En un estadio Centenario grande y gordo pero vacío, con el eco de las voces como encerrado en una campana, con los golpes secos de los pases de una pelota muy bien tratada, Torque y Deportivo Maldonado hicieron un muy buen partido que terminaron igualando 1-1. De esos empates que sí.

Mimándola

Fue el partido de los golazos. No se merecía menos un encuentro bien jugado, confirmando las expectativas por las propuestas de los entrenadores.

En el primer tiempo fue mejor el Depor y lo confirmó en la red. En realidad, desde temprano empezó ganando porque César Picante Pereyra hizo un golazo. El veterano argentino hizo un control orientado con el muslo y en pateó en la media vuelta, clavando la guinda cerca del ángulo. Pura poesía.

Con la ventaja a favor, bien parado atrás –estuvo muy seguro Facundo Tealde–, con la manija de Ignacio Nicolini bien secundado por Federico Ramos y Matías Tellechea –que juega de todo–, los fernandinos jugaron cerca del arco celeste, lo que les rindió por dos lados: pudo aumentar en un par de ocasiones y, por lo contrario, no lo inquietaron demasiado.

Ah no, manzana

Torque, que al igual que el Depor preservó seis frecuentes titulares, se entonó con los cambios del segundo tiempo. Fue una tromba el equipo del argentino Pablo Marini. El abanico bien abierto en la mitad de la cancha le dio muchas posibilidades de atacar, sobre todo buscando las diagonales con pases filtrados.

Si juega Darío Pereira es sinónimo de clase y el volante sacó de la galera un golazo, picándola por encima del arquero que achicaba. Fue un 1-1 temprano, a los 5 del complemento.

Los ahora Montevideo City hicieron todo lo que tuvieron al alcance para ganar. Entre ello, tres manos a manos claros. En todos apareció la humanidad de Danilo Lerda, sacando pelotas imposibles. Por eso el punto del Depor debería llevar su nombre.