El 11 de marzo de 2006, después de un partido entre Cerro y Peñarol, un grupo de hinchas aurinegros asesinó a Héctor da Cunha –por el simple hecho de vestir una camiseta de Cerro–mientras esperaba un ómnibus que lo llevara de regreso a su casa junto a su pareja y su hijo, Damián da Cunha.
“Pasan los años y la letra no me deja de sorprender y de causar el mismo asombro”, comenzó escribiendo Damián en su cuenta de Instagram, refiriéndose a las letras de algunas canciones que se entonan en las tribunas del fútbol uruguayo: “¿Ya les matamos a uno, les vamos a matar a dos? Se cumplen 18 años del asesinato cobarde de mi padre frente de mi madre y de quien les escribe ahora, yo, con 12 años”, recordó.
Damián cuenta que hoy en día es un “agradecido a la vida” porque “lo que pasó con mi padre me marcó de por vida pero no me hizo peor persona. Jamás le desearía pasar por algo así a alguien, ni a mi peor enemigo”, continuó.
Ahora tiene 29 años y continúa yendo a ver a Cerro. “Estas situaciones me hacen reflexionar mucho; todos me conocen, voy a la cancha siempre y amo a mi club. Voy a todos los partidos contra Peñarol. Por suerte aprendí a separar, sé que no todos son así; esto es culpa de unos pocos que no tienen cerebro y manchan todo lo lindo que tiene este deporte y esta pasión que yo también comparto”, analizó.
Violencia que continúa
El sábado en el Campeón del Siglo hubo una serie de incidentes en la previa del partido entre Cerro y Peñarol, que no pasaron a mayores por mera casualidad.
A los albicelestes se les impuso una medida que les impide concurrir al estadio cuando sean locales, como sanción por los incidentes que algunos de sus parciales protagonizaron tras el partido con Defensor.
En ese contexto, este lunes el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, se reunió con los presidentes de Peñarol y Nacional, Ignacio Ruglio y Alejandro Balbi, para organizar el clásico de la sexta fecha del Torneo Apertura, que será en el recinto carbonero y sin público visitante.