Este domingo, a las 12.00 de Uruguay, el estadio Lusail se vestirá de gala para recibir el encuentro más importante de Qatar 2022: la final entre Francia y Argentina.
Representantes de Europa y Sudamérica se enfrentarán por la Copa del Mundo por decimoprimera vez. Siempre fueron Brasil o Argentina los que representaron al continente en estos enfrentamientos y marcan una tendencia clara: salieron campeones en siete finales, mientras que las selecciones europeas levantaron el trofeo en las tres restantes.
Argentina, Messi y la mística
La selección dirigida por Lionel Scaloni pasó por un proceso de muerte y resurrección futbolística. En un contexto en el que mediáticamente se salta de extremo a extremo, la albiceleste no fue la excepción y la consideraron un fracaso al debutar con una derrota ante Arabia Saudita. Pasaron de la cumbre de 35 partidos sin perder, ganar una Copa América en Maracaná a los dueños de casa y destilar buen fútbol, al subsuelo de cuestionar la figura de Lionel Messi, la personalidad de Dibu Martínez y la actitud de los más jóvenes del seleccionado.
Después de esa derrota, se reconstruyeron al recalar en sus bases. Mediante el toque, sumar varios hombres al ataque y resultados favorables ocasionaron que aflore nuevamente la comunión hinchada-jugadores que hoy tiene a un país de 45 millones en las calles.
Con un Messi exuberante y protagonista, que se posiciona de 10 pero se encarga de la responsabilidad de los tiros desde los 11 pasos. Hasta el momento, ha marcado cinco goles. El equipo está diseñado para que el 10 sea libre y participe en el armado paciente de jugadas que desembocan en la definición de un compañero o la suya propia.
Con pases secuenciados que paulatinamente desconfiguran la defensa, sin profundidad, en ocasiones a un toque entre los delanteros, para romper la última línea defensiva, logran desestructurar a los rivales y llegar frecuentemente. La construcción de jugadas con varios toques permiten la rotación de posiciones y cobertura entre compañeros para acomodar el equipo en caso de perder el balón.
Sin pelota, el equipo de Scaloni no suele presionar intensamente, marca las líneas de pase y ocupa espacios para impedir el desarrollo de la ofensiva rival. Quizá la estructura defensiva no sea suficiente para impedir el ingreso de los prolíficos goleadores franceses. Aunque se destaca la entrega y actitud de los jugadores en defensa, todo el equipo se aboca a la tarea de seguir la jugada hasta recuperar la posesión de la pelota o despejar.
Esta última es un arma de doble filo, ya que el carácter temperamental de los jugadores argentinos hizo que Scaloni no contara con Acuña y Montiel de cara al partido con Croacia y Paredes se salvó de la expulsión ante Países Bajos por un pelotazo al banco de suplentes rival que generó la posterior trifulca general.
En el ámbito defensivo, suelen sufrir anticipos por vía aérea, ya que los zagueros no se caracterizan por su gran estatura. Nicolás Otamendi y Cristian Cuti Romero miden respectivamente 1.83 y 1.85 metros.
Francia, Mbappé y la ofensiva arrolladora
Didier Deschamps, campeón como jugador y técnico, actual defensor del título, diseñó una Francia con muchos nombres nuevos y sólo cayó ante Túnez en fase de grupos cuando bajó la guardia y rotó el plantel. Suma 14 victorias, dos empates y dos derrotas en mundiales.
El tridente Antoine Griezmann, Olivier Giroud y Kylian Mbappé aporta la misma cuota goleadora que la selección argentina suma en total en Qatar 2022. Además, Griezmann está en un gran momento como asistidor, con tres en su cuenta encabeza el ranking. Ellos tres, junto con Hugo Lloris, golero que se agigantó en las últimas dos fases eliminatorias de Qatar 2022, cuentan con la experiencia de jugar una final mundialista, en la que vencieron 4-2 a Croacia en Rusia 2018.
Una gran debilidad de los europeos es que suelen conceder goles: no han logrado mantener una valla invicta en ningún partido de Qatar 2022, a excepción de la semifinal ante Marruecos. Australia, Dinamarca, Túnez, Polonia e Inglaterra lograron vulnerar el arco galo.
Otro aspecto vulnerable de los galos es que suele aumentar el ritmo en los partidos por no más de 30 minutos; si no logra concretar en ese período, el equipo se repliega y permite jugar al rival. Es común que sus ataques lleguen luego de transiciones cortas y ofensivas directas, en ocasiones con largos traslados de balón por iniciativas individuales.
Un punto fuerte es que Griezmann está jugando retrasado en la cancha y colabora con la recuperación de pelotas que luego se encarga de transicionar al ataque. El mediocampo de Francia lo completan usualmente Aurélien Tchouaméni, Eduardo Camavinga y Youssouf Fofana. No es la solidez que presentaba el equipo campeón en 2018, pero mientras Antoine no flaquee, no pasarán mayores dificultades.
Un factor externo a lo futbolístico, pero que incide de manera notoria es que Dayot Upamecano, Adrien Rabiot y Kingsley Coman se encuentran en duda para disputar la final, porque se contagiaron con el virus MERS-CoV, que origina la popularmente conocida “gripe del camello”. La enfermedad presenta síntomas como fiebre, dificultades respiratorias, vómitos, tos y diarrea. No son titulares, pero son jugadores de élite con los que aún no se sabe si Deschamps podrá contar.