Un caso muy particular –qué nombre para un cuento de Roberto Fontanarrosa– es el que vivirán Óscar Washington Tabárez y el cuerpo técnico de la selección al tener que afrontar, en una semana, el partido inicial de la clasificatoria mundialista sin haber jugado ni un solo partido, ni oficial ni amistoso. Habrán pasado 324 días desde aquel lejano 18 de noviembre, cuando Uruguay enfrentó a Argentina en Israel y empataron 2-2.
En las próximas horas se conocerán los nombres definitivos de quienes compondrán las listas para los partidos ante Chile en Montevideo el jueves, y frente a Ecuador el martes 13 en Quito.
Aquella idea de elenco casi estable que se sabe los libretos y puede aparecer en cualquier momento, ese grupo central esta vez será la herramienta a usar, aunque este año no podrá seguir aquel precepto establecido en el proyecto que desde 2006 dice que “la competición será parte imprescindible de la preparación y evaluación de los equipos y de la formación de los futbolistas, por lo que no debe quedar limitad solamente a las competiciones oficiales internacionales”.
¿Y ahora?
¿Cómo será después de casi un año sin jugar, luego de meses de inactividad de los futbolistas, de un semestre con el Complejo Celeste cerrado y sin los niveles de ascenso a la selección absoluta funcionando?
De no haber sido por la covid-19 y su pandemia, la selección uruguaya de fútbol hubiese acumulado no menos de ocho o diez partidos, entre los que se deberían incluir los dos de la clasificatoria mundialista que se debían jugar en marzo y los cuatro como mínimo que Uruguay hubiese disputado por la Copa América extraordinaria que se iba a realizar este año en Argentina. A eso le debemos agregar el amistoso de despedida para la Copa América, pero además, con expectativa real, uno o dos partidos más por la copa, por lo que estaríamos cerca de la decena de partidos en lo que va de 2020.
Más claro: la selección de Tabárez se va haciendo capa a capa, con conocimiento, crecimiento, experimentación y procesos intermedios que terminan siendo pruebas para llegar al plantel. Para eso se precisa todo lo que justamente faltó en 2020: partidos, entrenamientos, visualización en campo de los jugadores, procesos de adaptación e inserción.
Martín Campaña; Martín Cáceres, Sebastián Coates, Diego Godín, Matías Viña; Lucas Torreira, Matías Vecino, Federico Valverde, Brian Lozano; Edinson Cavani y Luis Suárez son los 11 que jugaron hace casi un año el que sabíamos iba a ser el último partido de 2019, pero nunca imaginábamos que sería hasta ahora el último partido celeste.
Hay ocho de ellos que están en la lista de reservados, que podrían ser nueve porque a Cavani no hay que reservarlo. De ellos, no podrán estar ni jugar este año Vecino, Lozano ni Muslera, quienes están en proceso de recuperación de problemas físicos. La nómina ahora tiene a Rodrigo Muñoz, Martín Silva, Campaña, Godín, Coates, Josema Giménez, Ronald Araújo, Cáceres, Damián Suárez, Marcelo Saracchi, Viña, Diego Laxalt, Mauro Arambarri , Valverde , Rodrigo Bentancur, Torreira, Nahitan Nández, Nicolás de la Cruz, Giorgian de Arrascaeta, Brian Rodríguez, Diego Rossi, Jonathan Rodríguez, Suárez, Maximiliano Gómez, Cristhian Stuani y Darwin Núñez.
Cómo se arma un equipo
Entre los elementos de descalificación más recurrentes en años a la gestión quinceañera de Tabárez está la afirmación de que “siempre son los mismos” –lo que no estaría mal, aunque esto no se condice con la realidad–.
El 21 de mayo de 2006 fue el primer partido de su nueva conducción, tras la experiencia de 1988-1990. El rival fue Irlanda, Uruguay ganó 1-0 y formó con Fabián Carini, Andrés Scotti, Carlos Valdez, Godín, Walter López, Diego Pérez, Pablo García, Guillermo Giacomazzi, Fabián Estoyanoff (82’ Juan Surraco), Sebastián Abreu y Gonzalo Vargas.
Sí: sólo queda Godín, hoy capitán, de aquel partido de hace más de 14 años.
Desde aquel momento hasta hoy han pasado casi tres lustros, muchos campeonatos, incluidos tres mundiales consecutivos, y más de 150 futbolistas, la enorme mayoría de ellos surgidos de aquella idea que hablaba de establecer políticas de selección y dar permanencia y continuidad a su organización para elevar los rendimientos deportivos.
Más de un año después del primer paso del retorno de Tabárez, en su primer partido oficial debutó en la Copa América de Venezuela cayendo con Perú 3-0 con Carini, Carlos Diogo, Diego Lugano, Godín, Darío Rodríguez, el Ruso Pérez, García, Fabián Canobbio (Cristian Rodríguez), Estoyanoff, Diego Forlán (Vargas) y Vicente Sánchez (Abreu). El Chino Álvaro Recoba estaba lesionado, y a partir de ese momento jugó hasta que perdimos por penales la semifinal con Brasil. Otra vez el rosarino es el único que queda desde aquel primer partido oficial del Maestro Tabárez. Aquí, después del partido por el tercer puesto con México, es que efectivamente empieza el proceso de selección de lo que vendría.
El primer partido de la clasificatoria mundialista para Sudáfrica fue con Carini, Maximiliano Pereira, Andrés Scotti, Godín, Jorge Fucile, Pérez y García, Cebolla Rodríguez, Luis Suárez (Vicente Sánchez), Forlán (Mario Regueiro) y Abreu (Carlos Bueno). En el banco de suplentes quedó el Pelado Cáceres. Ese partido fue el 13 de octubre de 2007 en el estadio Centenario y se saldó con una prodigiosa victoria 5-0 ante los bolivianos. Hoy, tres mundiales después, sólo tres, Godín, Suárez y Cáceres, podrían llegar a estar en el Centenario como 13 años atrás.
Segundo y tercer ciclo
Después de haber sido cuarto en Sudáfrica 2010, el 7 de octubre del 2011 arrancó otro nuevo ciclo para llegar a una fase final. Aquellos eran campeones de América y en ese momento no daba mucho para hablar del “club de amigos”. Ese día arrancaron Muslera; Cáceres, Lugano, Godín; Maxi Pereira, Pérez, Egidio Arévalo Ríos, Álvaro Pereira (Fucile); Edinson Cavani (Cristian Rodríguez), Suárez y Forlán. De los que salieron al Centenario hace nueve años sólo podrían repetir Godín, Cáceres, Suárez y Cavani, aunque también podríamos suponer que estaría Muslera, si no se estuviese recuperando de una fractura.
Otro 8 de octubre, pero de 2015, Tabárez, a través de Celso Otero –que fue quien dirigió en La Paz–, dispuso un equipo conformado por Muslera; Cáceres, José María Giménez, Godín y Palito Pereira; Carlos Sánchez (Nicolás Lodeiro), Mathías Corujo, Álvaro González y Cebolla Rodríguez (Camilo Mayada); Stuani y la Joya Abel Hernández (Diego Rolan).
Sigue siendo el hoy zaguero del Cagliari el único que se mantiene desde aquel primer partido, pero debemos recordar que en relación a un equipo que fue haciendo la base del elenco estable no pudieron estar aquella vez los suspendidos Suárez y Cavani, pero se mantenían Muslera, Cáceres, Josema y Stuani, de los que habían sido mundialistas en Brasil 2014 y hoy siguen estando en la celeste.
Empezaba a ser cada vez más marcada la inserción y la sustitución de juveniles, que además empezaban a cambiar la matriz de juego de la mediacancha, idea que después, en el Mundial de Rusia 2018, se afianzaría.
Pero hay más. Tras hacerse un lugar definitivo, Vecino, Bentancur, Valverde, de Arrascaeta, Torreira y Cabecita Rodríguez, ya fijos en la Copa América 2019, aparecen o reaparecen después de la copa Brian Rodríguez, Lozano y Darwin Núñez. Ellos son los nuevos, más Fede Valverde, que ni siquiera fue al Mundial pero parece de siempre. Ni hablemos de Vecino, que empezó a ser titular en medio de la clasificatoria para Rusia.
Tanto gusto
Ahora se suman también Ronald Araújo, Mauro Arambarri, Nicolás de la Cruz y Diego Rossi, integrándose a la mayor pero con un proceso ya establecido en su participación en las selecciones juveniles.
Si todo sale bien, el martes 6 de octubre estarán todos los futbolistas citados en el complejo, y el miércoles 7, un día antes del partido en el Centenario ante Chile, se podrá hacer el primer y único entrenamiento en 324 días.
¿Cómo harán? Días atrás Tabárez respondía a Garra esa interrogante: “En este panorama de tanta incertidumbre, con pocos días de contacto con los futbolistas, tenemos cosas puntuales que nos han jugado en contra, como la lesión de jugadores importantes en el plantel, la primera pregunta es: ¿en qué nos vamos a apoyar? Y la respuesta es en lo que hicimos, es la diferencia. Nos apoyamos en estos jugadores que son los que han hecho el camino. Uno lo que trajo fue una intención con el proyecto, pero soy consciente, y no me estoy golpeando el pecho ni nada por el estilo, sino que tengo una satisfacción personal, con cómo se han dado las cosas, y sobre todo eso, que tiene que ver con una idea, que parte del concepto de vincular el fútbol juvenil con el fútbol mayor en la selección. Son dos partes, hay diferentes fases evolutivas, pero referida al mismo asunto, que eran difíciles de hacer en los primeros años 2006-2007”.
Ya veremos quiénes son los que salen a la cancha. Lo que sí sabemos es que esa parte del elenco estable sostendrá el impacto de esta ausencia de encuentros, y entonces no importará si será Campaña o Martín Silva, la línea final seguramente podrá contener la matriz de Martín Cáceres, Josema, Godín y Viña, en la mediacancha los antes juveniles y ahora fijos Valverde y Bentancur estarán acompañados tal vez por el más joven aún Brian Rodríguez o por el exuberante Giorgian de Arrascaeta, y de punta Suárez ¿con?, y por suerte salen nombres que son garantía de selección.
Estamos aprendiendo a vivir en estas condiciones. En cada caso, en cada ámbito. En la selección se aprenderá sobre lo aprendido, y ello tal vez sea una fortaleza a utilizar.