Miramar Misiones se presentó en el Parque Roberto de Sayago para enfrentar la última fecha del Apertura, que lo tiene en la pelea de la parte baja de la tabla. Racing, por su parte, no brilló en la Copa Sudamericana, y aquello quizás suponga una deuda. En la anual, sin embargo, buscará repetir el plato de las fronteras y clasificar nuevamente para dichas contiendas el año que viene. Miramar está en otro rollo: recién vendido como sociedad anónima, habita una zona que conoce aunque nunca es la más cómoda para nadie, la del descenso. El año pasado zafó con lo justo, a lo Miramar, y este año está en la misma pelea. De la mano de Horacio Peralta consiguió identificarse con cierta forma de juego. Algo así planteó en su visita a Sayago. Al minuto, un desborde de Denis Olivera y el ingreso de Douglas Bitencourt por el medio del área pudieron haber cambiado los planes de ambos entrenadores, pero fue tan sólo un aviso.

En la previa a este partido, la nueva SAD que gestiona a Miramar Misiones hizo su primer movimiento de notoriedad. Rescindió el contrato de Nicolás Schiappacasse, aunque terminaba en junio. De esta manera cortó con un romance entre Miramar y el futbolista que data desde que Schiappacase salió de prisión, luego de ser detenido cuando se dirigía a un partido de Peñarol portando armas de fuego. El Chapa jugó dos partidos en lo que va del año y estuvo por última vez a la orden del entrenador el pasado 18 de abril, cuando fue expulsado por gestos a la parcialidad tricolor en el festejo del gol de su equipo, estando en el banco de suplentes.

Después de aquella llegada de Bittencourt en el primer minuto de juego, todo se dispuso para Racing. Una cancha rápida, la del Roberto, le permitió a Mateo Cáceres probar de lejos. La pelota dio en el palo por primera vez ante la mirada de Luca Giossa. Minutos después fue Esteban da Silva el que hilvanó una maradoniana que pareció diluirse pero terminó con el remate del futbolista, que pasó cerca. El argentino Bautista Tomatis tuvo las siguientes dos, aunque sin éxito. Ambas se quedaron en las manos del arquero, que ya era figura; la segunda, sobre todo, con una acrobacia y la ayuda nuevamente del mismo parante que le había negado el grito a Da Silva minutos antes. Racing era más, pero Miramar sabía soportar.

El partido se fue embarrando a medida que la cancha se fue dando vuelta. Las imprecisiones hicieron mover los bancos de suplentes y entonces Racing apostó por el buen juego de Santiago Ramírez. Peralta no perdió el tiempo y mandó a Facundo Silvera y Sebastián da Silva. A todo el mundo le urge ganar siempre.

El recién ingresado Santiago Ramírez le sirvió a Tomatis la posibilidad de su revancha. Puso el 1-0 e hizo justicia, aunque la justicia muchas veces falla. Da Silva picó en punta y tuvo el empate, pero falló en la última decisión. Tomatis tuvo una nueva oportunidad en los pies de Ramírez, pero Lucas Giossa se quedó con la ilusión –la propia y la ajena–.

Los goles vinieron desde el banco: Emiliano Sosa, otro de los que ingresaron en el complemento, faltando un par de minutos para el final empató el partido cuando tomó un rebote en el área. En la hora casi lo gana Miramar, pero Racing tiene en el arco a Lautaro Amadé.