Tras 98 trabados minutos contra el líder de las Eliminatorias, Argentina se llevó tres preciados puntos y el invicto que Uruguay ostentaba de local. Fue un partido de mucho contacto, con juego duro habilitado por la pasividad del árbitro Juan Benítez, que puso orden recién sobre el final. El buen desempeño de Rochet se vio opacado por la genialidad de Thiago Almada desde afuera del área, que zanjó la diferencia. Uruguay debe reencontrarse con su mejor versión para sobrepasar la meseta en la que se encuentra y cerrar la clasificación.

En los papeles pintaba parejísimo y en definitiva cumplió. En todo clásico la paridad es una suposición acertada, y tanto Lionel Scaloni como Marcelo Bielsa entendieron esto y pusieron toda la carne en el asador. Toda la que estaba disponible, porque a esta cita faltaron Manuel Ugarte, Rodrigo de Paul y un tal Lionel Messi. Al estadio Centenario lleno hasta la última butaca, poco le importó. La sazón única que aporta una numerosa tribuna visitante le dio el toque a una de las rivalidades más antiguas del deporte.

La mesa está servida

Bielsa es el tercer técnico argentino que enfrenta a la selección de su país mientras dirige a la uruguaya. El primero fue Juan Hohberg, que, a pesar de ser cordobés, defendió la celeste como jugador; mención especial a su vital participación en el cuarto puesto en el mundial de Suiza 1954 y posteriormente como técnico en los 70. El segundo fue Daniel Passarella en los 2000.

Con alrededor de 200 encuentros (algunos no son reconocidos por una u otra federación), Uruguay y Argentina son protagonistas del clásico que más partidos tiene en la historia, tomando todas las rivalidades de selecciones nacionales.

Se midieron

Como en la previa a una pelea cotidiana dos hermanos se miden antes de arrancar, en el primer tiempo reinó el respeto hasta los últimos minutos; es decir, hasta que alguien tiró la primera patada, o agarró de la camiseta. Uruguay seguro y Argentina trastabilla. En la tribuna los albicelestes chiflan y los celestes hacen la ola. En los primeros minutos hubo toques, pifias, avances y repliegues. Trabado, como todo clásico rioplatense, porque los dos conocen por demás los trucos del otro.

Durante los primeros 15 minutos no pudieron sacarse ventaja, tampoco se arriesgaron con faltas duras y cuidaron las amarillas, puesto que varios jugadores peligraban completar la doble fecha en caso de ser amonestados. Por esta u otras razones, el partido se estancó en la triangulación de pases promediando el primer tiempo, ganando y perdiendo metros sucesivamente. Argentina conoció el arco celeste recién a los 27 minutos con un tiro suave, tras sucesivos intentos de Uruguay sin peligro.

Thiago Almada, de Argentina, tras convertir el gol de la victoria.

Thiago Almada, de Argentina, tras convertir el gol de la victoria.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Lastimando más por derecha que por izquierda, Naithan Nández y Facundo Pellistri forzaron varios errores de la actual campeona de América y del mundo en la primera mitad. La confianza que les otorga el manto celeste a estos dos es notoria, la misma que les falta a otros que todavía no despliegan toda su magia. Por eso y por la lesión en el aductor de Giorgian de Arrascaeta llegó el cambio que permitió que Nicolás de la Cruz ingresara previo al final del primer tiempo. Un tiro sin ángulo de Giuliano Simeone y una jugada entreverada en el área uruguaya condimentaron el partido que todos fueron a ver.

Segundas partes nunca fueron buenas

Para la segunda mitad, Argentina aumentó un par de niveles e intentó buscar el resultado que le permitiera conservar el liderato de las Eliminatorias. Thiago Almada avisó, Federico Valverde respondió, con menos peligro. La violencia también aumentó y el colegiado hizo caso omiso, por no decir “omisión de oficio”; la tensión se autorreguló por la buena voluntad de los jugadores, varios de ellos compañeros de equipo a lo largo y ancho del mundo. De a poco, Argentina se vino arriba y Uruguay, notoriamente cansado, aprovechó poco los contraataques que tuvo.

Por desorden y errores defensivos, Sergio Rochet salvó una y varias veces más a lo largo del complemento y no dejó notar la falta de regularidad en el Internacional de Porto Alegre. A los 63 minutos, Nández fue pintado de amarillo por falta sobre Tagliafico al llegar tarde a una pelota dividida en ataque. A los 67 minutos, Thiago Almada abrió el marcador con un tiro ambicioso de afuera del área que venció la valla de Rochet. De ahí en adelante fueron toques, Leandro Paredes demostró todo su repertorio de pases y algo de magia. Tras el desfile de cambios de ambos lados, Uruguay tuvo que ir a buscarlo con las ganas de Aguirre y Viñas, al tiempo que los vecinos metieron el partido en el congelador, haciendo tiempo.

Festejo de Argentina tras ganarle a Uruguay.

Festejo de Argentina tras ganarle a Uruguay.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Faltando cinco minutos para el tiempo reglamentario, Mathías Olivera cortó una contra argentina al costo de una amarilla. El mismo negocio hizo Julián Álvarez minutos más tarde. Los seis minutos de tiempo extra fueron simbólicos, ya que, por más que quiso, Uruguay no tuvo con qué ir a buscar el partido. Sobre el final, González pagó con roja la patada en la cabeza que le propinó a Nández.

¿Cómo seguimos?

Con casi siete clasificaciones para diez participantes, las Eliminatorias sudamericanas han bajado el nivel de calculadora en mano con que miramos los partidos. Con la clasificación casi asegurada, los cuatro de arriba miran cómo los últimos seis se disputan los dos lugares que quedan. De todas formas, Argentina lidera la tabla con 28 puntos, con un pie y medio dentro de la cita máxima. Le siguen Ecuador con 22 y Brasil con 21.

Uruguay ocupa el cuarto lugar con 20 puntos y el martes, en Bolivia, a 4.150 metros sobre el nivel del mar, buscará sumar para no perder pisada. Paraguay le sigue con 20 puntos y menor saldo de goles y Colombia está apenas un punto por debajo.