Meses antes de que Uruguay se hiciera con su primera medalla olímpica en Colombes y a menos de 650 kilómetros de la ciudad que hospedaría los Juegos Olímpicos (JJOO) de 1924, la ciudad francesa de Chamonix, ubicada a los pies del Monte Blanco y conocida como la cuna del alpinismo, ofició como anfitriona de la primera Semana de Deportes de Invierno, entre el 25 de enero y el 5 de febrero. De esa exitosa experiencia piloto nacieron posteriormente los JJOO de Invierno, también organizados por el Comité Olímpico Internacional (COI), y en 2026 volverán a la zona de los Alpes, esta vez del lado italiano, como lo hicieron por última vez en Turín 2006.

Pero no es todo color de rosas, récords, medallas y espíritu deportivo. Con la magnitud corporativa y rentable de estos megaeventos no sólo las ganancias han crecido desde los primeros JJOO de Invierno hasta hoy: el cambio climático ha reducido las zonas en las que los deportes y disciplinas de invierno, que comúnmente requieren hielo y nieve, pueden llevarse a cabo. Para abordar esta problemática internacional, la diaria conversó a dos idiomas con Elisa Virgili, investigadora italiana, docente de la Universidad de Milán y magíster en Ciencias Filosóficas, que se dedica principalmente a estudios de Género y Filosofía Política; con Unai Arratibel, licenciado en Historia con un máster en Formación del Profesorado en España, y con Bruno Mora, director del Departamento de Educación Física y Deporte del Instituto Superior de Educación Física de la Universidad de la República y coordinador del Grupo de Estudios Sociales y Culturales del Deporte del mismo centro universitario.

Los investigadores extranjeros integran un grupo que, irónicamente, utiliza la misma sigla que el COI, pero que se desglosa en algo así como Comité de Olimpíadas Insostenibles en italiano. “Es como un encuentro entre académicos que investigan los Juegos Olímpicos, junto con la población afectada y las organizaciones sociales”, explicó Virgili.

Manifiesto de un deporte popular

En febrero de 2024 se planificó la primera reunión de colectivos que manifestaron su preocupación por las implicancias de los megaeventos deportivos que se estaban llevando a cabo y tras el anuncio de que los JJOO de Invierno volverían a Italia en dos años. En ese momento invitaron a investigadores que estudiaron los efectos de los JJOO de Invierno Turín 2006, otra ciudad del norte de Italia que fue anfitriona, y también a quienes sufrían los cambios que trajeron consigo las preparaciones para los JJOO de París 2024.

Allí confluyeron “diversos puntos de vista, de sociólogos y de activistas que lograron hacer emerger la cuestión de la ciudad”, dijo Virgili, y acotó que todo esto ocurrió en un contexto de valores compartidos “de lo que nosotros llamamos el sport popolare”. En ese sentido, Arratibel desglosó el término: “El deporte popular se basa en la amistad, en el compañerismo, en la autoorganización desde las clases más populares, donde toda la sociedad está incluida”. Asimismo, el investigador aseveró que su perspectiva “es muy importante como propuesta política alternativa a los JJOO”.

A remozar

Cuando Turín se postuló como candidata a hospedar los JJOO de Invierno de 2026 junto con Milán, desde el COI se les especificó en 2018 que necesitarían construir y mejorar sus instalaciones y el nivel de la infraestructura, y que eso implicaría costos altísimos en construcciones que luego de la competencia serían abandonadas. Por un lado, esto implicaba un gran impacto ambiental; por otro, la deuda pública de los organismos estatales, porque la ciudad de Turín se haría cargo de varios gastos. Esto llevó a que Turín cediera su lugar a Cortina d’Ampezzo, ciudad ubicada en medio de los Alpes Dolomitas, como se conoce a los Alpes italianos.

Específicamente, la investigadora italiana sostuvo que “los JJOO de Invierno de Milán-Cortina 2026 tendrán un impacto significativo en distintos puntos importantes de la ciudad, como el barrio de Corvetto, la zona de Scalo di Porta Romana y el valle Valtellina, donde están las pistas de esquí”. Corvetto, originalmente un barrio obrero, en internet es destacado por ser peligroso de noche. “Está experimentando una transformación urbana con el objetivo de convertirse en un barrio creativo y ecológico vinculado a los JJOO de Invierno”, cuenta Virgili, y acota: “Sin embargo, este proceso ha suscitado inquietudes sobre la gentrificación y el aumento de los precios inmobiliarios”.

“Sobre todo en Corvetto, barrio en el sur de Milán, sus habitantes van a tener que desplazarse porque van a construir, por un lado, la Villa Olímpica para alojar a los atletas y, por otro, alojamientos de lujo para quienes vienen a ver los JJOO”, coincidió el investigador español.

Por ejemplo, en las proximidades del patio de la Porta Romana, se erigirá la Villa Olímpica “junto a algunos espacios verdes y sostenibles”, según consigna en su web. Como consecuencia, las viviendas y alquileres en las áreas periféricas adyacentes están subiendo de precio. “Esto ocasiona la sustitución de poblaciones, es decir, va a expulsar a todos aquellos que están en los quintiles más bajos, con menores ingresos, que viven en su mayoría en condiciones de exclusión social. Aprovechan estos grandes eventos deportivos como excusa”, alertó la investigadora.

En efecto, estas transformaciones ya suceden en la ciudad, por ejemplo, cerca de una importante estación ferroviaria como Milano Rogoredo, donde hay muchas residencias estudiantiles. “Ciertamente los estudiantes son población que vive en Milán en una gran crisis, con muchas dificultades porque es una ciudad totalmente inaccesible para ellos”, detalló Virgili, pero permanecen allí con esfuerzo, en barrios periféricos como el afectado por la propuesta deportiva.

La herencia de los megaeventos y sus elefantes blancos

El término elefante blanco hace referencia a un proyecto, construcción o inversión que consume muchos recursos pero es poco útil y muy costoso de mantener. Este fenómeno no es característico únicamente del deporte ni de los JJOO, pero sobran los países que luego de ser anfitriones de una Copa Mundial de la FIFA no encuentran uso cotidiano para las instalaciones deportivas. Sucedió en Sudáfrica, sede en 2010, en Río de Janeiro, aunque fue anfitrión de la Copa de Confederaciones 2013, el Mundial 2014 y los JJOO en 2016, y más recientemente en Qatar 2022, donde se implementó la construcción del Estadio 974, compuesto de contenedores, que fue desmantelado tras el evento.

Jules Boykoff, académico y exfutbolista estadounidense, publicó un artículo este año, titulado “Los JJOO en crisis: desafíos, reformas y el camino a seguir”, en el que desenmascara el mito de que las ciudades que hospedan estos eventos deportivos dejan una “herencia positiva”. Allí ejemplificó que “en los casos de Atenas, Sochi, Río y Pyeongchang podemos apreciar cómo las infraestructuras olímpicas se convierten en elefantes blancos, infrautilizados y costosos de mantener”.

Antes, en el marco de la exposición Milano Expo 2015, varias zonas de la ciudad fueron transformadas. Arratibel sostuvo que “los JJOO de Invierno siguen esa tendencia de transformar a Milán en una ciudad de grandes eventos que poco a poco alejan a la gente desde el centro hacia las periferias”.

“Una de las dimensiones que profundizamos en el marco de los actos del 1° de Mayo es la del trabajo, ya que los JJOO de Invierno utilizan mucho el sistema de subcontratos, así que nunca se sabe quién trabaja para quién; los derechos de los trabajadores se ven cada vez más erosionados y, sobre todo, la seguridad laboral es cada vez menor”, sentenció la investigadora.

Este fenómeno sucede, según exponen los investigadores, porque las empresas presentan una oferta que se basa en los criterios de la licitación, el municipio decide a quién asigna el trabajo y esas empresas subcontratan a otras, de las que “no se sabe realmente quién trabaja allí ni qué derechos tienen esos trabajadores”. Además, tienen que trabajar rápido porque “los JJOO se aproximan y la seguridad laboral es cada vez menos priorizada”, recalcó Virgili, y completó: “Como también ocurrió con la Expo en 2015 y es cada vez más común en los grandes eventos, reina la dinámica del trabajo gratuito o voluntario”.

Esto comprende prácticas para jóvenes, pasantías y voluntariados; para Milán-Cortina 2026 se reclutó a 1.800 jóvenes. “Trabajar en los JJOO es una gran oportunidad, puesto que mejora tu currículum, te da experiencia, pero es un trabajo gratuito. Mientras que un argumento para promover que las ciudades alberguen los JJOO es que generan trabajo, este tipo de trabajo es precarizado, mal remunerado y arriesgado”, sostuvo Virgili.

Se apaga la antorcha

En adelante, el COI no tiene una agenda marcada. Se amolda a lo que sus bases de resistencia decidan. Al ser un conglomerado de colectivos con diferentes demandas, la organización es un aspecto primordial para seguir manifestándose, más allá de los JJOO de Milán-Cortina.

“Es probable que la situación se agrave en todas las ciudades, no sólo entre los ciudadanos del arco alpino. Cuanto más nos acerquemos al evento, los problemas existentes afectarán cada vez a más colectivos”, pronosticó Virgili. Por lo tanto, para la investigadora “el objetivo es fortalecer las comunidades, construir vínculos dentro de la ciudad, de la montaña, a nivel nacional e internacional”. Para eso es importante la transversalidad y, “más allá de las manifestaciones puntuales, estar presentes de una forma transversal en todas las luchas”, resumió Arratibel.

Los integrantes del COI dejaron claro que “este movimiento no se terminará cuando se apague la llama de estos JJOO de Invierno”. El investigador español vaticinó que “cuando acaben, en marzo de 2026, recién veremos las consecuencias reales de todo, lo que va a quedar va a ser un pozo y va a ser duro tanto para las comunidades como para la ciudad”.

De todos modos, los investigadores valoraron que “la riqueza de este colectivo, unido bajo la pancarta de ‘No a los JJOO’, es la diversidad”. “Cada uno lo lleva a su manera desde la opresión que vive. Hacia afuera es contra las Olimpíadas, pero cada colectivo a la interna lo demuestra o lo expresa a su manera”, dijo Arratibel, y concluyó: “Mostramos que existe una propuesta deportiva alternativa a los JJOO, que venden esa idea del deporte destructivo que modifica ciudades, aleja personas y transforma paisajes; desde el COI buscamos un deporte popular, donde hay lugar para todos”.

Montaña, valle y ciudad

Frente a la noticia de que el megaevento deportivo tendrá lugar en su región, gran parte del tejido de colectivos de las ciudades se ha movilizado, “los más directamente afectados y quienes están analizando los problemas de la ciudad desde la teoría”, cuenta Arratibel. Gracias a la movilización, los colectivos se han acercado al COI de diversas formas y con distintas luchas y reclamos.

Virgili destacó que los JJOO de Invierno “son muy interesantes porque impactan en la ciudad, las montañas, los valles y en todos los paisajes en distinta medida”. En ese sentido, relató que “ha sido desafiante e interesante coordinar diferentes grupos con distintos intereses, necesidades y análisis de la misma situación”. “En la montaña quizá no hay tantos representantes del mundo académico, sino comunidades autoconvocadas. Como dijo Unai, en las ciudades están quienes participaron en las protestas contra la Expo 2015 y los compañeros que recuerdan los cambios que implicaron los JJOO de Invierno de Turín 2006”, recordó la investigadora.

Desde la manifestación del 10 de febrero de 2024, que concretó los esfuerzos iniciales, se acercó mucha gente de varias ciudades del norte de Italia y los valles cercanos. “Es difícil tener un colectivo capaz de movilizarse y que sea representativo de una comuna de montaña. Son pueblos que llevan mucho tiempo viviendo de ese tipo de turismo. No es fácil hablarles de la devastación de las montañas e invitarlos a pensar en otro tipo de turismo y acceso a las montañas; es difícil sacarlo a colación, porque la gente vive de eso a diario, no tiene otros trabajos”, dijo Virgili, y añadió que es “un diálogo un tanto difícil, no queremos acercarnos con un discurso paternalista desde la ciudad o desde la academia, en el que expliquemos cómo funcionan las cosas en la montaña o cómo deberían funcionar”.

Es que el negocio de las pistas de esquí en las montañas es la base del sustento de estas comunidades, y los JJOO de Invierno parecerían ofrecer una oportunidad muy redituable. “Sucedió en las exposiciones en Milán. Quienes asisten alquilan un apartamento en Airbnb y con esa ganancia puntual los dueños obtienen ingresos equiparables a todo un año alquilando a menor precio a estudiantes u otros habitantes”, comparó el investigador español.

Nieve falsa, ganancia real

Los Alpes ocupan cerca del 10% de la extensión territorial de Italia. La cordillera se extiende por más de 1.200 kilómetros, la nieve reina hasta la frontera con Francia y Suiza. Entre montañas y valles, las pistas de esquí proliferan. Diez millones de personas se reparten en pueblos y comunas pequeñas que, en su mayoría, viven del turismo y ciudades de más de 100.000 habitantes. En este caso, ya sabemos cómo afectará a la ciudad de Milán, pero el evento tiene incidencia directa también en la ciudad de Cortina d’Ampezzo y en toda la zona de valles y montañas de los Alpes Dolomitas, donde habrá competencia principalmente en las pistas de esquí que ya existen y en las que prevén ampliar.

“Ese es un problema muy importante: la creación de nieve artificial gasta mucha energía y consume mucha agua. Desde la organización quieren ampliar artificialmente algunas pistas situadas donde no nieva mucho, en las zonas más bajas de los Alpes”, alertó Arratibel, y sentenció: “También está sucediendo en Arabia Saudita, donde van a desarrollarse los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029 y planean construir pistas de esquí en montañas con un clima mediterráneo donde apenas baja de los 0º”.

En palabras de la socióloga e historiadora canadiense Helen Lenskyj en su obra Los JJOO, un enfoque crítico, “los JJOO de Invierno son insostenibles por definición: requieren infraestructuras costosas, consumo masivo de recursos y alteran ecosistemas frágiles, especialmente en zonas de montaña”. Ante esta “lógica extractivista de los megaeventos”, la socióloga propone “una visión de la montaña basada en la autogestión, el respeto a los límites ecológicos y la participación real de las comunidades”, y esta perspectiva se alinea perfectamente con el Comité de Olimpíadas Insostenibles.

“Hacer un frente común a nivel internacional es importante y al mismo tiempo es un desafío por ahora”, aseveró el investigador español, y Virgili completó: “A nivel nacional también hay dificultades; al ser un problema específico de nuestra zona, hacer un frente nacional en Italia implica un trabajo bastante arduo”.

Ambos coinciden en que su tarea está lejos de ser considerada completa. En la actualidad se están comunicando con otras ciudades que han pasado por procesos similares como Tokio, Los Ángeles y París. “Compartimos experiencias, tácticas y métodos de lucha”, reconocieron. El gran reto es coordinar con su correspondiente del país vecino, según Arratibel, porque en 2030 los JJOO vuelven a los Alpes, pero del lado francés. “Hay proyectos para hacer JJOO internacionales por todo el arco alpino. En este caso los Valles Meridionales afectados son italianos, pero al norte también están los Alpes franceses y suizos”, consideró el investigador, y concluyó: “El capital se está organizando de una forma transfronteriza para llevar adelante estos juegos y todas las obras que sean necesarias, por lo tanto, es necesario que la resistencia se organice internacionalmente”.

¿Y a mí qué me importa?

En Uruguay, se planifican muchos cambios de cara al único partido que alojaremos en el Mundial 2030, al igual que Argentina y Paraguay en honor a los 100 años de la primera Copa del Mundo. Serán modificaciones logísticas, pero también urbanísticas, para un evento que durará un solo día. “Con el Mundial de 2030 se actualizará el estadio Centenario y se transformarán los accesos y alrededores para hospedar a hinchas, planteles y periodistas; esto lo va a pagar en mayor o menor medida la Intendencia de Montevideo o el Estado uruguayo”, alertó el investigador de la Udelar.

Mora comparó las situaciones: así como “la gente de la montaña italiana, con sus pequeñas tiendas, restaurantes y negocios, gracias a los JJOO de Invierno obtiene buenas ganancias por un evento puntual, lo mismo sucede en Uruguay y en todo el mundo”. El pequeño empresario o emprendedor obtiene un beneficio extra cuando vienen estos grandes emprendimientos internacionales, por más que la inversión inicial para que el evento se lleve a cabo allí la pague la administración pública.

A pesar de que el evento se ve lejano en el tiempo, ya se han barajado propuestas de un Mundial de fútbol en 2030 con 64 equipos. Esto magnificaría el torneo, lo que haría que, casualmente, más partidos se jueguen en este continente, además de en España, Portugal y Marruecos.

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