equipos, de los jugadores. Cada uno ve hasta donde sabe. Si yo no sé nada de fútbol, no entiendo el juego, ¿cómo voy a poder ver cuál es el sistema de juego, las variantes, el plan de juego? ¿Cómo se comporta defensivamente un equipo? Cuanto más sabe una persona, más profundidad puede tener su lectura. No sólo en el fútbol, en cualquier ámbito de la vida.
Pero en algunos casos se romantiza la ignorancia.
Yo veo dos tipos de análisis. Uno es el conceptual, el real, lo profundo; otro es el análisis comercial, la noticia comercial. Hay notas profundas (analizar el equipo, el sistema de juego, qué variantes hay) y otras vendedoras, que en algunos casos no tienen nada que ver con el juego. Al periodismo le salió una competencia impensada que le cambió el rumbo, y son las redes sociales. Hay una urgencia por vender la noticia, y no deja de ser una competencia. No hay un procesamiento de la noticia: acá el asunto es quién llega primero, no quién da la mejor noticia. Eso no importa.
¿Por qué tomaste la decisión de no dirigir más?
En 2016, en Catar, pasé noches enteras sin dormir. Me preguntaba: “¿Qué estoy haciendo acá a esta altura de mi vida?”. Me quería venir para mi casa, mis compañeros me bancaron todos los malhumores. Luego, me tomé un año sabático para meditar la situación, y vino a reunirse conmigo el presidente de Deportivo Cali, una persona extraordinaria. El Cali es el único club que no tiene una mancha con el narcotráfico, y con eso te digo bastante. Es un club distinto, y me entusiasmé. Ese fue el último equipo que dirigí, y cuando me volvía para Uruguay sabía que como director técnico mi carrera se había terminado. ¿Qué voy a buscar? No soy millonario, pero lo que tengo me alcanza para vivir, voy a vivir una vida sola. Gané un campeonato internacional, salí campeón en cuatro países distintos. El fútbol me dio más que lo que yo soñaba.
¿Se deja de ser entrenador?
No. Es como ser jugador de fútbol: el que jugó lo será hasta el día que se muera. Ser jugador y ser entrenador son cosas distintas. Vos te transformás en jugador sin darte cuenta, te gusta jugar a la pelota y vas creciendo hasta ser un monstruo del fútbol, correr atrás de la pelota y divertirte. El jugador de fútbol no elige ser crack en Europa. Por el contrario, ser entrenador es una elección cuando ya estás maduro. Vos lo elegís; te tenés que preparar, tenés que estudiar, tenés que bancarte las ingratitudes que trae aparejadas.
“Es una herramienta que se va a quedar. Lo que habría que imaginarse no es si el VAR va a estar o no en el futuro, sino cómo va a ser el fútbol en 2026”.
¿Cómo ves la aplicación del VAR en América del Sur?
Está bien, le da justicia al juego, y está en un proceso de prueba más que de realización. Hay que pulir muchas cosas, y se tienen que preparar mejor los árbitros, porque muchos recién están aprendiendo. Es una herramienta que se va a quedar. Lo que habría que imaginarse no es si el VAR va a estar o no en el futuro, sino cómo va a ser el fútbol en 2026. El 2022 ya está en marcha, se vislumbra cómo será el fútbol. Pero ¿cómo será en 2026? Eso es un proceso, pero ¿en Uruguay quién lo está viendo? Muy poca gente.