El primer finalista de la Copa Libertadores es Fluminense. Hasta el minuto 80, los cariocas estaban eliminados, porque iban perdiendo 1-0 ante Inter en Porto Alegre, resultado que, sumado al empate de la ida, le daba la clasificación a los gaúchos de Sergio Rochet y Carlos de Pena. Incluso Fluminense se escapó del 0-2 abajo, porque el ecuatoriano Enner Valencia erró un mano a mano de esos que no suele fallar. El Inter le dio vida y Fluminense aprovechó: a los 81, de contragolpe, Kennedy entró por izquierda y definió ante la salida del arquero uruguayo.
Ese 1-1 con menos de diez minutos por jugar hizo pensar en los penales. Fernando Diniz, DT del Flu, también lo pensó, porque hizo un cambio defensivo. Visto lo visto, con el Inter habiendo sido superior y el Fluminense casi que sin respuestas, la definición por penales era una obviedad. Pero no, se aplicó el viejo axioma de “los goles no se merecen, se hacen”. Inter se durmió, y en ese descuido el goleador argentino, Germán Cano, hizo aun más grande su nombre en Fluminense, poniendo el gol de la clasificación a la final que, como si fuera poco, jugará de local en el Maracaná.
La hora semifinal
Es cierto que Boca la tiene brava luego de una serie de empates entre el torneo local y la Libertadores, situación que se profundizó luego del superclásico perdido de local contra el rival de siempre, River Plate. El equipo carece de llegadas claras, aunque, sin dudas, tanto en el clásico como en el partido de ida contra Palmeiras la hinchada empujó y el equipo a los ponchazos consiguió inquietar los arcos rivales aunque sin conseguir penetrar la línea final.
Cuando los nueves están en la mira, los arqueros se lucen, porque, si no, es una debacle. De un lado está Sergio Chiquito Romero, un especialista en penales que puede salvar la partida. Del otro lado de la cancha, dos uruguayos y el Pipa Darío Benedetto.
Edinson Cavani llegó para suplantar a Miguel Merentiel y terminar por desplazar a Benedetto, todos escasos de goles. Lo cierto es que Merentiel era el que venía más fino y terminó de tercer cambio en el equipo que dirige Jorge Almirón. En el superclásico ni siquiera fue de las variantes. Pero, sin dudas, el uruguayo, de perfil bajo, es de las armas de un Boca necesitado. Por su parte, Cavani entró en el segundo tiempo contra River el domingo y tuvo un gol polémico anulado a instancias del VAR. Y otras tantas pinceladas de su clase.
También es cierto que apareció Marcelo Saracchi por un lateral como una alternativa válida para el técnico. Así que el Boca de los uruguayos va por la hazaña a Brasil para enfrentar a Palmeiras este jueves 21.30.
El equipo brasileño, por su lado, se prepara en San Pablo. El técnico portugués Abel Ferreira podría incluir en el 11 inicial a la joven promesa del fútbol brasileño, el futbolista Endrick, que fue adquirido por Real Madrid por 40 millones de dólares. Le dicen el niño maravilla.
En el partido de ida, una de las figuras clave para el buen desempeño en general del equipo que ofició de visitante fue la proyección y la seguridad que le brinda el futbolista uruguayo Joaquín Piquerez, que ocupa el puesto con oficio.