En un partido a ritmo de confinamiento, el primero de Vélez Sarsfield, el decimoséptimo de Peñarol, velezanos y carboneros empataron sin goles en la ida de los dieciseisavos de la Copa Sudamericana. No es poco empatar en Buenos Aires, aunque pudo haber sido otro el resultado. El miércoles que viene se decide todo en Montevideo. Empezó entusiasmante la cosa. Matías Britos se esforzó por una pelota a la que otro delantero no habría ido, y su pugna por ganarla dio tanto resultado que bordó la línea lateral izquierda, se metió al área y la jugó atrás para la entrada de David Terans, a quien la pelota le quedó para su pierna derecha y no pudo embocarle al arco. Una lástima.
Casi en la recarga, cuando el partido se estaba armando a palo y palo, Vélez estuvo a punto de marcar en una llegada franca de frente de Pablo Galdames que Kevin Dawson salvó de manera espectacular, mandando la pelota al córner. Después de otras experiencias, había que esperar cómo sería la reacción de Vélez, sin jugar oficialmente por más de medio año. Seguramente, el planteo de Peñarol no incluía como elemento determinante la inactividad de los argentinos, pero casi seguro que en el marco de la incidencia de un partido esto podría ser una variable importante para los uruguayos, que, a diferencia de sus rivales, ya habían jugado 16 encuentros entre Campeonato Uruguayo y Libertadores.
Con ritmos diferentes, ambos equipos buscaban el control de la pelota. Con más técnica y dinamismo, Vélez se quedaba con el balón en campo de Peñarol, pero los aurinegros, con Cristian Cebolla Rodríguez en el eje central, distribuyendo y procurando lanzar en velocidad a los delanteros carboneros, emparejaban el juego de manera notoria. Iban 25 minutos cuando Peñarol generó una jugada de extremo peligro en que estuvo a centímetros de abrir el marcador. Lento, pero seguro, el juego se armó de lado a lado y culminó en tres cuartos por el lado izquierdo donde venía Joaquín Piquerez, que con el empeine de su pierna izquierda conectó y la pelota se estrelló contra el vertical derecho del arquero ecuatoriano Alexander Domínguez, después del intuitivo desvío de taco de Terans.
Casi igual
La segunda parte arrancó igual. Mismos jugadores, mismos planteos, mismas posturas. Peñarol ordenado, seguro y forzando un dinamismo que no tiene, jugando por bandas. Terans robó y levantó la cabeza, con su pegada precisa habilitó en profundidad a Urretaviscaya, que la volvió a cambiar a la izquierda donde venía David, zurda y ¡clanc!, otra vez al palo. Hubo 20 minutos de comodidad de la visita, pero después, con el ingreso de Ricky Álvarez y Ricardo Centurión, más la elegante propuesta desde el círculo central de Fernando Gago, empezaron a incomodar a los de Ruben Paz, que con el equipo cansado no accionó la propuesta de relevos.
El elenco mirasol empezó a mostrarse muy cansado, sin respuesta ofensiva ni física y demasiado recostado atrás. Parecía que no podían más los aurinegros, pero no se utilizaban los cambios. Recién a falta de cinco minutos entraron Walter Gargano y el chileno Christian Bravo. A lo último, Dawson salvó a Peñarol y el empate terminó siendo un resultado justo.