A estadio lleno y con una muy buena actuación, Uruguay derrotó 4-1 a Venezuela y revirtió su situación en las Eliminatorias. Rodrigo Bentancur, Giorgian de Arrascaeta, Edinson Cavani y Luis Suárez fueron los goleadores de una noche redonda.

Si será importante la victoria: a falta de dos partidos, Uruguay depende de sí mismo para clasificar directamente a Catar 2022. Porque sí, la celeste superó su situación traumática en la tabla de posiciones y ahora es otro el cantar de cara a finales de marzo, cuando todo esto se definirá.

1. El despliegue

La forma y el contenido son como Sur y Palermo: rivales y hermanos. En una definición simple se puede afirmar que la forma es la estructura, la organización, el canal, la estética, mientras que el contenido es el tema, el argumento, incluso la profundidad y la repercusión. Cuando ambos conceptos, forma y contenido, han fluido a la par, aparecen las mejores versiones del arte. “Son sustancia”, diría Walter Benjamin. Entre la organización y los argumentos, Uruguay ayer demostró una versión muy buena de sí mismo, versión con la que pasó por encima de su rival de turno.

Lo primero fue la presión. Ya desde el inicio, tal vez desde el vestuario -e incluso desde el partido ante Paraguay-, se vio que la celeste iba a presionar en tres cuartas canchas. Esa virtud por no dejar salir a Venezuela fue la que propició la jugada que terminara con el gol de Rodrigo Bentancur antes del primer minuto de juego.

El coloniense, ahora jugador del Tottenham, fue figura. Haber convertido fue producto de su despliegue -si bien el despliegue fue posterior al minuto de juego, obviamente-. Bentancur, junto con Federico Valverde, fueron los que recuperaron buena parte de las pelotas que intentaban ser vinotinto en la mitad de la cancha. Y, desde esa recuperación, en la que también fueron importantes las presiones sobre los laterales que bien hicieron los jugadores por bandas de Uruguay, nacieron los ataques verticales que terminaron en veloces jugadas de gol: Facundo Pellistri como una flecha entrando al área para habilitar a De Arrascaeta; la jugada del propio Giorgian llevándola de izquierda a derecha para que Edinson Cavani convirtiera de chilena; otra internada de Pellistri que terminó en el penal que metió Suárez -luego de que se lo atajaran pero que, VAR mediante y por adelantamiento, convirtiera después-; más todas las que no fueron goles (en parte por la notable actuación del arquero vinotinto).

2. Cosas de la dinámica

El armado de la banda derecha es una de las cosas que Diego Alonso cambió. Tanto contra Paraguay como ante Venezuela, Uruguay se paró con Ronald Araújo como lateral derecho -en una posición donde habitualmente no juega- y con Facundo Pellistri como volante -a veces mediapunta-. A priori, llamó la atención. En los primeros minutos ante los guaraníes, incluso, fueron superados por los contrarios. Sin embargo, mirando atrás tras dos partidos, el rendimiento de ambos fue altísimo, con Araújo clausurando su sector y con Pellistri desnivelando y siendo determinante en la elaboración de jugadas que fueron goles.

Otro punto alto de Uruguay es el rendimiento individual y colectivo de Valverde y Bentancur. Sin Matías Vecino, ayer les tocó repartirse la mitad de la cancha y, por lo tanto, prestar mucho despliegue para marcar, además de su habitual buen manejo de la pelota. Lo hicieron a la perfección: ocuparon bien los lugares, presionaron, cortaron en primera línea pero también llegaban hasta el fondo de la defensa celeste, crearon e hicieron jugar al resto, tiraron varias veces al arco (Bentancur convirtió y Valverde casi casi). Así, con tanto talento aplicado, Uruguay es otra cosa.

Luis Suárez, Edinson Cavani y Facundo Pelistri, este martes, en el estadio Centenario.

Luis Suárez, Edinson Cavani y Facundo Pelistri, este martes, en el estadio Centenario.

Foto: Pablo Porciúnula, Pool, AFP

3. Números y goles

Uruguay llegaba a esta doble fecha con un saldo de goles muy malo: menos 6. Dada la paridad de los puestos que peleaban (y pelean) los últimos dos lugares y medio para meterse en Catar y las pocas fechas que quedaban, era necesaria una goleada celeste para emparejar esas cifras con las de los rivales directos. Claro, no era una prioridad, porque lo primero era sumar de a tres, pero, visto lo visto, bienvenida alegría.

Otra cosa que revirtió la celeste fue la mala racha. Ganar dos partidos seguidos era un bien escaso en estas Eliminatorias, sólo conseguido en setiembre cuando Uruguay venció a Bolivia y a Ecuador. Ayer, en uno de los momentos más difíciles, cuando urgían los resultados, con el agregado del cambio de técnico y todo lo que eso representó, la celeste volvió a sumar seis puntos en dos partidos.

La cosa está preciosa de cara a las dos últimas fechas: el 24 de marzo Uruguay recibirá a Perú y cinco días después visitará a Chile. Nadie dijo que iba a ser fácil y ahí está la celeste, cueste lo que cueste. Esta historia continuará.