La película Al final del partido: el otro lado de una pasión es un documental biográfico sobre los cancheros, utileros y trabajadores hinchas de algunas instituciones deportivas de Montevideo. Su director, Federico Beltramelli, se autodenomina “futbolero, hincha de cuadro chico del interior con ganas de hacer documentales de estas historias”.
Beltramelli cuenta que el origen de todo fue su vínculo personal con Almagro de Salto, el equipo de fútbol de sus amores. “Cuando me vine a estudiar dejé una rutina que para mí era clave: ir a los entrenamientos de mi cuadro y acompañarlo en la cancha. En 1992, una época en que no había bornes de teléfono en todas las casas, yo esperaba a las seis de la tarde de los domingos para llamar a una vecina de mi vieja y que me pasara con ella así sabía el resultado del partido de mi club”, recuerda.
El director se quedó con ese recuerdo noventoso porque luego de mudarse a la capital esas personas con las que convivía se fueron muriendo poco a poco. La historia contada tiene mucho de actualidad, acompañada por registros fotográficos y audiovisuales de ese tiempo vivido en el club salteño.
“Por 2017 el tema quedó rumbeando, latente, había que encontrarle la vuelta a cómo encararlo”, recuerda Mario Jacob, el productor de la película, que no es futbolero, pero le atraía particularmente el tema que trata. Le interesaban algunas notas escritas por Jorge Señorans que retrataban oficios futboleros que pasaban desapercibidos para el periodismo, y cuando lo contactaron se puso a investigar para el documental.
“Somos cultores de ir a ver fútbol en canchas chicas. A veces el fútbol es mucho más lo que uno mira al costado que lo que ve dentro de una cancha. Ahí estaban ellos, en ese costado, en ese detrás de escena. Y eran permanentes, porque uno puede cambiar de jugadores o de técnicos, pero estas personas son como los hinchas, aparte, realmente son hinchas”, explica Beltramelli.
Personajes y personas
La narrativa del documental es conducida por las historias de vida. “Pasamos de la trastienda de la profesión a la persona y a sus valores. Son personas que piensan el fútbol. Uno a veces cree que los que piensan el fútbol son los sociólogos de fútbol, los que hacen tesis de grado sobre fútbol, los periodistas, pero esta gente piensa el fútbol. Si uno piensa el fútbol, piensa la vida, entonces, inmediatamente conectás con esa cuestión íntima y vital que tienen”, dice Beltramelli.
A Daniel Márquez, que hizo el montaje del documental, le gusta hablar de la estratificación, es decir, de cómo una persona o un personaje se va conformando por capas. Al respecto, el director explica que los personajes son los hinchas que a la vez están tomando mate en la sede, cocinando para el equipo o preparando el vestuario, por eso le cuesta tratarlos de personajes.
“Un club en un barrio de Montevideo hoy es la reproducción exacta de lo que era el Uruguay batllista más clásico, en donde te sentás con un actor de la Comedia Nacional y con un carpintero, los dos juegan un truco, toman un mate, y las charlas que se dan ahí son sobre la corteza nacional, la cultura, la reflexión y, por supuesto, se habla de fútbol”, opina el director.
Para él, ese ritual y esos espacios hablan de la vida y de las personas. Los casos incluidos en la película son todos montevideanos, “pero es un Montevideo de una geografía humana, social y cultural que se parece mucho al interior. El entorno de Villa Teresa no tiene diferencia con el interior en la forma de vivir y en los tiempos que se manejan”, detalla Beltramelli.
Un protagonista sale del trabajo y pasa un ratito por la sede, almuerza, después vuelve a pasar por la sede y vuelve al trabajo. Eso lo hace todos los días y “solamente es posible en un ritmo del interior”. “El de los parroquianos que van a tomar mate o que van al mediodía a hacer la paradita del trabajo es otro tiempo en el que dan ganas de vivir”, dice Beltramelli.
Hay una protagonista central que vive dentro de una cancha: una mujer que estaba presente en las notas de Señorans. “Cuando empezamos a hablar y a conocer a la persona, nos pareció realmente que valía la pena meterla en ese mundo de varones”, sostiene Jacob.
“El desafío era ese, hacer una película o un documental sobre el mundo sin que hubiera una pelota en juego”, sentencia el productor, que además valora mucho que se proyecte en varios puntos del interior para “hacer llegar el cine y la cultura”.
77 minutos de la vida misma retratada, cotidianidad de barrio y de cancha enfocada con humanidad y empatía. En citas de distintos personajes de la historia, su oficio “es pasión, pero es laburo también”, lo que viven en conjunto con la institución de sus amores “es precioso y no tiene precio”. El fenómeno deportivo, cultural y social retratado se explica en que “un club de fútbol no es más que un montón de gente buscando una pasión, la religión de un país laico. Un país chico con un fútbol grande”.
Al final del partido, de Federico Beltramelli. 77 minutos. Este sábado a las 19.40 en la sala Nelly Goitiño del Auditorio del Sodre.