Ivonne llega desde su casa en el Prado todas las semanas en taxi para practicar remo adaptado en el club La Estacada. Le queda lejos, es un sacrificio económico y de movilidad, pero lo hace por amor al deporte y por salud mental. Ahí la esperan Javier, su entrenador, y alguna de las chicas que dan clase y colaboran con toda la logística del club.
Desde niña practicó deportes. Hizo natación en el Neptuno, básquetbol en Atenas y Welcome, y varias disciplinas eran parte de lo cotidiano. A sus 36 años, luego de un accidente automovilístico que le produjo paraplejia, pasó por momentos de mucho enojo y frustración, pero decidió volver a levantarse.
Superó la tristeza y la depresión junto a su familia y amigos y gracias al amor al deporte. Probó nuevamente con el básquetbol y la natación, para poder ayudar a la rehabilitación, y recientemente encontró su refugio en el remo.
En 2019 la entrenadora de la selección de México, Alejandra Mensi, que viene a Uruguay una vez al año, la llamó y la inició en este deporte en Montevideo Rowing. Pasó por la Escuela Cristiana de Remo, en el lago Calcagno, y en la actualidad compite y entrena en el club de Punta Carretas.
Ya en 2019 llegó al segundo lugar en el campeonato uruguayo. En 2020 quedó primera en esta misma competencia, ganándoles a los varones, ya que en el remo adaptado a nivel competitivo no hay otras mujeres que practiquen este deporte. No pudo representar a Uruguay en el preparalímpico sudamericano en Río de Janeiro 2021, pero a sus 57 años sigue soñando y entrenando para poder hacerlo en un futuro cercano.
En cuerpo y mente
Una buena oportunidad de visibilizar a los uruguayos que practican la disciplina eran los Juegos Paralímpicos de Tokio, pero no hubo celestes clasificados. “El Comité Paralímpico Uruguayo no actuó de manera correcta, a mi entender”, comentó Ivonne, quien no pudo asistir a la competencia clasificatoria debido a circunstancias que no tienen que ver con lo deportivo. “En remo adaptado es muy poco el apoyo. La discapacidad es una limitante para los apoyos y aún se sufre mucha discriminación; tenés que pelearla no sólo en el agua, sino también entre la gente. Yo puedo, soy y me merezco lo mismo que otros”.
El objetivo de Ivonne es seguir entrenando, correr el uruguayo este año con Punta Carretas y ganarles nuevamente a los varones, y así impulsar a otras mujeres a la competencia. “Los sueños se cumplen. Todos tenemos derecho a cumplirlos. Somos nosotros los que nos ponemos los límites; aunque te cueste te vas a sentir viva, valiente y que podés con todo. Estar fuera de la silla de ruedas y estar remando es sentirse libre en cuerpo y mente”, remarca Ivonne.
En remo existen cuatro clases deportivas en función de la discapacidad de los participantes.
PR1: los deportistas de esta clase apenas tienen movilidad en el tronco y las piernas, y utilizan principalmente los brazos y los hombros para remar. Se trata, por ejemplo, de participantes con lesión medular. En esta categoría compite Ivonne Gómez.
PR2: estos deportistas tienen buena función en los brazos y el tronco, pero no en las piernas, de forma que no pueden servirse del deslizamiento del asiento al remar. Aquí encajan, por ejemplo, los remeros con doble amputación a la altura de las rodillas.
PR3-PD: engloba a los participantes con menor discapacidad física, que pueden utilizar brazos, tronco y piernas, así como el asiento deslizable. Los deportistas con amputación de una mano o de un pie, entre otros, encajarían en esta clase.
PR3-VI: deportistas con discapacidad visual, desde la B1 para los ciegos totales hasta la B3 para los de menor afectación. Todos ellos entrenan y compiten con los ojos completamente cubiertos.