Tras las suspensiones por la pandemia de covid-19, a partir del 19 de enero, en Colombia volverán los campeonatos continentales de selecciones de fútbol masculino de la Confederación Sudamericana de Fútbol, con la disputa del más antiguo de estos eventos para jugadores de formativas, el sub 20. Después, desde fines de marzo, se jugará en Ecuador el sub 17, que como el sub 20 es clasificatorio a los mundiales de la categoría, mientras que más adelante, entre noviembre y diciembre, se jugará el sub 15 -que es simplemente un torneo continental y no clasifica a ninguna otra instancia-.

Justamente por estos días se resolvió la nominación como entrenador de la sub 15 de Edgardo López Báez, quien desde hace años dirige en formativas, y que además en los inicios de su carrera de futbolista se destacó muchísimo en la selección juvenil que por ese entonces era única y sub 19, en el período de tiempo en que los juveniles se habían transformado en la mejor representación del fútbol uruguayo, cuando a la selección juvenil la dirigía Raúl Bentancur y la preparaba físicamente Esteban Gesto.

López Báez, que es hermano mayor de Henry, campeón uruguayo con Bella Vista e internacional con la celeste, se ha dedicado por décadas al trabajo en formativas. Un día después de la nominación de López Báez se conoció que Mathías Cardaccio dejaba el fútbol activo y se convertía en el ayudante técnico de la selección sub 15.

En definitiva, una causa de fuerza mayor sanitaria, la pandemia, no sólo paró la maquinaria de por lo menos una centena de juveniles que se perdieron la experiencia única de jugar un torneo continental con los mejores futbolistas de América del Sur en su rango de edad, sino que impidió procesos de trabajo que iban a ser realizados o continuados por otros profesionales que iban a dirigir los torneos que finalmente no se jugaron. A la sub 20 de 2021 la preparaba Gustavo Ferreyra, a la sub 17 Diego Demarco -el único que sigue- y a la sub 15 Alejandro Garay.

Se juega

El Sudamericano de fútbol sub 20 se disputará entre el 19 de enero y el 12 de febrero en las ciudades colombianas de Cali y Bogotá, y otorgará cuatro cupos al Mundial de Indonesia, que se jugará entre el 20 de mayo y el 11 de junio. Además, el torneo otorgará tres plazas para los Juegos Panamericanos de Chile 2023.

Uruguay es dirigido por Marcelo Broli, el primero de los directores técnicos de juveniles elegido después del cese de Óscar Tabárez. Si el torneo se hubiese jugado en la fecha prevista, en 2021, con otra generación de futbolistas, a Uruguay lo hubiese dirigido Gustavo Ferreyra, que era el que en aquel momento estaba preparando a aquella selección

La selección de Broli ya tiene a sus 23 futbolistas confirmados (ver ficha) y jugará en el grupo B con Ecuador, Venezuela, Chile y Bolivia, mientras que en el grupo A están Colombia, Argentina, Brasil, Paraguay y Perú.

Uruguay tiene libre en la primera fecha y debuta ante Chile el domingo 22 de enero a las 20.30. Dos días después, el martes 24 a las 19.00 enfrenta a Venezuela, el jueves 26 a la misma hora jugará con Bolivia, y cerrará el grupo el 28 de enero con Ecuador.

Los partidos por la fase de grupos se jugarán en la ciudad de Cali. Los tres primeros de cada grupo avanzarán al hexagonal final, en el que se enfrentarán todos contra todos. Los encuentros de esta instancia se jugarán en Bogotá.

En el plan de trabajo de la selección, hoy aparece el primer partido amistoso: Uruguay jugará ante Estudiantes de La Plata en el Complejo Celeste.

Desarrollo y subdesarrollo

Ninguno de los campeonatos juveniles, de cualquiera de sus categorías, se ha podido jugar desde 2019, en primer lugar, porque estaban en el receso natural de estos torneos, que desde hace tiempo se juegan cada dos años; en segundo lugar, por la irrupción en nuestras vidas de la covid-19. Esto representó la pérdida de competencia de selecciones sub 15, sub 17 y sub 20, pero además, inevitablemente, fue un duro golpe para centenas de jóvenes seleccionados.

Desde hace décadas, los campeonatos juveniles se disputan cada dos años, y en la gran mayoría de los países emergen futbolistas que posteriormente desarrollan sus carreras en el fútbol de alta competencia. En Uruguay, con Tabárez, las selecciones juveniles no sólo fueron importantes por su propia competencia, sino que, tal como había sido pensado y proyectado, fueron procesos de trabajo para influir positivamente en el proceso de formación integral de los futbolistas seleccionados: “Se le preparará teniendo como modelo rector las características comunes a los equipos del alto nivel internacional, en todos los aspectos que hacen el rendimiento futbolístico (técnico-táctico, físico y psicológico). Paralelamente se atenderá su desarrollo intelectual, apoyando su vinculación al universo cultural (a través de sus estudios curriculares y de otras actividades que incidan positivamente en su formación personal y, eventualmente, profesional)”, decía el documento base que dio lugar a los desarrollos que logró el Maestro con las selecciones.

De generación en generación

Los últimos 15 años sirvieron como prueba práctica de que la sistematización de un plan de trabajo para conectar a las selecciones juveniles con la mayor es, sin dudas, uno de los grandes motores para hacer viable el fútbol de selección y mantenerlo en competencia. Muchas, muchísimas veces las selecciones juveniles fueron la fuente de buenos jugadores y equipos para la selección.

En los años 70, hasta el proceso virtuoso de Bentancor y Gesto, salían camadas de futbolistas que al año o a los meses se integraban a la mayor. Entre 1977 y 1983, cuando ya había salido Bentancor de los juveniles, la celeste mayor se nutrió fuertemente de aquellos jóvenes. No había método ni plan, pero de ahí salían Rodolfo Rodríguez, Fernando Álvez, José Moreira, Víctor Diogo, Daniel Martínez, Hugo de León, Arsenio Luzardo, Rubén Paz, Ariel Krasouski, Jorge Barrios, Ernesto Vargas y Venancio Ramos, todos campeones juveniles entre 1975 y 1979, después fueron campeones del Mundialito, ganaron la Copa de Oro en enero de 1981 y, dos años después, en 1983, Luis Alberto Acosta, Carlos Aguilera, Jorge Barrios, Miguel Bossio, Alfredo de los Santos, Juan Ferrari, Enzo Francescoli, Washington Gonzalez, Nelson Gutiérrez, Arsenio Luzardo, Venancio Ramos, Mario Saralegui, Carlos Vázquez y Jorge Villazán ganaban la Copa América.

En esos momentos, esos juveniles se destacaban en su categoría y de inmediato pasaban a jugar en primera, pero en sus clubes uruguayos. Con el paso del tiempo, y fundamentalmente con la irrupción de otras categorías, muchos de los futbolistas llegaron a destacarse en la sub 15 o en la sub 17, y de inmediato marchaban a Europa, en algunos casos a completar su formación y en otros apenas a desarrollarla.

Todas las selecciones de los últimos diez años han estado integradas por futbolistas que venían de una juvenil. Por eso, a fines de 2020 y del primer año de encierro, Tabárez se mostraba muy preocupado por el futuro inmediato cuando le decía a la diaria “Nos ha lastimado esto de la pandemia, porque hay cosas que ya no pudimos hacer. Es una gran pérdida y es irrecuperable. Y ahora también me preocupa mucho lo que ha pasado en la selección juvenil sub 20, que no ha podido trabajar en todo el año”.

El Maestro desarrolló una idea que partía del concepto de vincular el fútbol juvenil con el fútbol mayor en la selección. “Son dos partes”, nos dijo en aquel setiembre de tapabocas y distanciamiento. “Hay diferentes fases evolutivas, pero referidas al mismo asunto, que eran difíciles de hacer en los primeros años, 2006 y 2007. Había que dejar pasar el tiempo, y eso en una actividad que depende de los resultados podía hacer que no se consiguieran. Cuando se dio eso, que dio grandes frutos en los trabajos juveniles desde el inicio, jugando finales a nivel mundial, pero se reafirma cuando se consigue un título, porque es como que pega más, y quizás es más demostrativo, es algo muy objetivo. Fue lo que pasó en 2017 con la sub 20: había venido una camada importante y era el momento de intentarlo. Fue así y después seguimos con lo mismo: la actividad internacional de fecha FIFA, jugar muchos partidos y hacer de todo esto un banco para tener experiencia nueva que nos permitiera atender cosas que uno sabe que van a suceder, el recambio”.

Ahora nos hemos perdido una generación, en el sentido técnico del año del nacimiento -que no pudo participar en su momento en la sub 15, la sub 17 o la sub 20. Mientras sea sólo eso, será un mal menor, pero deberá ser paliado con las competencias que vengan.