En el cierre de la quinta fecha del Clausura, Peñarol y Racing empataron en el Campeón del Siglo 0-0, lo que significó que Danubio siga siendo el único líder del último torneo de la temporada, quedando aurinegros y tricolores como escoltas a dos puntos de los danubianos.

Además, Peñarol resignó dos puntos de ventaja en la Anual con relación a Nacional y ahora ha quedado con cinco unidades por encima de los tricolores; el domingo se enfrentan en el Gran Parque Central.

Para Racing, además del teórico buen resultado de no perder ante Peñarol, el punto significa volver a estar en posiciones de copas internacionales y quedar a cinco puntos de los danubianos en el Clausura.

El final fue caliente, exageradamente picante y con enojos, con dos situaciones laudadas por el VAR: un gol de Jaime Báez en el que la línea roja atrapó al delantero aurinegro y el tanto no subió al marcador por posición adelantada; y una jugada de posible penal al floridense Javier Cabrera después de una barrida de Lucas Monzón que la revisión del VAR desestimó.

Variables estimadas

Con cancha extremadamente rápida, el enfrentamiento entre un equipo afinado, afiatado como Racing, y que repetía la mayoría de su oncena por enésima vez en la temporada, ante un elenco que, más allá de la enorme capacidad de cada una de sus figuras, no juega habitualmente unido resultó en que en el arranque del partido, en el primer cuarto de hora, hubiera un dominio bastante claro de la visita, que, además, en un par de carreras estuvo cerca de poner en riesgo el arco de Guillermo de Amores.

Diego Aguirre eligió, como ante Cerro una semana atrás, poner un equipo casi sin titulares: Guzmán Rodríguez y diez futbolistas más que no están entrando en las oncenas iniciales de manera regular en los últimos tiempos.

Bien plantado Racing en su esquema táctico de tres zagueros centrales, con movimientos ordenados y precisos, y tratando de poner a correr a sus delanteros Dylan Nandín y Agustín Alaniz, pareció que podría ejercer un dominio a largo plazo, que no concretó.

Después de los 20 minutos Peñarol, al influjo del fraybentino Gastón Ramírez, empezó a tener el dominio del juego y multiplicó por una decena de minutos sus acciones de cierta intensidad ofensiva. La conducción eficaz y fina de Ramírez y su pegada perfecta generaron minutos de ataques casi continuos de Peñarol, que llegaron a poner en peligro el arco del duraznense Rodrigo Odriozola.

Hubo otra variable que tal vez pudo haber tenido incidencia en la mayor intensidad ofensiva de los mirasoles, dado que Damián Zorro Suárez tuvo un inconveniente muscular que le impidió seguir en el partido, y entonces ingresó el floridense Javier Cangrejo Cabrera de mitad de cancha hacia adelante y Camilo Mayada bajó a atender el lateral derecho.

Entre el minuto 36 y el 37 el equipo de Aguirre tuvo una triple posibilidad de gol que por distintas variables no se concretó: primero fue una gran habilitación de Lucas Hernández, que avanzando por el medio filtró una pelota entre los tres zagueros de Racing que aprovechó Batista, que ganó metros en el área y definió, pero Rodrigo Odriozola tapó de manera excepcional y mandó la pelota al córner; en el tiro de esquina la pelota le quedó a Ramírez, que sacó un zurdazo impresionante que dejó temblando el travesaño, y en el rebote inmediato el brasileño Leo Coelho elevó la pelota por encima del arco.

Juego que no resbala

Las características generales de juego de la primera parte no cambiaron mucho para el arranque del segundo tiempo, en el que, ya sin lluvia, pero con la cancha muy mojada y a veces con agua empozada, no hubo ni buenas conexiones ni progresiones ofensivas peligrosas por más de 30 minutos.

Eso hasta que, en la media hora del segundo tiempo, hubo una nueva y exquisita habilitación de Hernández para Báez -que en el complemento había ingresado en lugar de Felipe Avenatti-, que definió de manera notable, pero el VAR y su trazado de líneas encontraron que el pedrense estaba adelantado, por lo que no subió el gol. Aguirre hizo sus tres últimos cambios y dio ingreso a Sebastián Cristóforo, el argentino Adrián Fernández y el brasileño Matheus Babi.

Eduardo Espinel, que ya había dado ingreso a Erick de los Santos por el joven Mathías Espinosa, puso en cancha a Alejandro Severo, Agustín Pereira y Jonathan Urretaviscaya, ya para el final del partido, buscando resolver el juego de la mejor manera posible, que en ese caso parecía el empate.

Así fue.

Ahora viene el clásico para Peñarol y la administración de un partido que es tan trascendente, así como la o las ventajas que tiene el equipo de Diego Aguirre en las tablas. Para Racing, definitivamente no fue un mal resultado.