De la mano de esfuerzos individuales y algunas iniciativas institucionales, Uruguay cuenta con un incipiente campo de investigación sobre su fútbol. Con la academia como protagonista, en el país comienza a formarse una estructura que busca atender diversas temáticas vinculadas al ámbito profesional del deporte. Para profundizar en la historia y la actualidad de los trabajos de investigación sobre fútbol uruguayo, la diaria habló con el entrenador Sergio Markarian y los docentes e investigadores del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) Alejandro Trejo y Matías de Pablo, ambos doctores en Ciencias del Deporte.

Como antecedentes históricos, Markarian recordó que a finales de la década del 70 asistió a una serie de reuniones de posgrado que se realizaron en el ISEF, en las que se abordaron diferentes temáticas vinculadas al estudio sobre fútbol. En esas instancias, en las que se compartieron investigaciones originadas en Europa, Markarian compartió estudios que elaboró él mismo sobre el fútbol uruguayo. Como ejemplo, rememoró que realizó un estudio para determinar una forma de calcular la carga de trabajo de los futbolistas, así como un trabajo en el que, “de forma muy elemental”, determinó las distancias recorridas por los futbolistas uruguayos de la época.

Sobre los antecedentes históricos, Trejo destacó que existen estudios sobre el fútbol uruguayo desde la década de los 90 y los 2000, pero que los primeros esfuerzos sostenidos tienen su origen en 2013, por lo tanto, consideró que es “un campo incipiente”. Para el docente, el primer impulso lo dio la maestría en Rendimiento, Tecnificación y Alto Nivel, que impartió el Instituto Universitario de la Asociación Cristiana de Jóvenes en convenio con el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña. De acuerdo con Trejo, a partir del curso de posgrado se generó una serie de tesis vinculadas al fútbol y el alto rendimiento que fueron “el motor que hace que los que estamos hoy en día nos enganchemos”.

Por otra parte, de la mano de llamados de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Universidad de la República y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación se potenciaron ideas para generar estudios. Justamente, a partir de un llamado de la CSIC en 2022, se logró la financiación de un grupo I+D enfocado en investigación en deporte y rendimiento. El grupo está conformado en su mayoría por docentes del ISEF. Los responsables son los doctores Carlos Magallanes y Andrés González.

Además del grupo I+D, existen dos equipos que investigan sobre fútbol dentro del Departamento de Deporte del ISEF, que funcionan con fondos del instituto. “Uno se enfoca en los estudios notacionales, observar y registrar acciones de juego”, del cual Trejo está a cargo, y el otro “está vinculado más a la calidad muscular y el análisis de la carga externa” a través de GPS. Aunque en total existen tres grupos, el docente explicó que los recursos humanos son bastante pocos, ya que el grupo I+D está conformado por docentes de las otras dos áreas de estudio.

Con el foco en continuar desarrollando el campo de investigación, Trejo contó que en octubre se llevará a cabo el Congreso Internacional en Deporte y Entrenamiento para la Salud y el Rendimiento, que convoca a asistir a profesionales, académicos, estudiantes y egresados interesados en la temática.

El potencial de la investigación para “enriquecer a todos”

Entre los estudios que realizaron en el ISEF, Trejo y De Pablo comentaron que se llevaron adelante varias tesis de grado y artículos de gran calidad sobre el tema. A modo de ejemplo, mencionaron un estudio sobre las características de las transiciones ofensivas en el fútbol uruguayo masculino de primera división en la temporada 2023 y otro sobre las características de las acciones de pelota quieta de los equipos femeninos de primera división de Nacional y Peñarol en las temporadas 2022-2023.

En ese marco, destacaron un informe que llevaron a cabo junto con la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), titulado “Análisis de la carga externa de la selección sub 20 de fútbol en el Campeonato Sudamericano 2023 y Campeonato del Mundo 2023”. Por el ISEF estuvieron involucrados en la elaboración del informe De Pablo y Andrés González, mientras que desde la AUF los responsables fueron Jorge Giordano, Diego Estavillo, Santiago Ferro y Esteban Gesto.

El nexo que facilitó la elaboración del informe fue Giordano, docente del ISEF y director de selecciones nacionales de la AUF, quien conjugó el interés de incorporar a la academia en el trabajo con las selecciones y la necesidad de la facultad de acceder a información de alto nivel. El objetivo del informe fue describir la carga externa –parte visible del esfuerzo, ya sean velocidades, distancias recorridas, aceleraciones, desaceleraciones– de los jugadores durante la competencia. Para De Pablo, el hecho de que esa selección sub 20 fue campeona del mundo da “otra relevancia y visibilidad a los datos”.

Sobre los objetivos del informe, De Pablo indicó que su intención es poder volcar esa información en aplicaciones prácticas: “¿Qué se puede sacar de esos datos, por ejemplo, para que los entrenadores o los preparadores físicos apliquen en el juego?”, planteó. Para poder profundizar en ese objetivo, señaló que les quedó “una pata por abordar”, que es relacionar los datos de carga externa con la dimensión técnico-táctica de los partidos, a modo de “contextualizar el esfuerzo físico”.

Según los docentes, desde el ISEF buscan poder reforzar el nexo con la AUF y diferentes clubes nacionales masculinos y femeninos y continuar realizando este tipo de iniciativas. Entre los desafíos que identificaron Trejo y De Pablo para elaborar otros proyectos similares, mencionaron la existencia de cierto “recelo” sobre la posibilidad de que los estudios permitan a los rivales “saber cómo juega una selección o un club”. Ante ese tipo de planteos, Trejo manifestó que los estudios no muestran “cómo se juega en Uruguay”, sino cómo se jugó en determinado día y hora con los jugadores alineados.

“El profesionalismo ve cómo poco a poco estas alianzas con la universidad van progresando y son fructíferas en la medida en que va entendiendo que lo que se analiza es historia pasada”, señaló, y agregó que en otros países está “mucho más normalizado el rol del analista de rendimiento del deporte, tanto en la universidad como en la federación o el club”. Para De Pablo, es importante entender que facilitar el acceso a datos y generar conocimiento en base a ellos “a la larga va a enriquecer a todos”.

Entre la falta de recursos y la poca sensibilidad

A la hora de generar conocimiento sobre el fútbol uruguayo, Markarian valoró que “investigar requiere rigor científico” y que se necesita un “alto nivel de cultura futbolística”. Aunque valoró los esfuerzos que se están realizando desde la academia, consideró que, en general, en el sistema del fútbol uruguayo no existe un buen nivel de cultura futbolística. Para avanzar, planteó que es necesario mejorar la capacitación de los profesionales que trabajan en el fútbol uruguayo y los criterios de selección de quienes dirigen los equipos.

Desde su punto de vista, esa clase de estímulos pueden surgir desde la AUF o la Secretaría Nacional del Deporte. De todas formas, sostuvo que no ve “mucha sensibilidad” ni “mucho interés” para llevar adelante este tipo de iniciativas. “Los uruguayos tenemos la costumbre de adjudicar el no hacer a la falta de recursos económicos, pero creo que siempre se puede hacer algo cuando existe un verdadero interés por saber qué es lo que pasa”, afirmó.

“El nivel de producción es muy bueno para la cantidad de gente que tenemos y para la posibilidad de desarrollo real”, señaló Trejo. Como argumento, apuntó que desde el ISEF publicaron artículos en revistas internacionales de alto impacto académico, escribieron capítulos de libros y presentaron ponencias en congresos, lo que es un indicador de que lo están haciendo bien. “La capacidad humana para analizar parece que no está tan mal porque nos aceptan”, indicó, pero lamentó que una de las principales dificultades para avanzar en el campo de estudio es la falta de recursos humanos.

Sobre el vínculo entre academia y fútbol profesional, tanto Trejo como De Pablo destacaron que el trabajo que hicieron en conjunto el ISEF y la AUF puede ser “un primer paso” para que los clubes piensen en realizar experiencias similares. En ese sentido, Trejo comentó que están trabajando en un proyecto similar junto con el preparador físico de Montevideo City Torque Sebastián Urrutia.

Para ambos académicos, promover más y mejores investigadores sobre el fútbol uruguayo puede contribuir a obtener nueva información que contribuya a mejorar el rendimiento, pero también a desmitificar algunas creencias populares que no tienen asidero científico. A forma de ilustración, Trejo recordó la tanda de penales entre Boca Juniors y Alianza Lima en la actual Copa Libertadores.

Ante la derrota del equipo argentino, desde la prensa y el público se criticó a Edinson Cavani por elegir que su equipo pateara en segundo lugar ya que, supuestamente, estadísticamente tienen más chance de ganar quienes ejecutan en primer lugar. Con respecto a esa creencia, Trejo planteó que existe un estudio sobre todas las tandas de penales en los mundiales de 1978 a 2018 en el que se registró que el 50% de los equipos que ganaron la tanda comenzaron pateando primero y el otro 50% segundo.

Teniendo en cuenta esa información, el docente planteó que valorar el dato en general sin tener el contexto no tiene valor estadístico, porque la cifra de probabilidad y acierto y error varía en cada instancia: “Una cosa es una tanda de penales de octavos de final y otra cosa es la final del Mundial. Los contextos son otros”, señaló.

¿Qué temas hay para investigar?

Consultado sobre qué temas son importantes para ser investigados en Uruguay, De Pablo afirmó que estudiar por qué ocurren las lesiones de los futbolistas puede contribuir en dos sentidos: mejorar la salud y el rendimiento de los jugadores. Mejorar el conocimiento en la materia es un avance que le puede dar “más durabilidad al deportista”, que podría “jugar hasta edades mayores y sostener su rendimiento cada vez más cantidad de años”, sostuvo. Markarian coincidió en la necesidad de profundizar en el conocimiento sobre las lesiones. Puso especial énfasis en las lesiones de ligamento cruzado, ya que, a nivel mundial, suceden cada vez con mayor frecuencia.

Por otro lado, tanto Trejo como Markarian plantearon la necesidad de estudiar el desempeño de los árbitros. “Analizar al árbitro es mejorar el juego”, apuntó Trejo, y destacó que los jueces también tienen incidencia en los datos que se estudian de los partidos, ya que deciden si determinadas jugadas son registrables: “Si yo hago un gol y el árbitro dice que no vale, por más que todo estuvo bien y que el árbitro se equivocó, no fue gol. Entonces no vale. Para la academia ese gol no es un dato registrable para ser analizado. Para el equipo de fútbol tampoco, a pesar de que hicieron todo bien”, explicó.

En ese sentido, Markarian manifestó que le gustaría saber “cuál es la razón por la que los árbitros no aplican el reglamento en algunas circunstancias”. Como ejemplo, mencionó los agarrones dentro del área que no se sancionan en la ejecución de un córner o de una pelota parada: “Si se empiezan a cobrar, va a traer modificaciones en la metodología de la marca en ese tipo de jugadas. La marca de zona ofrece menos posibilidad de cometer penal. Lo que hay que entender es que defender tiene que ser dentro del reglamento”, planteó.

Con respecto a los árbitros, el entrenador también se refirió a la norma que impide a los arqueros retener la pelota en sus manos más de seis segundos (la regla cambió por ocho segundos y otra forma de conteo esta temporada). De acuerdo con Markarian, en Uruguay esa norma no se cobra. Como argumento planteó que llegó a utilizar un cronómetro en partidos de fútbol uruguayo en los que los arqueros estuvieron hasta 20 segundos con la pelota en las manos.

En un marco más general, Markarian señaló la necesidad de estudios para identificar las distintas causas por las que los equipos uruguayos han tenido dificultades para sostener buenos rendimientos a la hora de competir internacionalmente. “Me parece que tenemos que reconocer algunas debilidades y nuestros propios errores sobre los cuales empezar a fundar un cambio”, afirmó.