Durante los últimos meses, las críticas hacia la política monetaria desplegada por el Banco Central del Uruguay (BCU) para contener las presiones inflacionarias se han ido incrementando, en línea con el deterioro de la competitividad-precio que viene acumulando la economía uruguaya en lo que va del año. Como ha sido analizado en varias oportunidades desde este espacio, el peso uruguayo fue una de las pocas monedas en el mundo que se apreció frente al dólar durante 2022. En efecto, el tipo de cambio nominal cerró el año con un retroceso superior a 11%, cotizando en el entorno de 40,1 pesos.

En línea con la evolución nominal, el tipo de cambio real (TCR) también cayó de forma pronunciada durante el año pasado, profundizando el desvío respecto al promedio histórico.1 En particular, el TCR global retrocedió 2,8% entre octubre y noviembre. El comportamiento mensual no fue el mismo para todas las referencias consideradas por el BCU. Por un lado, el indicador mejoró con relación al Reino Unido (1,3%), Europa (0,7%) y México (0,4%). Por el otro, perdió terreno con China (-2,8%), Brasil (-3%), Estados Unidos (-3%) y Argentina (-4,3%).

El panorama cambia al tomar como punto de referencia noviembre de 2021, dado que, en ese caso, la caída del indicador es generalizada. Desde esta perspectiva, el retroceso mayor corresponde al caso de China, con una caída en el entorno de 25%. Le siguen el Reino Unido (-19%) y Europa (-18%).

Por último, la comparación frente al promedio histórico (2000-2022) deja en evidencia el encarecimiento relativo que viene procesando el país desde el año pasado. En el caso del TCR efectivo, que es el que considera conjuntamente todas las referencias relevantes, la brecha respecto a ese umbral de referencia se ubicó en el entorno de 32%. Detrás de lo anterior, pesó más el desvío contra los países de la región (39%) que con el resto del mundo (23%). En particular, con los datos actualizados a noviembre, la brecha de precios relativos más relevante es con Argentina y se sitúa en el entorno de 50%. Detrás aparecen Brasil (38%) y el Reino Unido (34%). Para el caso de China, la distancia respecto al promedio histórico está ahora próxima a 18%.

En efecto, la trayectoria del TCR constituye una de las diversas manifestaciones asociadas a la erosión de la competitividad, que es lo que está detrás de los reclamos que se han ido intensificando por parte del sector productivo y sus diversas agrupaciones. Si bien este fenómeno estuvo compensado por un escenario internacional sumamente benevolente durante los primeros ocho meses del año, el cambio en la dirección del viento que tuvo lugar a partir de setiembre es lo que le da marco a la intensificación de los reclamos, especialmente por parte de los sectores agroexportadores. De hecho, las caídas interanuales de las exportaciones de bienes se han ido profundizando durante los últimos tres meses.

Es importante notar, igualmente, que este es un indicador limitado que no alcanza para dimensionar de forma integral un fenómeno tan amplio y complejo como es el de la competitividad. Lo mismo puede decirse sobre la comparación con los promedios históricos, que no logra capturar adecuadamente la evolución de los fundamentos que están detrás de los vaivenes del TCR (tasas de interés, precios internacionales, gasto interno, productividad, entre otros). Dicho esto, no deja de ser una aproximación ilustrativa sobre esta problemática. Además, los modelos que sí recogen los cambios de los fundamentos también apuntan en el sentido de un desajuste entre el nivel actual y el que se desprende de la consideración conjunta de esos fundamentos.


  1. El TCR es un indicador de precios relativos que muestra la evolución de los precios domésticos medidos en términos de moneda extranjera respecto de la evolución de los precios internacionales o de una economía puntual. Por ejemplo, el TCR bilateral con Argentina refleja el poder de compra del dólar en nuestro país contra el poder de compra del dólar en Argentina.