Desde antes de que se jugara el primero de los 77 partidos de la Copa AUF Uruguay, el torneo ya era histórico por la riqueza creciente de una necesitada competencia que tardó décadas en, por fin, hacerse realidad.

La Copa Uruguay, si bien no tenía guion inicial, tuvo en su partido 75 un hito que, por su fuerza de contienda deportiva albergando ecuanimidad y justicia en la competencia, le da una fortaleza que sostiene la jerarquía del más amplio torneo nunca jugado en Uruguay: un club que menos de un año atrás era un colectivo amateur que jugaba en la C y que unos meses después, compitiendo en la B, consiguió su primer ascenso a la A, se instaló como primer finalista de la Copa al ganarle y eliminar a Peñarol.

Ni milagroso, ni inesperado, ni increíble. El fútbol es una manifestación deportiva que permite estas cuestiones. La Luz ya es finalista con su épica victoria. El jueves se decide el otro histórico finalista.

Jugar y soñar

Este jueves a las 20.00 en el estadio Luis Franzini se juega la vuelta de la otra llave semifinal, en la que se decidirá cuál será el rival de La Luz en la final de la Copa Uruguay, que se jugará en el estadio Centenario y que, más que el cheque de 100.000 dólares que se llevará el campeón, finalizará con la gloria de ser el primer ganador de un enorme campeonato que vale mucho más que cualquier cheque de siete cifras.

El jueves en el Parque Rodó violetas y gauchos irán por el partido de la temporada, buscando mejorar el buen juego del miércoles de la semana pasada, cuando en el Paladino empataron 1-1, en un juego que parecía que se iba a llevar Defensor, pero en la última pelota, después de mucho buscarlo, lo empató Progreso, como para que este jueves cuando muevan desde el medio esté todo igual que antes de empezar.

Casi todo, porque Gonzalo Freitas, el mediocampista violeta, no podrá estar en el partido por haber sido expulsado en la ida.

La lógica de la superioridad de categoría definida a través de la divisional en que juega cada equipo no vale; tampoco las respectivas campañas a lo largo del año, Defensor clasificando a la Sudamericana y Progreso quedando en el pesado limbo de la B reservándose los sábados de tarde para 2023. Tampoco el único enfrentamiento, el de la semana pasada, que han tenido por la Copa Uruguay. El partido del Paladino fue hermoso por las ganas, por la enjundia, por la búsqueda de dar el paso que los acercara al Centenario. Es cierto que lo pudo haber ganado Defensor, con su juego certero, estable y de buenas combinaciones entre sus jóvenes futbolistas. El modelo de juego de Marcelo Méndez se va asentando en un equipo que logró resolver una experiencia institucional única en 50 años, como fue volver a la A después de una sufrida temporada en la B, y no sólo ha tenido la secuencia virtuosa de ir mostrando el asentamiento de jóvenes, sino que logró estar en la disputa de los últimos torneos, del Clausura en Primera y de esta Copa Uruguay en la que entró en la fase 3 venciendo a Racing 1-0, en octavos de final derrotó a River Plate 2-0 y en cuartos de final a Liverpool 3-0.

Progreso, con Carlos Canobbio como director técnico, juega con sueños y adhesión. No pudo resolver la compleja competencia de la B, pero sí, con mucha fortaleza, cada una de las etapas de la primera Copa Uruguay. Progreso empezó eliminando a Danubio por penales después de haber empatado 2-2, después goleó de visitante a Rentistas 3-0 y en cuartos de final eliminó a Torque al vencerlo 2-1.

El partido que invita a soñar a los participantes, y a ser testigos a nosotros los aficionados, empieza a las 20.00, como se ha dicho, y es televisado por VTV Plus. Las entradas tienen un costo de $ 200 para los no socios y son gratuitas para los asociados de ambos clubes. Los de Defensor van a la tribuna Punta Carretas y los de Progreso a la Ghierra.