Se fue el primer clásico del verano y se lo llevó el bolso. Terminó 1-1: Franco Romero abrió el marcador para Nacional a los 29 y Maximiliano Silvera lo igualó a los 54 con un golazo de chilena, y la copa de la Serie Río de la Plata se definió en los penales, donde Luis Mejía atajó dos y fue figura.
Hora clásica
Montevideo es una fiesta cuando se juega el clásico del fútbol uruguayo. Esta fiesta tiene un color especial cuando sucede en verano. Este miércoles, la celebración tuvo más de 25.000 espectadores que sabían que irían a ver más ganas y color que fútbol, porque en esta época del año hablar de ideas, táctica y estrategia, cuesta.
Los equipos se están armando, los jugadores están poniendo su físico a punto y los entrenadores están haciendo malabares para intentar capitalizar de la mejor manera una idea con la materia prima que tienen a mano. Todavía falta, en ambos casos: Peñarol carece de contundencia en la delantera, a Nacional le falta gente en los costados.
Pero había que jugarlo y tanto Diego Aguirre como Álvaro Recoba sacaron a lucir, tímidamente, sus ideas. El juego empezó entreverado y plagado de imprecisiones. En esa sintonía el que hizo más fue Peñarol. Los de Aguirre estaban merodeando el área rival cuando el recién llegado Manotas Mejía tuvo que actuar: el arquero albo le tapó el intento a Byron Castillo cuando parecía gol.
Los carboneros mostraban alguna idea para llegar al área, lo que hacía que fueran levemente superiores. En ese contexto, a Nacional le costó romper la tenencia del balón de su rival para acercarse al arco de Guillermo de Amores.
Pero el tricolor, de tanto intentar, encontró la manera. Primero con una incursión entre Diego Zabala y Ruben Bentancourt que tapó bien De Amores. Nacional volvió a llegar con un centro de Leandro Lozano y se generó un entredicho entre el arquero mirasol y Gonzalo Carneiro, aunque terminó recibiendo tarjeta amarilla Bentancourt por cargar sobre el golero. A esa altura el partido ya era un clásico.
Y cuando ninguno dominaba, el que abrió la cuenta fue Nacional. Fue con un cabezazo de Bentancourt al primer palo tras centro desde la izquierda, que Romero, entrando por el segundo palo, la mandó a guardar para confirmar la superioridad tricolor en el juego aéreo.
Otro partido
El complemento fue otro cantar, por la cantidad de cambios que hizo cada entrenador y porque el marcador se igualó a los pocos minutos del regreso del vestuario: Peñarol lo empató con un gol del recién llegado Maxi Silvera tras el centro de Speedy González, que no fue un tanto más: fue un golazo de chilena.
Lo que vino después se adecuó mucho más a un clásico que lo que pasó anteriormente. No tanto por el despliegue futbolístico sino más bien por la intensidad de ambos equipos para buscar el tanto que los dejara en ventaja, y por la fricción típica de un duelo de rivales históricos. Sin embargo, sin chances claras, a medida que pasaban los minutos los penales parecían ser la única opción para desempatar el asunto, porque ninguno logró destacarse.
Al final se fue expulsado Lucas Hernández por un patadón en la cabeza, pero a Peñarol no le pesó mucho jugar con uno menos sino todo lo contrario: generó algo más que su rival. Nahuel Acosta desperdició la más clara de ese momento y más tarde, el árbitro Bruno Sacarelo cobró penal tras una falta de Mejía sobre el mismo jugador aurinegro, pero fue anulada por fuera de juego. Así se terminaron los 90 y llegaron los tiros desde el punto penal, que tuvo a Mejía como enorme figura tapando dos tiros y a los jugadores de Nacional convirtiendo los cuatro que tiraron.
Ganó Nacional. El martes hay revancha.