En el salón Azul de la Intendencia de Montevideo, ante una muy nutrida y variopinta concurrencia integrada por deportistas, familiares, trabajadores del deporte y de distintos ámbitos, figuras de gobierno, periodistas y aficionados en general, se presentó el libro autobiográfico de Óscar Washington Tabárez, Las puertas de la memoria, en el que, tal como se anuncia en la contratapa, recorre desde su humilde infancia en el Cerrito hasta hacerse un lugar en los primeros planos del fútbol mundial para recorrer sus propios caminos de la vida.

“El fútbol no es tan importante, pero es un gran vehículo para llegar a cosas más importantes que el fútbol”, es una de las tantas frases-ideas del Maestro. Sus palabras, su filosofía de vida expresada y reflejada en mucho más que estas 220 páginas del libro editado por Planeta, en donde se visita la casa del pasado para traer de allí algunos valores, convicciones, ideas y emociones que no deben perderse en el ayer, son aportes valiosos en el presente y seguramente en el futuro.

El libro en su presentación pública contó con la fina y sensible exposición de Ricardo Piñeyrúa y Mario Bardanca, sobre quienes sería injusto circunscribirse a su rol principal profesional de comunicadores o periodistas. Luego dieron lugar a la palabra de Tabárez, quien habló de su vida y, puntualmente, de cómo el fútbol le cambió la vida.

“Cuando se terminó el ciclo de la selección, en noviembre de 2021, fue muy duro para mí. No fue porque uno haya salido, entre otras cosas, por resultados negativos circunstanciales; lo que más sentí es que me cambió la vida. Viví más de 15 años en el Complejo Celeste, al principio en la mañana y en la tarde, y después, cuando se fue armando el proyecto y se formaron los cuerpos técnicos de los juveniles, ya no había tanta necesidad de que uno estuviera encima de todo. Eso fue lo que más sentí cuando se terminó la selección: más allá de la parte deportiva, me cambió la vida. Es por eso que tomé decisiones, primero que nada definirme. Se terminó: desde ese día no he dado una nota de prensa. Sólo he participado en eventos relacionados con cosas en las que yo creo, pero se terminó. Además, no quiero dar la más mínima sospecha si doy opiniones. Estamos en un momento difícil con las redes y las cosas que vienen de todos lados, y no quiero, aunque sea incidentalmente, andar alentando la negatividad de muchísimas personas que hay escondidas detrás de las redes”, confesó.

La aldea, la niñez futbolística y nuestro Uruguay

Tabárez, para muchos de nosotros y nosotras el refundador del fútbol de las selecciones nacionales, aseveró que lo que él definió como la niñez futbolística “es el gran tesoro que tenemos en nuestro fútbol”.

“En algún lugar de nuestro país, que no sé cuál es, donde los niños juegan al fútbol, hay uno al que no conozco, no sé cómo se llama ni cuántos años tiene, pero en cualquier momento puede llegar a ser un futuro integrante de la selección mayor. Creo en eso, voy a seguir creyendo y espero que en algún momento se pueda hacer. Hablo del aprendizaje por imitación y, a veces, los que no son tan buenos desde lo genético se contagian. Por lo menos terminan jugando mejor de lo que jugaban si tienen buenos jugadores al lado. Creo que una de las cosas más importantes que hicimos cuando se nos ocurrió el proyecto en ese complejo en el que viví, y que sigo queriendo y recordando tanto, fue que tratamos de combinar la actividad de la selección mayor con la de las juveniles, con una simultaneidad que les permitía a los chiquilines ver a los de la mayor e ir aportando recambios”, destacó.

Tabárez, que al cierre de su alocución y luego de la emocionante interpretación de la canción “Maestro” por parte de su autor e intérprete, Gerardo Dorado El Alemán, acompañado circunstancialmente por uno de los destacadísimos concurrentes al acto, el cantautor Mario Carrero, recibió una larga, cálida y muy emocionante ovación, había dejado una última idea expuesta.

“Nosotros, mal o bien, sobre todo con la experiencia de Sudáfrica, que nos marcó positivamente, nos dio una espalda importante... Creo que se puede hacer, la pasión por el fútbol existe, hay muchísimos lugares en los que se están haciendo cosas, pero el sueño es que se abra a todo el país y que sea algo utilitario para dar una imagen del fútbol uruguayo, que se puede lograr. Espero ver algo de eso y que en un futuro crean que eso se puede hacer. No decir “vamos a salir campeones del mundo”, eso siempre va a ser un sueño, pero quizás a todos los que estuvimos en ese grupo de Sudáfrica lo que nos dejó pensando fue lo que hicimos antes del Mundial para ir, lo que conversamos, y que no estuvimos tan lejos de ir un poquito más arriba. ¿Por qué no se puede volver a hacer? Tiene que ser un trabajo de toda la aldea”, remató una de las mayores personalidades del país de las últimas décadas, haciendo referencia al proverbio africano que fue citado en la exposición y es destacado en el libro, que reza que hace falta una aldea para criar a un niño.

En el salón Azul lo acompañaban 13 de sus mundialistas, con los que se podía armar un equipo de nota: Juan Guillermo Castillo, Andrés Scotti, Diego Godín, Sebastián Coates, Jorge Fucile, Walter Gargano, Diego Pérez, Sebastián Eguren, Álvaro Tata González, Álvaro Fernández, Sebastián Papelito Fernández y Cristian Cebolla Rodríguez. A ellos se sumaron virtualmente, a la distancia, Luis Suárez y Edinson Cavani, que se están aprontando en Estados Unidos para el inicio del Mundial de Clubes. También Sebastián Abreu, que está dirigiendo en México, y Diego Lugano, que no reside en Uruguay.

Ellos y nosotros y nosotras somos esa aldea, y el fútbol y la vida de los y las uruguayas es la aldea.

Las puertas de la memoria, de Óscar Washington Tabárez. 224 páginas. Planeta, 2025.