Larrañaga armó el mejor plantel de la divisional, fue el mejor de la fase regular y lo confirmó en playoffs ganándole la serie a Verdirrojo por 3-2. El último partido fue el de la consagración y el nerviosismo previo, pero el equipo demostró en cancha coronando el objetivo: el milrayitas es de primera.

Nunca jugó en la Liga Uruguaya pese a que ascendió deportivamente en 2016, esa vez prefirió vender la plaza en el máximo torneo para priorizar las obras. Su última temporada en primera división fue en 2003, en el extinto Federal.

Para la próxima Liga Uruguaya comenzará con tres puntos menos producto de una sanción que pesa. Ya será tiempo de preocuparse por eso, hoy es todo festejo.

A la cancha

El primer tiempo tuvo un cuarto para cada lado, en el primero Larrañaga jugó a altísimo nivel, pasando bien el balón, con buenos porcentajes de 6.75 y abriendo con facilidad una defensa en zona que nunca dio la talla. Con soberbia actuación de Nicolás Hueso Martínez dentro de un colectivo que funcionó notable, los de Guzmán Álvarez se fueron 34-21 arriba.

En el segundo cuarto Verdirrojo, que había dependido de Martín Mayora, elevó la intensidad defensiva y desde ahí ganó confianza. Xavier Cousté y Federico Haller tuvieron buenos pasajes ofensivos de calidad para acercarse, los del Cerro permitieron solamente nueve puntos de su rival y se fueron 43-40 abajo al descanso largo.

El tercero fue muy parecido al inicio, Larrañaga fundamentó su éxito desde la defensa férrea, con talla alta para custodiar el rebote y poder correr la cancha. En los primeros minutos sacó doble dígito de diferencia y lo controló hasta el final del chico, se fue 69-58 al último. La diferencia del tanteador se reflejaba en cancha, el locatario fluía y tenía claro dónde estaban sus ventajas mientras que Verdirrojo jugó a empuje pero sin claridad.

En el período final rápidamente Larrañaga estiró su ventaja a 16, sin sus figuras en cancha pero con gran rendimiento colectivo atrás y los puntos de Joaquín Jones y Mateo Cancela adelante.

Ahí se liquidó definitivamente, el elenco del Cerro no tuvo restos anímicos ni basquetbolísticos para traerlo. La parcialidad festejó en el Doña Natividad Rivera: Larrañaga es de primera.