Este domingo se inauguró el vigésimo Congreso del Partido Comunista Chino que, a diferencia del anterior, se enmarca en un contexto económico menos favorable caracterizado por una multiplicidad de riesgos latentes que podrían materializarse en varios frentes.

En particular, el desempeño económico durante 2022 no ha sido bueno. Concretamente, y en línea con lo previsto, la economía china se contrajo 2,6% en términos trimestrales durante el segundo trimestre. Detrás de este dato, pesaron los impactos asociados a la política de tolerancia 0 frente a la covid-19, y a la crisis que atraviesa el sector inmobiliario, un sector clave para el país que viene arrastrando problemas desde hace varios meses -representa más del 20% del PIB-.

El año pasado la economía china creció 8,1%. Este dato, a diferencia de lo ocurrido con la mayoría de los países, no refleja un “rebote estadístico” tan acusado de la actividad, dado que el gigante asiático fue uno de los pocos países que no cayó durante el primer año de la pandemia; la economía se expandió 2,3%, con una recuperación “en forma de V” entre el primer y segundo trimestre.

Sin embargo, los problemas se han ido acumulando y hoy las perspectivas sugieren un dinamismo mucho más moderado del que ha caracterizado al país en los últimos 42 años. Como se aprecia en el gráfico 1, la tasa de crecimiento anual promedio durante ese período se ubicó en el entorno de 9,4%, un desempeño extraordinario sobre el que se asentaron múltiples procesos y transformaciones que, de alguna manera, explican cómo llegó China a disputarle el liderazgo global a Estados Unidos actualmente.

Foto del artículo 'La economía china en el marco del vigésimo Congreso del Partido Comunista'

La evolución de la participación en el PIB mundial, recogida en el gráfico 2, es ilustrativa de este fenómeno. Antes de plegarse exitosamente a la globalización, y también al sistema capitalista, el país representaba apenas el 2,3% del producto mundial, un peso 10 veces más bajo que el de Estados Unidos (21,3%). Esta situación cambió drásticamente en la actualidad, dado que el peso de China en la economía mundial aumentó hasta el 18,7%, mientras que la participación de Estados Unidos cayó al 15,7%.

No obstante, como se alertó, las previsiones para el corto plazo son significativamente más modestas a la luz de la historia reciente. Es cierto que este fenómeno refleja en parte un cambio en el modelo de crecimiento, que traslada el foco desde la cantidad hacia la calidad (más desarrollo que crecimiento). Esta transición, que implica recostarse menos sobre las exportaciones y más sobre el mercado local, sofisticando el consumo de una población mucho más rica en términos relativos que la de hace cuatro décadas, tiene implícitas tasas de expansión más moderadas respecto a los registros del pasado.

El problema es que hay otra parte de esas perspectivas más modestas que refleja dificultades económicas coyunturales, como la de la covid-19 o la del sector inmobiliario, pero también desafíos estructurales de más largo aliento.

Perspectivas de corto plazo

Como consecuencia de los problemas señalados, el FMI revisó a la baja las proyecciones de crecimiento para 2022 y 2023, en sintonía con lo que han hecho otros organismos internacionales recientemente. En concreto, la economía china se expandiría 3,2% este año y 4,4% el siguiente. Esto implica, con relación a lo previsto en abril, un recorte de 1,2 puntos porcentuales (p.p.) para 2022 y de 0,7 p.p. para 2023.

Bloomberg, por otro lado, estima cuatro trayectorias de crecimiento para los próximos años, pero con un escenario base que sitúa el crecimiento entre 4% y 5% anual.1 En el peor escenario, que incorpora la materialización de riesgos financieros, bancarios y geopolíticos, las expansiones anuales podrían ser incluso inferiores al 3% durante la próxima década.

Perspectiva a mediano plazo

Desde una perspectiva más larga, el envejecimiento de la población, asociado a la caída de la tasa de natalidad y al aumento de la esperanza de vida, implica un desafío para el potencial de crecimiento, dado que se comprime la población en edad de trabajar, y también para otros frentes, como el previsional.2 Siendo que el margen para expandir el crecimiento por la vía de la inversión (en especial en infraestructura) también se acortó con relación al pasado, la clave pasa ahora por promover mejoras adicionales de la productividad, y eso siempre es más desafiante que la acumulación de factores productivos.

Por otro lado, más allá de ese viraje intencional entre dos modelos de crecimiento distintos, todavía hay un rezago relevante para acercar el desarrollo hacia estadios más avanzados. Por ejemplo, el peso que tiene el consumo con relación al PIB es del entorno de 40%, una cifra que está lejos de los umbrales que exhiben economías más avanzadas (superior a 70%). Además, el ingreso medio en China todavía representa la tercera parte del ingreso medio estadounidense, por poner un ejemplo.

A su vez, como indica la tesis del economista serbio Branko Milanović, el tipo de capitalismo chino, “el capitalismo político”, encierra dos contradicciones que lo posicionan en un equilibrio inestable.3 Primero, la que surge de la convivencia entre una élite tecnócrata, calificada y seleccionada por sus méritos, y la aplicación selectiva y arbitraria de la ley. Segundo, la contradicción entre la desigualad que genera el uso discrecional del poder y la ausencia del imperio de la ley, y la desigualdad que puede erosionar la legitimidad del modelo en un entorno de menor dinamismo.

Con un crecimiento más moderado, y ante un posible viraje más autoritario por parte de sus autoridades, será más difícil continuar administrando la inestabilidad intrínseca a este tipo de capitalismo, que de alguna manera fue el que hizo posible el milagro chino de las últimas cuatro décadas.


  1. China's Shot at Overtaking the US Economy Is at Stake in Xi's Next Term. Bloomberg. 

  2. China y su Partido Comunista: ¿por los siglos de los siglos? la diaria

  3. Para profundizar sobre este aspecto ver Un cuento serbio: China y el futuro del capitalismo. la diaria