Boston River, con gol de penal sobre el final del partido de Ruben Bentacourt, derrotó por 1-0 al campeón del Clausura, Liverpool, y de esa forma, en combinación con el empate de Defensor en Cerro Largo, se salvó del descenso, mandando a los violetas a la B.
Los partidos de fútbol tienen variables y alternativas que trascienden el aporte de los colectivos, de los futbolistas, y se entrecruzan con otros valores que no están allí sobre la cancha: al potencial resultado de un partido hay que agregarle el de los otros, que se estaban jugando en simultaneo y tenían puntos en común, tanto para la tabla grande como para la del descenso.
Entonces, cómo empezar a delinear la percepción de un encuentro en el que uno, Liverpool, se jugó la instancia de acariciar su posición más importante a lo largo de su historia, y el otro, Boston River, pugnó por una victoria que lo ayudara a no caer en el abismo de la B.
El primer cuarto de hora fue lento, tranquilo, no de estudio, sino de tránsito medido en el campo de juego. Igual, fue Liverpool quién mostró su perfil de campeón mandando un par de vertiginosos ataques, que finalmente no tuvieron buena conclusión en su penúltimo pase.
Boston River se mostró bien plantado en el campo con su ambición de triunfo, pero siendo consciente de cómo podía llegar a vencer a Liverpool. El juego de toque y conexión del campeón del Clausura, ayer con ausencias importantísimas como los suspendidos Juan Ignacio Ramírez, y Camilo Candido, se fue imponiendo al intento de neutralización de los rojiverdes y sobre los 20 minutos Jean Pierre Rosso, tuvo una jugada de gol pero su remate esquinado de zurda fue muy bien contenido por Gonzalo Falcón. Boston River respondió con una magnífica jugada de Rubén Bentancourt, quien vio el hueco hacia donde iba la pelota, la ganó entre varios defensores, se armó un espacio y remató de derecha una pelota peligrosísima que Sebastián Lentinelli sacó de su arco.
Dinámica de lo impensado
El segundo tiempo siguió con la misma tensión, pero dos eventos diferentes a 100 kilómetros de distancia, cambiaron algo el partido: el parcial 2-0 de Nacional sobre Deportivo Maldonado, más la apresurada expulsión de Agustín Davila redujeron las posibilidades de que Liverpool se pudiese quedar con la Anual, y entonces Marcelo Méndez empezó a pensar en la semifinal del miércoles ante Rentistas, sacó de la cancha a tres fijos y determinantes de su formación : Figueredo, Ocampo, y Medina.
A los 85’ una pelota en largo para Ruben Bentancourt, terminó en penal por mano de Lucas Lemos, y Cavanito Bentacourt metió la pelota contra el palo. Un gol glorioso en la esquina del infierno.
De ahí hasta el final, con el casi increíble modelo de éxito de Juan Tejera para recuperar a equipos al borde del descenso, Boston River manejó la situación, que era su puerta a la permanencia, que finalmente logró.