Uruguay fue de más a menos en el fútbol de los Juegos Panamericanos. Empezó ganando, es cierto que sin ser ampliamente superior a su rival inicial, que fue República Dominicana, pero esos 3 puntos iniciales (más los resultados de sus rivales) le dejaron el destino marcado: consiguió un empate en los dos partidos que le quedaban, prácticamente aseguraba su pase a semifinales y, con eso, a pelear por las medallas. Pero no sucedió. La selección celeste acumuló dos derrotas y quedó por el camino.
El domingo la eliminación se la dio México. A la selección azteca sólo le servía ganar y así lo hizo, con un solitario gol que, tras gran apilada de Jordan Carrillo, en el intento de despeje, terminó metiéndoselo en contra Alan Saldivia. Fue una enorme jugada del diez mexicano, que dejó cinco uruguayos en carrera por la derecha hasta que tiró el centro y el defensor celeste la metió en su propio arco. En el fútbol las injusticias están a la orden del día, y ese gol de México confirma la ley, porque en ese momento el que estaba más cerca de anotar era Uruguay.
También pudo ser cierto que la celeste empezara perdiendo desde los 15 segundos, cuando por una mano de Jairo O'Neil México tuvo un penal a favor. Lo pateó Ettson Ayón, el delantero de área, pero el tiro fue muy bien atajado por Ramiro Méndez.
En el segundo tiempo la celeste fue por todo. Los cambios el entrenador Diego Reyes le dieron otra dinámica y Uruguay se posicionó en campo mexicano y tuvo varias chances de poder empatar. Una de ellas, la más clara, fue un tiro desde afuera del área de Rodrigo Piñeiro que reventó el travesaño.
Sin claridad, lo de Uruguay fue más bien empuje. México se defendió como pudo y lo hizo bien, porque, salvo por algún centro aéreo y un par de pases filtrados, la celeste no pisó el área azteca y tuvo que apelar a los tiros lejanos para intentar la igualdad. Juan Cruz de los Santos tuvo una, pero no le embocó al arco. Emiliano Rodríguez y Dylan Nandín contaron con las suyas, pero tampoco fueron efectivos.