Las “primera vez” son expedientes que nunca quedan cajoneados y siempre tienen trámite hacia el departamento de las mejores historias. Este sábado desde las 19.00, en el Campeón del Siglo, cuando se juegue la segunda final del Campeonato Uruguayo 2023, más allá del resultado, ya es seguro que habrá una primera vez para el recuerdo.
Lo será si el que da la vuelta olímpica es Liverpool, que hace décadas tiene como una meta fija levantar la copa del Uruguayo, y lo será si Peñarol florece como cada primavera buscando renovar la flor del campeonato. Lo será inequívocamente como un acontecimiento que se dará por primera vez y que no es nada menor: por primera vez en el mayor estadio uruguayo de lo que va del siglo XXI, el Campeón del Siglo, un club levantará la copa y alcanzará el sueño que casi por defecto tiene la gente futbolera de Uruguay: conquistar la Copa Uruguaya, la que, como sea y cuando sea, viene desde hace 123 años siendo el anhelo de los que defienden la camiseta del cuadro, de su gente, y hasta de los que ya no están físicamente pero sí en la memoria de los demás.
La resolución del campeonato será este sábado: como se juega al que sume más puntos en dos partidos, Liverpool, que el miércoles ganó 2-0 con goles de Thiago Vecino y Ruben Bentancourt, es quien arranca con ventaja, dado que si vuelve a ganar, empata, o pierde por un gol de diferencia, logrará por primera vez en la historia el máximo título del fútbol uruguayo.
Para Peñarol, que ya agotó las más de 30.000 localidades que puso a disposición de sus socios y simpatizantes, la cosa es más cuesta arriba, ya que para campeonar y a las 21.00 estar con la copa en las manos, debe ganar por tres o más goles de diferencia.
El equipo de Diego Aguirre tiene como condición sine qua non ganar y por más de un gol: si en vez de hacerlo por tres o más goles de diferencia lo hace por dos, dispara una prórroga de 30 minutos que hará las veces de finalísima reducida, donde quedan atrás los antecedentes y se empieza de cero. Si se da esa circunstancia, y allí terminan empatados, el título se definirá por la ejecución de penales, de acuerdo al sistema FIFA.
Liverpool mostró dos caras distintas en los dos últimos enfrentamientos de decisión ante Peñarol que jugó en cuatro días: el sábado en el Centenario no logró nunca acomodarse a la situación ni al partido propuesto por su contrincante y dejó una imagen que distaba mucho del Liverpool promedio de la temporada 2023, en la que conquistó con claridad dos de los tres torneos del año. Pero el miércoles en su casa, en Belvedere, volvió a ser un colectivo sólido de buenas respuestas y propuestas, con futbolistas desequilibrantes, que en este caso empezaron desde el arco con un impecable Sebastián Britos y terminaron en sus delanteros de punta que anotaron y desestabilizaron al rival.
En aquel primer partido que había ganado en el minuto 119, habiendo jugado el alargue con un futbolista más que su rival, Peñarol había establecido una estrategia que le dio mucho resultado para anular algunos de los puntos más fuertes del campeón del Clausura: sus llegadas limpias por afuera. El aurinegro repitió propuesta táctica y equipo en Belvedere, pero aun siendo medianamente eficaz en tapar las goteras por fuera, terminó haciendo agua ante un equipo que fue muy superior.
Táctica y estrategia
Jorge Bava no podrá repetir la misma oncena con la que empezó el miércoles cuando el triunfo 2-0, porque ese día vio la roja Gonzalo Nápoli. De todas maneras, tiene buenas soluciones a mano: una de ellas es sustituirlo corriendo a Martín Barrios, que el otro día tuvo gran gestión, a la posición de Nápoli, y devolver a la titularidad como eje central a Pablo Siles, que tuvo gran regularidad cuando llegó a la cuchilla en el último semestre. La otra posibilidad del joven y solvente entrenador es volver a colocar a Alan Medina en la línea de volantes y completar la delantera con alguno de sus futbolistas que pueden ir por fuera, como Rodrigo Rivero (ya rehabilitado) o Matías Ocampo, o hasta ensayar de primera la doble articulación de sus puntas, Thiago Vecino y Ruben Bentancourt.
Difícilmente ante su hora más trascendente el entrenador y el colectivo renuncien a su juego más destacado e impriman una acción defensiva total, dejando de lado lo mejor que tienen para desequilibrar.
Es mucho más complejo para el recién llegado –de vuelta– Diego Aguirre, que en su media docena de partidos al frente de los carboneros ha logrado resolver muy en extremo las capacidades de su equipo para llegar a esta instancia decisiva, y que por si fuera poco agrega a sus limitantes como equipo la incertidumbre de saber si podrá contar con el invalorable aporte de La Joya Abel Hernández, que ha podido estar poco en la cancha durante toda la temporada –menos de la mitad de los partidos–, pero que fue decisivo en cada encuentro que jugó, tanto como Matías Arezo, un poco el que a pulso de goles trajo a Peñarol hasta aquí.
Difícil imaginar que Peñarol llegue a esta instancia en la que debe remontar dos goles de diferencia volviendo a colocar una línea de tres con los carrileros sumándose con intensidad a la defensa, por lo que seguramente Aguirre determine esta vez una línea de cuatro, seguramente poniendo especial atención a quien marcará por izquierda, atendiendo la dupla Luciano Rodríguez-Federico Pereira. También es posible pensar que ese central que no ponga sea sustituido por un punta, que a esta altura parece improbable que sea desde el vamos Abel Hernández, quedando la posibilidad de que se sume a la ofensiva José Neris en el once inicial.
El partido será arbitrado por Andrés Matonte, Agustín Berisso y Mathías Muniz.
Un posible equipo de Peñarol sería con Guillermo de Amores, Pedro Milans o Matías Aguirregaray, Hernán Menosse, Leonardo Coelho y Maximiliano Olivera; Camilo Mayada o José Neris, Damián García, Ignacio Sosa, y Sebastián Rodríguez; Ángel González y Matías Arezo.
La oncena de Liverpool seguramente sea con Sebastián Britos, Juan Izquierdo, Mateo Antoni, Miguel Samudio, Marcelo Meli, Pablo Siles, Martín Barrios; Luciano Rodríguez, Thiago Vecino, Alan Medina.