El domingo Luis Suárez hizo un golazo. Su asistente, como casi siempre, fue su amigo Lionel Messi. El argentino armó lío en la mitad de la cancha, se la llevó bien pegada al pie izquierdo de sus intenciones y, cuando vio aire, se la abrió a Suárez. El delantero celeste la colgó del ángulo con tiro cruzado. Joya perfecta para ganarle al Villarreal y seguir a cuatro puntos del Real Madrid.
No fue un gol más. Para Suárez significó un nuevo récord: convertir su tanto 194 e igualar al mítico Ladislao Kubala, quien consiguió esa marca entre 1951 y 1961. Lucho, que seguramente siga convirtiendo goles esta temporada y alguna otra más, ahora va por el segundo de la lista, el español César Rodríguez, quien acumula 230 goles. Lejos, sí, pero no imposible para Suárez.
Lo del salteño es buenísimo. O de buenísimo para arriba. Suárez llegó el club culé para la temporada 2014-2015 y siempre la mandó adentro: por La Liga lleva 145 goles, en la Champions acumula 23 –y le falta completar la de esta temporada–, por Copa del Rey ha metido 19, en la Supercopa de España uno, misma cantidad en la Supercopa europea, más los cinco que ha hecho en el Mundial de Clubes.
Si las temporadas que vienen transcurren sin problemas para Suárez, seguramente se convierta en el segundo goleador de la historia del Barcelona. Primero no lo será nunca porque Lionel Messi, en 725 partidos, lleva 630 goles. ¿Cuánto tiempo pasará para que el uno no sea Messi? Mucho, tal vez.