Un sol radiante se plantó en la cancha del Saroldi en la mañana del domingo, que reunió a miles de personas que querían ver buen fútbol. El encuentro no defraudó: River Plate y Defensor Sporting dieron un espectáculo noble y entretenido, con ritmo e ideas de juego, y con un golazo de Adrián Balboa a los 42', tanto que terminó inclinando las cosas para la viola.
River venía brillando con la misma potencia que el sol, opacando a los demás equipos del fútbol uruguayo, pero no pudo con Defensor, que ahora se suma a la pelea por el título del Torneo Clausura. De todas formas, el darsenero se mantiene primero, superando al Nacional de Luis Suárez, con el que ahora tienen la misma cantidad de puntos pero River tiene mejor diferencia de goles, aunque esto puede durar sólo un rato: se enfrentarán dentro de dos fechas.
De antemano River sabía que este no seria un partido fácil. Defensor estuvo a la altura porque fue efectivo cuando se encontró frente al arco y muy seguro en su línea defensiva, y esa fue la estrategia para quitarle el invicto a los del Prado en su cancha.
Esta fue la primera derrota de los rojiblancos en el Clausura, y a pesar de esta excepción, la suma de buenos resultados reflejan perfectamente lo que es el conjunto del Chavo Gustavo Díaz: inteligente, contundente y perseverante, compuesto por un grupo de futbolistas que sabe desplegar perfectamente las ideas propuestas por el entrenador, y que exprime cada una de las virtudes que lo conforman. Pero el fútbol no es estático y en esta ocasión eso no alcanzó.
Con ideas y trabajo
Los del Prado se quedaron sin alcanzar el récord de 2008, cuando, con Juan Ramón Carrasco como entrenador, lograron siete victorias al hilo en aquel Clausura. De todas formas la dársena, previo a este encuentro, acumuló la misma cantidad de triunfos consecutivos, si se cuenta el partido disputado por Copa Uruguay.
¿Cómo se rompió el invicto? Con un recontra golazo de Rocky Balboa. El delantero violeta, que hasta ese entonces no había tocado muchas pelotas porque la zaga de River lo tenía controlado, aprovechó un despeje al medio y le dio como venía, llenándose el empeine zurdo atrás de la media luna del área grande, y la pelota se clavó en el ángulo de Salvador Ichazo, que poco pudo hacer.
Ese 1-0 en el cierre del primer tiempo significó un premio grande para el violeta. Llevarse la ventaja al descanso da tranquilidad, incide en la planificación, condiciona la segunda parte. Da igual el orden de los merecimientos, bien se sabe que los goles se hacen, no se merecen.
El complemento se jugó de igual a igual, pero ninguno pudo lastimar al otro. River, al igual que en la primera parte, fue un poco más, su entrenador tiró el equipo arriba -le sirvieron mucho los cambios, sobre todo darle ingreso a Nicolás Sosa y a Gonzalo Chory Castro- y casi pudo empatar en la última, cuando parecía gol de Thiago Borbas, pero el juvenil Alan Maturro lo evitó.
La efectividad de los de Marcelo Méndez le dieron los tres puntos a Defensor. Hay un efecto colateral en esto también: el violeta se trepa a la pelea por el último torneo de la temporada, a la vez que se afianza en los puestos de clasificación a copas internacionales -además de, obviamente, alejarse definitivamente de la lucha por mantener la categoría-.
Lo bueno también será lo que viene: el 28 de setiembre se cruzarán por octavos de final de la Copa Uruguay. Promesa de buen fútbol.