Nacional ganó otra vez en el Paladino, como las cinco veces anteriores que visitó el escenario tejano en este siglo. Fue 5-1 con doblete de Nicolás López, uno de Jeremía Recoba, otro de Diego Herazo y el cierre de Bruno Arady. El bolso sumó su primer triunfo en el Torneo Apertura y quedó a uno de Peñarol, que dejó puntos ante Boston River el sábado.
El equipo de Martín Lasarte se adueñó de la tarde rápidamente. Tras un tiro de esquina que cedió Luis Maldonado en un intento de despeje, llegó el centro, donde volvió a fallar la defensa aurirroja y Recoba, oportuno, la mandó a guardar por segundo domingo consecutivo.
Cinco minutos más tarde, Herazo tiró una diagonal perfecta, guapeó ante el error de Carlos Ordoñez y aprovechó el terreno en soledad que había entre la línea final y el golero Nahuel Suárez, y definió con elegancia para el segundo.
Esos dos golpes fueron indisimulables y difíciles de asimilar para Progreso, que nunca puso en riesgo el resultado en favor para el visitante. El Diente convirtió dos veces de penal y Arady anotó su primer gol en primera. En el inicio del segundo tiempo había descontado Nicolás Fernández con gran remate de afuera del área para los gauchos.
En tres colores el tridente de goles
Nacional liquidó el partido en el primer tiempo, la diferencia fue de tres goles y pudieron ser más. De hecho, Herazo erró un mano a mano insólito en la última escapando a velocidad de Maldonado con el locatario tirado arriba.
En el primer cuarto de hora el bolso ya estaba dos goles arriba aprovechando licencias defensivas enormes de su rival. Eso le permitió manejar el trámite con la tranquilidad de tener rápidamente el primer triunfo del Apertura en el bolsillo.
El equipo de Martín Lasarte fue muy efectivo, el Diente se movió notable a espaldas de los volantes y Herazo fue un problema sin solución para los zagueros Maldonado y Carlos Ordóñez. La visita optó por salir por abajo, con balón dominado, y desde ahí arrancó a manejar la tenencia ante un rival que presionó poco y mal.
Progreso comenzó bien en los primeros minutos, pero el orden que intentó implementar se desmoronó con la llegada del primer gol tricolor. Nicolás González jugó a 40 metros de Luis Mejía y, pese a que bajó todos los balones que pudo, quedó muy lejos para llegar al área a definir. Ofensivamente, los de Javier Méndez fueron muy tibios y, defensivamente, absolutamente inconexos. Con la calidad de los jugadores adversarios, el castigo fue inminente.
Bruno Arady, de Nacional, tras convertir el quinto gol de su equipo.
Foto: Ernesto Ryan
Los goles pagaron la entrada
Más allá de que el resultado ya estaba definido, hubo tres goles en el segundo tiempo que sirvieron para entretener una tarde liquidada. El más lindo fue el de Fernández, que recogió el guante tras un despeje luego de un tiro de esquina, la tomó de derecha y sacó un tiro potente que pasó entre tantos cuerpos que, cuando Luis Mejía quiso reaccionar, ya estaba en la red.
Junto con el ímpetu de las tres variantes que mandó Méndez para el complemento, se ilusionó la populosa barriada tejana que acompañó en buen número. Pero quedó en un mero sueño de la fiesta del barrio. Una buena trepada de Emiliano Ancheta por derecha terminó en penal y otro tanto de López.
Con el 4-1 a su favor, la tranquilidad en la tribuna visitante y en el cuerpo técnico. Nacional manejó bien el balón haciendo pasar los minutos. Lasarte dio lugar a Rómulo Otero, Eduardo Vargas y Yonatan Rodríguez para que sumaran tiempo en cancha pensando en el futuro.
Con el gaucho lanzado por más tantos del honor y el bolso jugando con espacios, se hizo un trámite de ida y vuelta pese al cansancio. Solamente quedó lugar a que Arady cumpliera el sueño del pibe al anotar su primer gol en primera.
Nacional llegó a cuatro puntos en el Apertura; no le queda mucho margen de error, pero emparejó la distancia con Peñarol. Progreso perdió los tres que jugó y se mantiene en zona de descenso directo.