Mateo Vista y Agustín Rodríguez juegan en Sportivo Cerrito, en la Segunda División Profesional. Aunque lo de profesional, como siempre, está en tela de juicio. La tela para cortar dice que se vuelve a repetir que una ambulancia demora aproximadamente media hora en llegar al lugar donde se la necesita. Sí, también les pasa a quienes no juegan al fútbol, pero el tema de las ambulancias es de larga data en un deporte de contacto en el que, cada tanto, suceden accidentes de este tipo u otros, de los que se ha hablado tanto en los últimos tiempos, que implican descompensaciones coronarias, por ejemplo.

En abril de 2011 Rodrigo Mieres fue retirado del Complejo Rentistas, con una fractura expuesta, en un banco de madera que sacaron de la barbacoa. Después de los cientos de ejemplos que lamentablemente han sucedido desde 2011, una situación similar –o incluso peor– ocurrió este sábado en el Parque Palermo. Rodríguez y Vista, compañeros en el auriverde, chocaron en el aire cuando pugnaban por el balón en el partido que disputó su equipo contra Uruguay Montevideo.

Una vez recuperado y en el hospital, Vista declaró a la prensa: “En el momento, cuando caí, estaba boca arriba y veía que todos se agarraban la cabeza. Veía sangre y nada más, no sabía bien qué tenía. Ahí el médico me dijo que me quedara tranquilo y empezaron a hacerme el procedimiento para parar el sangrado”. Ambos futbolistas fueron retirados del campo y esperaron media hora una ambulancia, recostados en un banco de cemento sobre la calle Ricaldoni. En el Parque Palermo había una ambulancia que, por protocolo, sólo cumple funciones de primeros auxilios hasta que otra ambulancia llega para hacer el traslado. “Estuvimos en los bancos de la plaza esperando. No tenía noción del tiempo porque estaba muy mareado, pero por lo que me dijeron fueron 25 minutos. Un desastre. Las sanidades de Cerrito y Uruguay Montevideo estuvieron con nosotros y nos taparon con camperas”, explicó el futbolista. El partido siguió su curso y terminó en un empate sin goles. “Estando en la calle estaban nuestros compañeros y rivales con nosotros. Pensé que se iba a suspender, porque la situación fue bastante grave. Mis compañeros no estaban enfocados como para seguir. No sé por qué se decidió continuar. Creo que debía suspenderse”, expresó.

Rodríguez fue el que se llevó la peor parte: “Me está bajando la inflamación. Ahora no puedo ver”, explicó el mediocampista a la radio Carve Deportiva. “La parte frontal del cráneo se me desplazó y en la parte interna tengo una fractura, pero no llegó a desplazarse”, dijo Rodríguez. “Me vuelven a abrir, me traen el hueso a su lugar, me ponen una chapa con un tornillo y ahí queda fijo”, explicó.

Diego Scotti, presidente de la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales, se puso a disposición de ambos. Pero es cierto que el protocolo volvió a fallar y que la situación de vulnerabilidad de los futbolistas sigue en la precariedad, sobre todo en la Segunda División.