Las series de playoffs son de ajuste constante, sobre todo para el que viene de perder. Álvaro Ponce, entrenador de Nacional, mutó el quinteto inicial e implementó variantes tácticas en defensa, intercambiando hombre y zona para confundir al rival. Hebraica y Macabi, que venía de ganar, empezó sin la electricidad del primer punto. Una mezcla de descanso involuntario por la tranquilidad de la ventaja y sorpresa por las variantes del oponente.
En ese escenario, Nacional salió a sacudir la noche. A la actitud positiva que le permitió aumentar el tono defensivo de movida se sumaron los buenos porcentajes con cuatro triples casi consecutivos divididos entre las manos de Patricio Prieto y Federico Pereiras. Pese a iniciar sin base natural en cancha, el tricolor fluyó mejor y rápidamente se encontró 15 puntos arriba.
Los brillantes porcentajes eran difíciles de sostener y, por lógica, cuando bajaron se acercó Hebraica y Macabi, que tuvo el empuje de Brian García. Además, el panameño Ernesto Oglivie empezó a generar cosas positivas desde sus posteos, anotando y sacándole rápidamente dos faltas a Gary McGhee. Que el pívot titular del bolso jugara solo tres minutos en el primer tiempo llevó a que ambos entrenadores achicaran centímetros en sus alineaciones. El partido ganó en intensidad, pero también fue más impreciso en las decisiones.
Si bien Hebraica se llegó a colocar a cinco, un cierre enorme de la dupla estadounidense Branden Frazier y Jaylen Johnson le permitió a Nacional irse 12 arriba al descanso largo: 48-36. Nuevamente, el equipo dirigido por Álvaro Ponce superó a su rival en los puntos en la pintura (20 a 12).
El tiempo en vestuarios no cambió el trámite. Macabi retornó al flotante y no logró establecerse defensivamente, tampoco tuvo estandartes ofensivos que lo sacaran del letargo; Luciano Parodi bien controlado, Adonys Henriquez apagado y García -el mejor de la primera mitad- con la mira torcida en lanzamientos a pie firme.
Nacional tampoco tuvo sustentos basquetbolísticos para quebrarlo definitivamente, más allá de algún chispazo de Alejandro Acosta y Frazier que fueron llevando al goleo a impulsos individuales. Dejar la puerta abierta era peligroso por la calidad de los jugadores de la plantilla macabea. Promediando el último cuarto cayeron cuatro bombas al unísono, dos de Federico Haller, una de Brian García y otra de Parodi para ponerse a cuatro.
El básquet es un deporte de certeza, los tiros que arrimaron a Hebraica empezaron a salir. Aunque venía en reacción, continuaban el apuro y el nerviosismo por descontar contra el reloj. Nacional aprovechó los lanzamientos apurados del rival, con Johnson y McGhee encestando en la pintura escapó de los golpes que lo pusieron contra las cuerdas para sentenciar la historia y empatar la serie 1-1.