Uruguay venció 3-1 a Colombia, jugó su mejor partido del Preolímpico, pero no clasificó a los Juegos Olímpicos porque Brasil venció a Argentina en el cierre. Albicelestes y brasileños fueron los clasificados a Tokio 2020. Los goles de la muy buena victoria celeste fueron hechos por Juan Ignacio Ramírez, Juan Manuel Sanabria y José Luis Rodríguez.
Orden y progreso
No iba a ser novedad en el último partido del Preolímpico: Uruguay salió, en primera instancia, a estar bien parado atrás. Gustavo Ferreyra paró dos líneas de 4 bien juntas, con la novedad de que Maximiliano Araújo jugó como volante por la zurda. Arriba, Ramírez y Federico Viñas se dividieron el frente de ataque, pero también fueron los primeros jugadores celestes en defender. Lo hicieron con una presión alta que no dejó salir con comodidad a Colombia.
A los cafeteros les gustó para tener la pelota. Cuando la perdieron, fueron todo lo contrario: jugaron ofuscados, como desesperados por recuperarla, y cortaron demasiado con faltas. A Uruguay ese plan le gustó para tirar envíos al área. Curiosamente, de todos los que tiró con pelota detenida, ninguno salió demasiado bien, porque o la sacaban los altos zagueros colombianos o la culminación era defectuosa. Sí, en cambio, le salió bien una de jugada: el primer defensa la dejó corta, el segundo se la entregó en el pie a Ramírez y el Colo no perdonó al patear rápido, mitad punta, mitad empeine. 1-0 de alta efectividad, porque Uruguay no tuvo más chances claras. Lastimosamente, Ramírez salió lesionado al final del primer tiempo.
La hora de los golazos
Colombia se paró más arriba en el segundo tiempo. Dejó atrás la línea de 3 inicial, se armó con cuatro en el fondo, tres en el medio y tres en la delantera. Uruguay salió igual, 4-4-2, sólo que Joaquín Piquerez, que entró por Ramírez, fue a la mitad de la cancha y Diego Rossi pasó de segunda punta.
Más allá de las intenciones colombianas, los goles celestes fueron rápidos y desequilibraron el partido. Goles no, golazos. Dos tremendos zapatazos desde afuera del área; el de Sanabria por el medio y el del Pumita Rodríguez a la carrera por la derecha. Efectividad garantida la de Uruguay: tres intentos, tres goles.
Que no quede que la victoria uruguaya se edificó sólo por la eficacia ofensiva. También fue importante el orden táctico, sobre todo con el exuberante trabajo de Manuel Ugarte en la mitad de la cancha. El de Fénix hizo todo bien, tanto cuando tuvo la pelota como cuando la tarea fue recuperarla. No dejó jugar a Jorge Carrascal, tampoco a Eduard Atuesta, y sin ellos Colombia no pudo.
Al final, Ferreyra fue encontrando el equipo a medida que pasaron los partidos. Emanuel Gularte y Mathías Laborda fueron clave en defensa; José Luis Rodríguez quizás haya sido el más parejo del torneo; Sanabria fue creciendo partido a partido; lo mismo que Federico Viñas, que no fue el goleador que suele ser, pero rindió muy bien a la hora de tener la pelota y hacer jugar a sus compañeros.
Pudo ser, pero no fue.