Tres selecciones del Sur -la campeona San José, la vice Florida y la tercera Canelones- y una del Este, Lavalleja, la selección campeona de esa confederación, son las cuatro semifinalistas de la Copa Nacional de Selecciones tras haber eliminado en todos los casos por puntos a Maldonado, Treinta y Tres, Rivera y Tacuarembó, respectivamente.

Las llaves y localías de semifinales ya estaban diagramadas antes de esta instancia, y deberán enfrentar a Canelones con San José y Florida con Lavalleja, con los nombrados en primer término como locales en la ida.

Los partidos iniciales se deberían jugar el sábado 30 de abril, pero la agresión al árbitro Bruno Rodríguez por parte de integrantes de la delegación de Treinta y Tres al término del partido con Florida determinó una medida de la Asociación Intergremial de Árbitros de Fútbol en la que expresa que no habrá árbitros de sus afiliados el próximo fin de semana, y que definitivamente no los habrá por el resto del campeonato si no se toman medidas que apunten a una mayor seguridad de los árbitros. La medida es acompañada por la Coordinadora de Árbitros del Interior, por lo que hasta que no se sustancie la reunión con el ejecutivo de OFI no se puede determinar cuándo se jugarán las semifinales.

Fiebre de sábado por la noche

El sábado se conocieron los tres primeros semifinalistas. En el Casto Martínez Laguarda de San José los maragatos volvieron a derrotar a Maldonado, esta vez 3-1, lo que le hizo ganar la serie con seis puntos y un global de 7-4. Los goles josefinos fueron de Daniel Martínez, Mauro Portillo y Juan Manuel Alonso, mientras que Facundo Suárez anotó para los maldonadenses.

Media hora después de que terminara el partido en tierras josefinas, San José ya tenía rival confirmado en semifinales, y fue Canelones, que en el Atilio Paiva Olivera de Rivera venció a los locales 1-0 con gol de Andrés Quatrini en la primera parte. Los azulgranas, que en casa habían empatado 0-0, lograron la clasificación sumando 4 puntos, y con un global de 1-0.

El último semifinalista sabatino fue Lavalleja, que con muchísima autoridad volvió a derrotar a Tacuarembó. Esta vez fue en el Juan Antonio Lavalleja de Minas, en el Teatro de las Sierras, donde la tricolor serrana ganó 3-1 con un cabezazo espectacular de su gran goleador, Andrés Pelo Berrueta, el mismo que 13 años atrás le dio a Lavalleja su último título del Interior, un golazo de su joven promesa Lucas Espinosa, y uno más del Tanque Pablo Andrich. Sebastián Cuello anotó el gol tacuaremboense. Lavalleja, una vez más dirigida por Gerardo Cano, que como jugador obtuvo el primer título para Lavalleja del Interior en 1992, terminó ganando los seis puntos en disputa con un global de 5-1.

Los serranos debieron esperar hasta el domingo para saber quién sería su rival de semifinales. Finalmente fue Florida que venció a Treinta y Tres en el Campeones Olímpicos 4-2 con goles de Raúl Giménez, dos de Facundo Carapé y uno de Diego Torres, mientras que para los olimareños los goles fueron de Fabio Ghirardi en contra y de Santiago Suárez, que aunque ya no jugará más es por ahora el máximo goleador del campeonato.

Volver a los 17

También en juveniles quedaron determinados los semifinalistas, y también hay tres del Sur y uno del Este, que en este caso, como en mayores, es Lavalleja. Los del Sur son Canelones, que eliminó en Fray Bentos a Río Negro al ganar 4-0, Durazno, que derrotó 2-1 a Maldonado, y Flores, que empató 1-1 con Canelones del Este después de haber vencido en la ida 1-0.

Lavalleja clasificó por penales al ganarle 1-0 a Tacuarembó, que en el Goyenola le había ganado por el mismo marcador.

La selección serrana jugará en semifinales con Flores, mientras que Canelones lo hará ante Durazno. Lavalleja definirá en casa como preliminar de la semifinal de mayores, mientras que Canelones jugará antes que la absoluta en el Martínez Monegal en el partido de ida. La ida de Lavalleja-Flores será en el Juan Antonio Lavalleja de Trinidad, y la vuelta de Canelones-Durazno, en el Silvestre Landoni de Durazno.

Paso a paso

El estadio Campeones Olímpicos de Florida tiene 98 años de historia desde la concepción de su nombre, pero unos pocos menos desde su construcción. Cuenta el Sordo Edgardo Ariel Ferreyra, futbolista, entrenador, comentarista, periodista y ante todo un campeón de la vida, en su libro Mis memorias del fútbol, que el 11 de junio de 1924, dos días después de uno de los momentos más impactantes en la historia del fútbol del siglo XX, cuando los uruguayos, los sudamericanos, mostraron la clase de su fútbol en Europa y obtuvieron el título de campeones olímpicos mundiales, en el diario batllista El Heraldo se proponía que el nombre del field que propondría Florida para aquel primer Campeonato del Sur que se llevaría a cabo ese año se llamase Parque Campeones Olímpicos.

En 1927 se inauguró una cancha, el field oficial que años después por fin tomaría aquel oportuno nombre de Campeones Olímpicos. En 1931 se autoriza por parte de la Junta Departamental una suma de dinero para palco, tribunas, graderías y demás dependencias del estadio Campeones Olímpicos, y el 20 de enero de 1936 se llama a licitación para la construcción de su palco.

Antes de 1940 el Campeones Olímpicos ya tenía su cuerpo central, con la tribuna José Nasazzi y las plateas, además de una cancha de básquetbol. Los vestuarios estaban debajo de la tribuna, y desde allí por lo menos por casi 50 años los futbolistas bajaban a la cancha por entre la gente, entre multitudes o cuatro o cinco personas.

Eran, y siguen siendo, 30 metros y una docena de escalones. Menos de un minuto de andar firme o cansino entre las voces, los gritos, los gestos, los olores de la gente.

Son 20 segundos de una melodía, como una clave de música con la percusión de los tapones de los botines contra el viejo cemento, el mismo por donde pasaron los campeones, el mismo por donde volvimos también algunas veces a nuestras casas agobiados por la derrota, o la frustración.

Ni en misa

En 1988 el papa Juan Pablo II visitó Florida y dio misa en el Campeones Olímpicos, remozado para esa oportunidad. En las reformas profundas se construyeron dos nuevos vestuarios que desembocaban en cada punta del estadio, lejos de la gente.

Por un par de años los floridenses quedaron más lejos de los floridenses, hasta que Mario Patrón, con la selección campeona del Sur y del Interior, en 1990 volvió a juntar a los héroes de la albirroja con el pueblo.

Ese es el sello. En 2022 el estadio atraviesa una larga reforma desde el inicio del estado de emergencia sanitaria. Hay nuevas cabinas, un piso más de construcción, la vieja tribuna José Nasazzi tiene techo. Tras 16 años sin llegar a estar entre los cuatro mejores del interior, Florida sale a la cancha en el Campeones Olímpicos, en partido que además es televisado para todo el país.

Paso a paso, con vítores, con niños en brazos que dan un tono más agudo, va sonando la música de los tapones, que como arpegios de violines de película de Hitchcock hace armonía con las voces de bajos y primos de la tribuna.

Son 12 escalones hasta el portón, mientras en el aire resuena otro himno que recuerda: “Florida, tú eres hermosa/ y encantas al escuchar/ de noche la muchachada/ que alegre sale a cantar”.

Enfrente está la roja del Olimar, Treinta y Tres, que desde 1979 no logra un título en mayores, aunque lo intenta cada año, y esta vez ha estado cerca, con sus sueños y su empuje, el de la gente y el de un núcleo de jugadores que casi lo han logrado.

En Treinta y Tres habían salido 2-2, así que cuando los olimareños salen desde su vestuario que desemboca en el córner que da a la Piedra Alta, mientras los floridenses desandan con la música de sus tapones los 12 escalones a la felicidad o a la frustración, son ellos quienes están clasificando con un empate sin goles o 1-1.

En la primera parte, Raúl Giménez, zaguero goleador, pone el 1-0 para los floridenses. En el segundo tiempo Facundo Carapé la manda a las redes con un toque sutil después de una gran jugada y anota el 2-0. Florida es una fiesta. Pero Treinta y tres no ceja en su esfuerzo ni en sus buenas jugadas de ofensiva. Con un hombre menos ataca. Y a través de un gol en contra de Fabio Ghirardi se pone 1-2. Apenas tres minutos después Felipe Pereira hace equilibrio sobre la línea de fondo, parece que la pelota se va, pero él manda el centro y ¡tic! aparece el pie goleador del máximo artillero de la competencia, Santiago Suárez, para poner el empate 2-2 y una alfombra roja a los penales.

Quedaban 25 minutos y la gente empezó a rugir en las tribunas. Los de la roja del Olimar, para seguir de largo; parecía posible. Los de la Piedra Alta, para mantener la ilusión del triunfo y la clasificación, tal como estaba sucediendo sin imprevistos hasta cinco minutos atrás. Y entonces volvieron el viejo campeonato del Interior y las habilidades individuales conectadas en lo colectivo, y la entrega, y las ganas, y la tribuna empujando. Una maravilla.

A los 42’ Carapé hizo un impresionante golazo con un remate que se incrustó en el ángulo, y, para rematar, a los 49’, Diego Torres puso el 4-2 de alivios y suspiros, porque ya la semifinal estaba a la vista.

Después, al finalizar el partido, el juez maragato Bruno Rodríguez fue bárbaramente agredido por integrantes de la delegación de Treinta y Tres en un acontecimiento de violencia de tal gravedad como todos los que se dan en estas circunstancias en todo el mundo, que obviamente será merecedor de sanciones.

Fue un minuto de locura, que no se merecía el espectáculo, pero sucedió, así como de inmediato todo volvió a un estado de felicidad para los miles locales, y de frustración para los visitantes.

Ese es el fútbol, el que se vive entre la gente, entre los jugadores, en el que la realidad tiene 90 minutos de ensoñación. Suena muy lindo, como la música de los tapones entre la gente.