−¿Cuál Matías Manna? ¿El que salió campeón del mundo con Argentina?
−No, siempre pensando en fútbol vos. ¿Cómo va a salir campeón del mundo con Argentina? Yo te hablo del escritor, del novelista, del tipo que hizo una novela bárbara que se llama El tiempo de los árboles.
Se ve que la vida es una colección de desacuerdos. Incluso de desacuerdos que podrían ser acuerdos. El diálogo que, de verdad, transcurre en el Centro de Buenos Aires es un desacuerdo que podría ser acuerdo. Matías Manna es los dos: un campeón del mundo con Argentina y un novelista.
Breve historia de El tiempo de los árboles, flamante libro que sorprende en rincones del costado occidental del Plata: una trama sobre el amor, la relación entre lo personal y lo laboral, el fútbol y cómo gravitan los vínculos personales en las decisiones y en los rendimientos. Todo eso. O lo que dice un lector que conoce muy de cerca al autor. Un lector que, como ese autor, es entrenador de fútbol, Lionel Scaloni, la cabeza del cuerpo técnico del que Manna forma parte: “Se dice que las finales no se juegan, se ganan. A las finales hay que intentar prepararlas como si fueran un partido más. Como sucede en esta historia, toda decisión tendrá consecuencias”.
Breve o no tan breve historia de Matías Manna: un pibe de San Vicente, en la provincia de Santa Fe, que creó muy temprano el blog “Paradigma Guardiola” cuando Guardiola estaba lejos de ser el director técnico más referencial del planeta, al punto que se sorprendió con el trabajo de Manna; un muchacho que migró a la docencia universitaria y que se posgraduó en comunicación digital interactiva; un erudito en partidos que trabajó como analista −y más que analista− con Marcelo Bielsa (en el Mundial 2010), con Jorge Sampaoli (Mundial 2014, Mundial 2018), con Scaloni (todo el ciclo en celeste y blanco) y con otros entrenadores renombradísimos. Un señor de cuatro decenios que casi siempre escribió y, por eso, aunque no sólo por eso, acaba de debutar como novelista.
O sea: la cancha puede funcionar, a veces, como la verificación de que en un individuo caben muchos individuos y, también, como el camino para advertir que, a pesar de que una pelota y una serie larga de páginas no son el mismo objeto, hay ocasiones en las que el fútbol constituye un gran relato y un libro conforma una gambeta memorable.
El tiempo de los árboles.
“Esta es una historia en la que me acompañan autores y conceptos que siempre sentí cerca”, le devela Manna a la diaria mientras su existencia transcurre entre los impactos emocionales que implica poner en circulación su obra y la continuidad del trabajo con la selección argentina pensando en las fechas de Eliminatorias que ya vienen –contra Uruguay–. Y es tal cual. Todo un equipo juega con Matías en la novela porque, a través de los capítulos hay citas de Guardiola, del técnico español Juan Manuel Lillo, del pensador francés Edgard Morin (“antes que la doctrina que responde a todo, la complejidad que todo lo cuestiona”), la científica social y feminista argentina Rita Segato, la periodista escritora argentina Leila Guerriero, el conductor de Colombia, Néstor Lorenzo, el ensayista brasileño João Batista Freire. Todos ellos y todas ellas.
Y los árboles.
Los árboles son protagónicos en la narración, los árboles como reivindicación de muchas cuestiones. También del fútbol. Manna creció y soñó en su San Vicente natal, pateando rumbo a arcos anónimos cuyos postes eran árboles, como ocurrió en la vida de tantas y de tantos. De allí que ahora su novela es una econovela. “Todo lo que gane con el libro va a parar a plantar árboles en San Vicente. Irán a caminos recreativos y, en ciertos espacios públicos, se dispondrán como arcos para poder jugar al fútbol allí, afirma. Una devolución al pueblo, a la tierra y a la Tierra, a las esperanzas del origen, a los pibes y a las pibas como fue él, a su deporte.
Distante de cualquier tentación de fama, a Manna se lo observa contento en una foto estadounidense en la que camina por las calles junto con tres célebres compañeros de labor: Scaloni, Pablo Aimar y Walter Samuel. Algunos aires de la imagen generaron que en las redes sociales digitales se dijera que modelaban una segunda versión de Los Simuladores, la famosa serie de la televisión argentina. No consiste más que en un chiste, aunque el novelista campeón del mundo asume que esa postal también fue una ruta al libro: “De ahí, abrigado, me iba a la Patagonia, donde sucede mucho del libro”. Y el libro, a su vez, articula la doble dimensión de los días de Manna, ese enlace con los goles y ese enlace con las palabras. Lo desmenuza exacto el periodista inglés Simon Kuper: “Matías Manna es una de las pocas personas que, dentro del mundo del fútbol, es capaz de escribir sobre lo que ve. Es un observador maravilloso. Su posición es casi única para enriquecer la escritura sobre el fútbol”.
El tiempo de los árboles.
El tiempo de los árboles (por ahora) no circula en las librerías de fuera de Argentina, pero sí es accesible por medio de múltiples vías a distancia. Hay una novela que porta un rasgo que también es de novela: el hombre que contribuyó a pensar la final campeona de todo de Argentina frente a Francia en Qatar es el hombre que fabuló una final muy distinta y en un rincón del universo muy distinto para parir un libro tan futbolero como hermoso. Realidad y ficción, ficción y realidad. Un librazo y un golazo.