Mientras comenzamos la recuperación pospandemia y atravesamos las primeras consecuencias del conflicto en Europa Oriental, el diálogo entre países y la cooperación internacional, que siempre son necesarios, se vuelven indispensables. A nivel regional, los factores que van a incidir en las políticas de los próximos dos años en materia de alimentación y agricultura se plantearán a fines de marzo, durante cuatro días de diálogo entre técnicos y ministros de toda la región.
Está confirmada una importante convocatoria de secretarios de Estado en Quito, Ecuador, en la Conferencia Regional de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), a realizarse del 28 de marzo al 1 de abril. Se trata de una instancia clave para coordinar y acordar cómo resolver los desafíos que enfrentan los sistemas alimentarios en su conjunto en el corto y mediano plazo. Esos sistemas —que son los que parten del ambiente, la tierra, el campo, la producción agropecuaria hasta llegar a las góndolas, las ferias y las mesas de la gente, pasando por el transporte y la industria— van a ser motores fundamentales para superar la crisis generada por la pandemia, que golpeó a América Latina más fuerte que a cualquier otra región del planeta, y también para atravesar la nueva crisis que está causando la confrontación en Europa Oriental.
Los sistemas alimentarios son responsables de hasta 35% del Producto Interno Bruto y contribuyen al 25% de las exportaciones de la región: son fundamentales para la recuperación de la economía, pero también para promover el acceso a dietas saludables, generar empleo en áreas rurales y urbanas y administrar los recursos naturales de manera sostenible. ¿Cómo lograr que el comercio internacional de alimentos sea más resiliente? ¿Qué medidas adoptar? ¿Cómo apoyar a los más vulnerables para protegerlos del hambre y asegurar una alimentación adecuada para todas las personas?
Estos interrogantes serán parte del diálogo entre países de América Latina y El Caribe, donde se analizarán las propuestas de la FAO (ver recuadro) y de los gobiernos participantes, para poder acordar objetivos en común que permitan ofrecerle alimentos saludables y nutritivos a toda la población, producidos cuidando los recursos y el ambiente en el marco de los desafíos que plantea el cambio climático.
Uruguay es un país productor de alimentos, la economía agrícola representó 7,5% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional en 2020 y, en su conjunto, el sector agropecuario representa casi 80% de las exportaciones uruguayas. Por lo tanto, las discusiones de la Conferencia Regional de la FAO y las decisiones que allí se tomen serán relevantes para el país en su conjunto, ya que afectan a todo el sistema alimentario y a la economía nacional.
Esa instancia, que se celebra cada dos años, configura el máximo órgano rector de nuestra Organización en la región y los aportes de los gobiernos, organizaciones de productores, academia, sector privado y otros organismos de cooperación van a permitir definir las prioridades y acciones necesarias en materia de ciencia, innovación y también de políticas productivas, sociales, económicas y ambientales que garanticen el desarrollo sostenible de Uruguay y la región.
Los resultados alcanzados en los últimos dos años en materia de seguridad alimentaria y nutrición podrán ser valorados y los participantes debatirán sobre tres prioridades regionales fundamentales: sistemas agroalimentarios sostenibles para proporcionar dietas saludables para toda la población, sociedades rurales prósperas e inclusivas y agro sostenible y resiliente en materia de medioambiente.
En suma, el objetivo es lograr una transformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles para alcanzar una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medioambiente y una vida mejor para todas y todos, sin dejar a nadie atrás. Y también por eso, cualquier persona interesada podrá ver todas las reuniones plenarias en línea. Uruguay podrá mostrar su liderazgo y ser un actor dinámico en la toma de decisiones de la Conferencia, porque sabemos que es un ejemplo de institucionalidad, seriedad y que cuenta con experiencias valiosas para compartir con sus socios de toda la región, mostrando un camino posible hacia el cumplimiento de los objetivos mundiales de desarrollo sostenible que los países se fijaron para 2030.
Tito Efraín Díaz es representante adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en Uruguay.