El fútbol uruguayo masculino está sin competencia desde el 7 de setiembre, fecha previa a la disputa de la tercera etapa del Torneo Clausura en Primera División y a la decimoquinta fecha de la segunda fase en Segunda División. En ese momento, la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales (MUFP) decidió suspender la actividad de la A y la B debido a la no aprobación de la Reforma del Estatuto del Jugador Profesional –algo que el gremio venía esperando desde hacía mucho tiempo–, cuando la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y los clubes desestimaron el preacuerdo que buscaba poner en marcha los cambios que el gremio entiende pertinentes para el buen desarrollo de la práctica deportiva y cuyo punto central es el aumento de los salarios de la B a 62,5% del sueldo mínimo de la A.

El gremio llevó adelante la medida de parar el fútbol tal cual lo había definido en asamblea con sus afiliados. Con la competencia en suspenso, las tres partes implicadas en el asunto se volvieron las protagonistas de un conflicto plagado de inconvenientes. En primer lugar, la AUF trató de mediar entre la MUFP y los clubes en una reunión con la máxima autoridad, Ignacio Alonso, que resultó negativa porque no sólo no se hizo ningún avance en la búsqueda de soluciones, sino que hubo agresiones verbales entre representantes de las partes.

El problema que impide las negociaciones tiene que ver con que no hay acuerdo entre los propios clubes –por un lado, está la Unión de Clubes y, por otro, las sociedades anónimas deportivas (SAD)–, motivo por el cual la MUFP todavía no recibió ningún ofrecimiento formal para empezar a negociar. “Hubo un comunicado público de una propuesta que la Unión de Clubes ni siquiera llegó a comunicar, que en la interna de ellos no fue viable pero se hizo pública”, explicó a la diaria el vicepresidente del gremio, Sergio Pérez.

“No nos sirve un documento de los clubes y no de la SAD o al revés, es decir, dividido"

En paralelo, la Mutual conoció una propuesta de las SAD: que se levante el paro teniendo en consideración que se apruebe el aumento mínimo de la B. “Eso lo vemos con buenos ojos, sería algo momentáneo para seguir negociando los demás artículos. No sé qué lugar le dieron a esa propuesta los clubes que se vuelven a reunir hoy”, sostuvo Pérez sobre este punto.

“Me comentaron –no sé si es cierto o no porque no hay nada oficial– que hay cuatro o cinco artículos a considerar, pero que el aumento de la B se podría aprobar. Si cierran esos temas y nos hacen una devolución y propuesta oficial de parte de todos los clubes, tendríamos algo para avanzar, pero no nos sirve un documento de los clubes y no de la SAD o al revés, es decir, dividido”, agregó.

Consultado sobre si se levantaría el paro en el caso de que los clubes aprobaran el aumento de los salarios de la B, y que eso habilite para seguir negociando el resto de los temas, Pérez explicó que personalmente cree que es viable: “No me apresuraría a confirmar que la Mutual lo haría. Yo sí levantaría el paro; es razonable, lógico, si se ponen de acuerdo con el salario en la B, que es donde pusimos el foco. Es un artículo sustancial y clave porque los salarios están sumergidos. Teniendo eso aprobado, es lógico levantar la medida y seguir negociando, va a depender de lo que nos llegue. En este hipotético caso, entiendo que se levantaría”, consideró.

Mientras tanto, el gremio de futbolistas se reúne diariamente “porque la Mutual ha crecido mucho y hay muchos temas vinculados a los jugadores”.

Las manos en el bolsillo

En las últimas semanas los clubes han manejado distintas realidades en cuanto a la rutina de los jugadores, pero hay una realidad que los engloba a todos: ninguno dejó de entrenar. En este sentido, algunas dirigencias les comunicaron a sus jugadores que descontarán una parte de su salario por no estar compitiendo. Este punto está reglamentado justamente en el Estatuto, y la Mutual considera que sería ilegal descontarles a los futbolistas por no tener competencia. “Los futbolistas somos claros: el Estatuto dice expresamente que la obligación del futbolista es entrenar, no competir. En la reforma del convenio colectivo los clubes propusieron que, además de entrenar, la obligación sea competir, luego los abogados naturalmente gastarán tinta en buscarle interpretaciones a todo esto”, confirmó Pérez.

Los abogados de los clubes analizarán este punto en caso de que sea necesario, pero hasta ahora ningún jugador se manifestó públicamente en contra del descuento. “Yo, con sentido común, digo que el Estatuto es claro, siempre dejando un margen para alguna interpretación de estas de la otra parte. En ese sentido, les transmitimos [a los jugadores] la tranquilidad en cuanto a lo que dice la letra. Hay opiniones en cuanto a no competir, pero como no hay fechas fijadas tampoco se puede exigir. Si cambia el escenario, tendríamos que analizar un poco más”, agregó.

Género en cuestión

Además de lo que tiene que ver con el salario de la B, con la cantidad de extranjeros en los planteles, con las lesiones y con otros temas que están sobre la mesa, hay un punto en el que los clubes manifestaron no estar dispuestos a negociar y tiene que ver con el fútbol femenino: el documento del Estatuto está redactado en clave de género –incluye a varones y mujeres–, dando a entender que podría aplicarse al fútbol femenino.

Consultado por esta situación, Pérez explicó a la diaria que en los dos documentos consensuados por la comisión no habían tenido problema con el femenino, pero que ahora los clubes hacen la solicitud de sacar el “los y las” y piden que diga “los”, porque no es el ámbito del profesional y no tienen legitimidad. “Esta solicitud de los clubes me parece un poco desmedida. Lo analizaremos con el resto de los jugadores, no es algo que se haya analizado en profundidad porque en las reuniones de convenio colectivo nos hicieron la acotación de sacar esta cuota de género. En ese momento les manifestamos que no, pero si siguen insistiendo y si tenemos que quitarlo para que se levante, lo veremos”, manifestó.

Pérez explicó que en la Mutual crearon un departamento del fútbol femenino hace dos años para darle fuerza a la disciplina “y que se empiece a profesionalizar”. “Sabemos que es un camino largo y lo estamos impulsando día a día con Catia Gómez, que les hace seguimiento a los temas”, finalizó.