Pasó la primera doble fecha de Eliminatorias. Hubo euforia por el debut en el Centenario ante Chile, terminó con calentura por la última jugada ante Ecuador que pudo ser penal a favor de Uruguay y, de meterlo, empate. Hubo rendimientos individuales y colectivos que merecieron aplausos y admiración, también hubo de los otros, de los que hay que corregir. Pasando raya, lo cierto fue que la selección de Marcelo Bielsa consiguió tres puntos de seis posibles. Ganó de local y perdió de visitante, una ecuación que no parece tan rara ni lejos de las probabilidades y expectativas iniciales.
El lugar en la tabla se mira aunque esto recién haya empezado. Nadie se hace el distraído en las Eliminatorias sudamericanas, las más difíciles del planeta fútbol. Hasta el Mundial que pasó, Uruguay estaría en el límite de la clasificación directa, el cuarto puesto, empatado con el quinto –un lugar que vaya si es conocido por la celeste–, pero como ahora hay dos cupos más el margen de clasificación se agrandó y es otro el cantar: irán seis selecciones de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) al Mundial de 2026, y una séptima irá a repechaje, que no será como el de antes (ver recuadro) pero será repechaje al fin.
Sólo dos selecciones ganaron en ambas fechas y fueron las de siempre, Argentina y Brasil. Con distintos matices, lograron la efectividad que suelen tener cuando hacen Eliminatorias perfectas. El otro invicto es Colombia, que ganó de local 1-0 ante Venezuela y empató pidiendo la hora en Chile. Los colombianos serán el próximo rival de Uruguay, allá por el 12 o 13 de octubre.
Vuelvo a la ecuación de ganar de local y perder de visitante. Es algo que no puede extrañar cuando uno de esos partidos es en la altura de Quito, un lugar en donde Uruguay no la ha pasado bien en este último lustro, y donde, además, Ecuador se ha hecho fuertísimo hasta tal punto que en la Eliminatoria rumbo a Qatar 2022 sólo perdió con Perú. Es un mérito hacerse fuerte como local y no todos pueden. Sin ir más lejos, en estas dos fechas que pasaron ni Bolivia, ni Chile, ni Paraguay, ni Perú pudieron ganar en casa.
Claro, de lo empírico a la cancha hay un trecho. La celeste demostró fortalezas y debilidades que fueron las bases sobre las que se levantó su cosecha, y eso es motivo de análisis porque estamos ante una nueva realidad que recién empieza: una forma de entender el juego y su desarrollo, liderada por un nuevo director técnico.
En balance
Varias virtudes se vieron en el partido que Uruguay ganó. La más clara, la que proyectó la sensación de que la celeste le pasó por arriba a su rival, fue la dinámica para pasar de la defensa al ataque. Una cosa bien Bielsa: mucha presión para recuperar la pelota lo antes posible y, desde ahí, verticalidad y velocidad para buscar el arco rival. Nicolás de la Cruz, Darwin Núñez, Maximiliano Araújo y Federico Valverde fueron los máximos exponentes en ese rubro.
Por otro lado, cuando la pelota estaba del lado celeste se vieron varios sistemas de posicionamiento para salir tocando: por eso los defensas con buen pie, como Sebastián Cáceres y Matías Viña, quienes por lo general buscaron a Manuel Ugarte para hacer un triángulo de posibilidades y llevar la pelota desde el centro de la cancha hacia las bandas.
Esto último salió muy bien ante Chile pero no tanto ante Ecuador. Se puede leer que la presión ecuatoriana fue gran responsable de que la celeste perdiera la capacidad de salir jugando (Ugarte no tenía espacios, los laterales eran presionados, Valverde y De la Cruz no buscaban espacios) y en varias ocasiones reventara la pelota, lo que generó inmediatos ataques rivales. Ahí hay elementos que ajustar pensando en lo que viene: Colombia y Brasil, dos selecciones de presión y propuesta.
No sería justo decir que a Uruguay le salieron las cosas bien en Montevideo y mal en Ecuador. La cuestión resultadista debería quedar de lado, sobre todo porque la selección celeste hizo un buen primer tiempo en Quito, entendiendo por tal cosa tener varios aspectos del juego controlados –en especial la defensa: a Uruguay sólo le patearon de afuera y contó con un atento Sergio Rochet– e ingeniárselas para tener (buenos) ataques.
El descarrilamiento celeste vino en el segundo tiempo, ese espacio de tiempo en el que la altura siempre tiene su protagonismo en la respiración de quienes no están acostumbrados a jugar entre las nubes. En ese tramo Uruguay no tuvo precisión, salió mal y apurado del fondo, perdió pelotas en la mitad de la cancha con pases que intentaban ser al pie pero eran dos metros adelante –donde estaba un rival o, peor aún, se terminaba la cancha–, y tampoco tuvo eso que dijo Bielsa en la conferencia de prensa: “Los espacios se redujeron y no tuvimos fantasía para desnivelar y crear opciones de gol. Cuando dispusimos de espacios nos faltó dinámica y cuando se redujeron esos espacios nos faltó creatividad, desnivel y fantasía”.
Tomando las palabras de Bielsa, ¿por dónde se puede encontrar creatividad, desnivel y fantasía? Creatividad se consigue con funcionamiento, con lectura y relectura del partido, con movimientos imprevistos dentro de lo previsto; así también se puede hallar desnivel sobre la táctica del rival que defiende, lo mismo que si se generan situaciones de superioridad numérica para atacar. Ahora, ¿fantasía? Ahí sí juega y mucho la capacidad individual, la gambeta, el campito en acción, lo más puro del fútbol, eso que se aprende con la pelota y no con desdoblamiento físico o inteligencia artificial; fantasía como sinónimo de desfachatez, esa que suelen tener los pícaros, los que rompen líneas, esos que miran los pies para proponer uno contra uno; encontrar lo que no se ve pero lo tienen los distintos: magia, en suma. En todos estos casos lo que parece primar es la elección del DT: uno con fantasía en detrimento de otro con otras cualidades –tal vez sea esa la fundamentación de Bielsa en el cambio de Darwin Núñez por Cristian Olivera, más allá de que Núñez acusaba cansancio muscular, según comentó el DT en la conferencia posterior al partido–.
Otra de las cosas que Bielsa reconoció fue la falta de poderío aéreo de Uruguay. En realidad, lo dijo por la positiva: “Tenemos algunas ausencias que nos hubieran dado más solidez en el juego aéreo defensivo”. Sea como fuere, cualquier uruguayo con conocimiento medio de fútbol advirtió que las oncenas titulares de la celeste no tenían muchos jugadores con buen juego aéreo. No es extraño: se sabe, en todo el mapa futbolístico de Uruguay, que el juego aéreo es una marca de identidad, algo que se lleva desde siempre –y ahí están las copas en la vitrina, tanto de selecciones como de clubes, ganadas en el piso de arriba–. Es importante buscar soluciones en ese rubro. No es una cosa o la otra, pongámosle “fútbol por abajo” contra “fútbol por arriba”; sería mejor una cosa y la otra: haría más completo al equipo.
En perspectiva
Las hojas de estudio están enfocadas en los rivales que vienen. No se sabe a ciencia cierta a quién se refería Bielsa cuando habló sobre las ausencias que darían más solidez en el juego aéreo defensivo, pero es probable que se haya referido a Ronald Araújo, Matías Vecino, tal vez José María Giménez, a quien todavía le restan dos partidos de sanción por cumplir, y también podrían entrar en esta lista Santiago Bueno –que estaba falto de fútbol y por eso no fue de la partida– y Sebastián Coates, aunque esto es más difícil porque no entró en la consideración del DT.
Ahí pueden estar las soluciones porque en Ecuador, grosso modo, Uruguay perdió porque desatendió dos centros. De los zagueros en cuestión uno va a tener que jugar sí o sí, porque ¿Viña recibió dos amarillas y se perderá el partido ante Colombia, pudiendo volver ante los brasucas.
La mitad de la cancha seguro tendrá ajustes entre quienes estuvieron en la convocatoria. Es probable que para la fecha que viene ya esté disponible Vecino, también Mauro Arambarri y, muy justo en su recuperación y sin mucho fútbol, Rodrigo Bentancur. Son nombres que suman, tanto en la elegibilidad como para mejorar el funcionamiento.
Falta un mes. El teletrabajo celeste será el mismo: ejercicios con los chiquilines que hacen de sparrings y, con esos aportes en formato video, charlas de Bielsa con los jugadores que estén en su radar. A propósito, en el mundo de los convocables seguirán estando Luis Suárez y Edinson Cavani.
Mirando más allá de la próxima ventana, después de Colombia y Brasil viene Argentina (seguramente en Buenos Aires). Más allá de las estadísticas, hay una sensación de que lograr puntos puede ser una tarea ardua. Nada que no haya pasado antes, pero trabajo arduo al fin. Por eso, salvo los distraídos, todos miran la tabla de posiciones.
Así será el repechaje
Se sabe: el Mundial pasará de 32 a 46 selecciones. La nueva medida hizo que las clasificaciones de las confederaciones cambiaran para las clasificaciones y, por ende, el repechaje.
La repesca será entre dos selecciones de Concacaf, una de Conmebol, una de Asia, una de África y una de Oceanía. Serán ordenadas según el ranking FIFA, las peores cuatro jugarán dos llaves eliminatorias, las que ganen se cruzarán con las dos mejores (que quedaron en la espera) y ahí sí, de esas dos llaves, se conocerán seguramente las últimas dos selecciones en clasificarse al Mundial.
Eliminatorias - 3ª fecha
Colombia-Uruguay. Barranquilla
Bolivia-Ecuador. La Paz
Chile-Perú. Santiago de Chile
Argentina-Paraguay. Buenos Aires
Brasil-Venezuela. Cuiabá
Eliminatorias - 4ª fecha
Uruguay-Brasil. Montevideo
Ecuador-Colombia. Quito
Paraguay-Bolivia. Ciudad del Este
Venezuela-Chile. Maturín
Perú-Argentina. Lima
Posiciones Eliminatorias
Selección | Pts | PJ | PG | PE | PP | GF | GC | DG |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Brasil | 6 | 2 | 2 | 0 | 0 | 6 | 1 | 5 |
Argentina | 6 | 2 | 2 | 0 | 0 | 4 | 0 | 4 |
Colombia | 4 | 2 | 1 | 1 | 0 | 1 | 0 | 1 |
Uruguay | 3 | 2 | 1 | 0 | 1 | 4 | 3 | 1 |
Venezuela | 3 | 2 | 1 | 0 | 1 | 1 | 1 | 0 |
Paraguay | 1 | 2 | 0 | 1 | 1 | 0 | 1 | -1 |
Perú | 1 | 2 | 0 | 1 | 1 | 0 | 1 | -1 |
Chile | 1 | 2 | 0 | 1 | 1 | 1 | 3 | -2 |
Ecuador | 0 | 2 | 1 | 0 | 1 | 2 | 2 | 0* |
Bolivia | 0 | 2 | 0 | 0 | 2 | 1 | 8 | -7 |
(*) Empezó con -3 por la sanción que le impuso la FIFA.