La primera reunión del Comité de Coordinación Macroeconómica —compuesto por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco Central (BCU)— en esta administración trajo como novedad el anuncio de una nueva meta de inflación para 2022 y de un plan que apuntará a “desdolarizar la economía”. Así lo explicaron este jueves en conferencia de prensa la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, y el presidente del BCU, Diego Labat.

La inflación no es otra cosa que el aumento de los precios de una economía, y la releva cada mes el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) con el Índice de Precios del Consumo (IPC). En el acumulado de 12 meses a julio, el registro se ubicó en 10,13% y está desacelerándose desde que en mayo llegó al 11,05%.

Hace varios años que el rango meta para la inflación se ubica entre 3% y 7%, aunque ha sido incumplido sistemáticamente. Ahora las autoridades decidieron que bajará el rango indicativo en un horizonte de 24 meses —período por el que toma las decisiones el Comité de Coordinación Macroeconómica—, esto es septiembre de 2022, cuando pasará a estar entre 3% y 6%. La reducción está en línea con las estimaciones del gobierno, que en el Presupuesto Quinquenal que presentará el lunes proyecta una inflación de 3,4% al final del período en 2024.

Para lograrlo, explicaron las autoridades, se apostará a una mayor coordinación entre la política fiscal, la salarial y la monetaria —emisión—. Arbeleche dijo que “la mejora del resultado fiscal está detrás” de la baja de la inflación: el déficit del sector público se proyecta que crezca a 6,5% hacia fin de año por los gastos asociados a la pandemia, y que comience a bajar gradualmente desde 2021 hasta llegar a 2,5% al finalizar el período.

En materia salarial, la ministra de Economía expresó que en el sector privado se acordó “un período puente (hasta 2021) donde el salario real acompañe la caída de la actividad”, y aún se negocia con los trabajadores públicos, aunque la fórmula del gobierno también establece una caída del poder de compra para este año. “Esto también forma parte de la trayectoria descendente (de la inflación) que buscamos”, señaló.

Sobre la política monetaria que maneja el BCU, Labat anunció que la próxima semana volverá a reunirse el Comité encargado del asunto, para avanzar en el cambio de instrumento ya anunciado: se dejará de usar la herramienta de agregados monetarios que regula la cantidad de dinero circulante, para ir a una política de tasas de interés que le pone un precio al dinero. “La política monetaria será consistente con el pronóstico de inflación”, indicó el titular del BCU.

Labat agregó que este conjunto de medidas forman “un plan ambicioso” que procurará que la inflación llegue a “niveles razonables” al final del período, así como “dar señales de largo plazo sobre la tendencia” de los precios para los agentes económicos. Consultado por la diaria, Labat expresó que confía que “en los próximos meses la inflación seguirá cayendo gradualmente, aunque aún fuera del rango”, y que “seguramente el año próximo” comience a alinearse con el objetivo.

“Que los uruguayos confíen en su moneda”

Labat explicó que la desdolarización de la economía es “una agenda de mediano y largo plazo que debe liderar el BCU pero contar con el compromiso de otros organismos públicos y del sector privado”. Aparte de tener una inflación más baja como “condición necesaria” para alcanzar esto, también deberá encararse una “reforma cultural” que abarque aspectos como dejar de expresar precios en dólares y profundizar el mercado de capitales en moneda local.

“Lo importante es que el uruguayo confíe en su moneda como pasa en otros países”, sostuvo, y puso de ejemplo el proceso que atravesó Perú en los últimos años para desdolarizar su economía. “Es un camino que tiene un montón de ventajas a la larga para el país. Un ejemplo puede ser la mejor explicación: si una empresa en momentos de crisis tiene ingresos en pesos y está endeudada en dólares tendrá dificultades, pero si el país estuviera desdolarizado esa empresa podría tomar créditos en pesos y tendría menor riesgo”, manifestó el presidente del BCU.

Por otra parte, aclaró que el proceso no tiene ninguna incidencia en el valor del billete verde. El objetivo es que “a mediano plazo la gente transaccione más en pesos”, concluyó.